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El nuevo Milei: Menem sin patillas

El triunfo electoral y el respaldo de Estados Unidos ubican por primera vez a Milei en posición de convertirse en lo que, hasta hace pocas semanas, solo proyectaba un puñado de libertarios entusi...

El nuevo Milei: Menem sin patillas

El triunfo electoral y el respaldo de Estados Unidos ubican por primera vez a Milei en posición de convertirse en lo que, hasta hace pocas semanas, solo proyectaba un puñado de libertarios entusi...

El triunfo electoral y el respaldo de Estados Unidos ubican por primera vez a Milei en posición de convertirse en lo que, hasta hace pocas semanas, solo proyectaba un puñado de libertarios entusiastas: un presidente transformador. Los empresarios, la dirigencia política, el mundo diplomático y el mercado han empezado a tomarlo en serio y le ven ahora posibilidades de ir más a fondo. Hacía tiempo que la Argentina no estaba, por ejemplo, tan cerca de discutir una reforma laboral.

El cambio es evidente en encuentros corporativos y grupos de WhatsApp. Ya no aparecen tantas críticas al programa económico y varias decisiones y consignas merecerán también alguna revisión. ¿La propuesta de reunirse con Kicillof sigue en pie en la Asociación Empresaria Argentina o ya se canceló? Estaba en la agenda preelectoral. Hasta en el Instituto Patria aceptan últimamente la necesidad de cambios en la legislación laboral o en la tributaria. El kirchnerismo parece, desde el 26 de octubre, caminar sobre ideas rotas. Anteayer, al cabo de la primera jornada del juicio por la causa de los Cuadernos, la líder del PJ salió al balcón a saludar a una militancia que no llegaba a diez personas. Máximo Kirchner quedó molesto con varios. Con Cristóbal López, por ejemplo. Dice que, desde que Fabián de Souza tiene menos peso en C5N, los invitados de La Cámpora casi no tienen lugar. La autocrítica peronista mira últimamente más a la derecha que a la izquierda, y no hay nadie en condiciones de anticipar ni siquiera precandidaturas para 2027. Volvió además una palabra en desuso para dirimir diferencias partidarias: internas.

El peronismo ya no asusta al mercado. Los desafíos del Gobierno están ahora en otro lado. Debe hallar un equilibrio: avanzar todo lo posible en un país corporativo y reacio al cambio, pero sin caer en la tentación de un sobregiro que lo haga tropezar. No es fácil después de una victoria. Entre el lunes y el martes de la semana pasada, 48 horas después de las elecciones, los diputados Carla Carrizo y Roberto Sánchez, dos de los radicales que no renuevan la banca, no pudieron entrar en sus despachos porque les habían cambiado la cerradura. “Quieren nuestros lugares”, dicen en el bloque. En el oficialismo contestan que lo hicieron para iniciar una transición ordenada: que buscan evitar la clásica irrupción de los históricos sobre los espacios nuevos. Los salientes piden más tiempo para llevarse los papeles. “O por lo menos que no empiecen por nosotros”, se quejaron. Habrá por unos días dos cerraduras simultáneas.

El apuro incluye la nueva conformación parlamentaria. El Gobierno espera tratar las próximas leyes en sesiones extraordinarias: el presupuesto 2026 entre el 10 y el 31 de diciembre, y las reformas laboral, tributaria y penal desde la última semana de enero. Parte del trabajo recaerá en Diego Santilli con los gobernadores. Su designación no solo le abre un canal rápido al Gobierno, sino que además vuelve innecesaria cualquier intermediación de hecho a través de legisladores ajenos. En diciembre de 2023, dada la debilidad parlamentaria de Milei, opositores como Massot, Monzó o Pichetto asomaban como nexos con las provincias. Fue Pichetto quien, por ejemplo, acordó con Daer los primeros trazos del régimen laboral de la Ley Bases.

Pero vienen otra etapa y nuevos protagonistas. Quizá con cuidados similares. Es probable que, por ejemplo, se vuelvan a excluir del proyecto laboral capítulos o institutos sensibles como la doble ventanilla en la cuota sindical, el aporte solidario o las obras sociales. No hacerlo sería el camino más corto para unir a la despedazada CGT. La nueva normativa propone otras modificaciones. Entre ellas, sentencias de indemnización “no exorbitantes” y “razonables”.

Los gobernadores no están necesariamente en contra, y en algún punto hasta avalan varios artículos, pero pedirán bastante a cambio. “No vamos a regalar las reformas”, lo oyeron decir en el Coloquio de IDEA al mendocino Alfredo Cornejo, un aliado del Gobierno. Las provincias necesitan rediscutir recursos y tienen menos compromisos con los gremios. Dicen que solo la Osecac, la obra social del Sindicato de Comercio, maneja más fondos que siete provincias.

La Casa Rosada deberá, en cambio, dosificar sus ímpetus. No están todos de acuerdo. Federico Sturzenegger, ministro de Desregulación y uno de los orfebres de la reforma, quisiera ser más drástico. Pero vuelve a chocar contra funcionarios que prefieren una opción más segura: que las leyes salgan. Algunos piden aprender de los errores de la Ley Bases. Haber eliminado por completo las multas, por ejemplo, les dio a los abogados laboralistas la alternativa de reemplazar esas sanciones con la figura de daños y perjuicios, algo que para el empleador representa el mismo costo. ¿Sirvió además el blanqueo, que prácticamente no tuvo resultados? Hay propuestas de aliviar la penalidad y bajar contribuciones. “Ustedes quieren que el Estado no recaude”, les contestó en una de las reuniones Sturzenegger.

Milei tendrá un año entero sin elecciones. Es una enorme ventaja. Más cuando todo el establishment económico da por sentado y parece haber asimilado un cambio de régimen. Ya casi nadie en la Unión Industrial Argentina se queja del tipo de cambio. La conferencia anual del próximo jueves tendrá paneles que en todo caso servirán como sutil advertencia: que la competitividad no se resuelve con solo dos reformas. Pero existe ánimo de no perturbar a un gobierno que hasta octubre no tenía un defensor en las reuniones de junta directiva. Ahora hacen fila para destacar logros. “Estamos en la temporada alta del ‘siempre los banqué’”, dijo alguien que interactúa con el sector fabril.

El Gobierno necesitará además una estructura interna cohesionada. El “triángulo de hierro” puede estar más difuso y hasta haberse roto definitivamente, pero sigue dando señales de fricción. “Eso ya se resolvió”, anticipan los libertarios. No hay dudas de que Karina Milei, que encabezó esta semana dos reuniones con legisladores, salió airosa de la elección. Ella siente que el resultado legitimó su estrategia y hasta celebra que analistas con los que tiene diferencias lo estén consignando. ¿Santiago Caputo piensa lo mismo? Habrá que verlo andar. La salida de Guillermo Francos descomprimió bastante la tensión. Igual que otros recambios. Cecilia Loccisano, viceministra de Salud, acaba de ser reemplazada por Guido Giana, cercano al ministro Mario Lugones y, por lo tanto, a Caputo. Loccisano y Giana tenían diferencias por la relación con droguerías y laboratorios.

Milei espera contar desde el 10 de diciembre con un número de legisladores que le permita gobernar. Tendrá como aliado a Pro, con cuyo líder deberá también mejorar la relación. Macri insistió esta semana en que seguía “desilusionado”. Le molesta que el jefe del Estado haya desatendido su propuesta de darle a Ritondo la presidencia de la Cámara de Diputados, y no respaldará esta vez sin negociar. “A estos hay que competirles por poder o te llevan puesto”, lo oyeron decir.

Es el motivo por el que, antes de entrar en el último encuentro con Milei, anunció que Pro tendría candidato en 2027. Pero el Presidente no confrontará con él. Tiene otras prioridades y ha modificado su estilo. En La Libertad Avanza celebran esa nueva impronta y dicen que hasta podría ser paulatina. Gradualismo libertario. Las victorias tonifican y dan tiempo: Menem tampoco se sacó las patillas de un día para el otro.

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/opinion/el-nuevo-milei-menem-sin-patillas-nid08112025/

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