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El “modelo Riestra” lleva el sello del fútbol de ascenso y un estilo al que no se adaptarían todos los jugadores

Una puerta con una pequeña ventana y un portón eléctrico, todo de color negro, son los accesos que tiene el predio. Una cámara de seguridad controla y personal de seguridad privada vigila y ati...

El “modelo Riestra” lleva el sello del fútbol de ascenso y un estilo al que no se adaptarían todos los jugadores

Una puerta con una pequeña ventana y un portón eléctrico, todo de color negro, son los accesos que tiene el predio. Una cámara de seguridad controla y personal de seguridad privada vigila y ati...

Una puerta con una pequeña ventana y un portón eléctrico, todo de color negro, son los accesos que tiene el predio. Una cámara de seguridad controla y personal de seguridad privada vigila y atiende con amabilidad los llamados. Un playón de estacionamiento al aire libre para las visitas en la entrada y, a continuación, una cancha con un césped impecable que tiene una tribuna lateral pintada de negro donde solo juega la Reserva. Dos canchas de pádel y una pequeña zona de activación, de césped sintético, es el recorrido inicial hasta llegar a la casona de dos plantas, un lugar emblemático del fútbol argentino y donde se concentra un plantel que pretende escribir una página histórica: La Candela y Riestra se unen en el predio de Villa Luzuriaga que ahora lleva el nombre de Speed Camp.

Es el espacio en donde un grupo de jugadores y su cuerpo técnico tejen sueños. Las risas se multiplican después de la práctica, durante el desafío que propone el arquero Ignacio Arce –renovó contrato por dos años- a los restantes guardavallas y también en los trabajos de recuperación en la pileta. Los jugadores de campo que finalizan los ejercicios de elongación y estiramiento recogen las colchonetas y las apilan, antes de perderse en los vestuarios. El saludo cordial, con el clásico buen día y el apretón de mano para los que trabajan en el predio es un ritual. La disciplina es un mantra en el Malevo, un punto de partida para todos los que son parte del proyecto.

El objetivo de primera instancia se cumplió cuando promediaba el torneo Clausura y la nueva meta es una ilusión que está a un paso: Riestra se aseguró la permanencia en la séptima fecha, se clasificó para los playoffs en la jornada pasada, es puntero junto a Rosario Central de la Zona B, arrastra un invicto de 27 partidos en su estadio, y jugar una copa internacional moviliza y está al alcance de la mano.

Gustavo Benítez es el director técnico de un equipo al que se lo mira de reojo: por su juego, por algunas situaciones dentro y fuera de la cancha, porque se lo apunta de recibir beneficios arbitrales… Pergaminense, de 39 años, lleva una década dentro del club: como jugador y, desde febrero, como entrenador, rol que asumió cuando Cristian Fabbiani se marchó a Newell’s.

Tu alegría es la alegría de todos, Tata 🤩 pic.twitter.com/upEj8rd133

— Deportivo Riestra (@prensariestra) September 20, 2025

“En 2015 se me terminó el contrato en Estudiantes, de Caseros, y tenía una oferta de un club del Nacional B, pero me apalabró Diego Figueroa, que era el manager en Riestra. Al principio no sabía si me había apurado o no en venir, los años me demostraron que fue una buena elección”, comenta Benítez, en una charla con LA NACION, en el primer piso de la casona. En la planta baja está el desayunador, las habitaciones se reparten en las dos plantas, mientras que los jugadores almuerzan y cenan en otro sector –a diez metros-, que se construyó para que los cocineros tuvieran mejores instalaciones.

“El mayor cambio es el de la infraestructura del club, que se fue desarrollando y eso hizo que evolucione también el equipo en la cancha. La modalidad de trabajo siempre fue similar. Hay una base que se mantiene desde hace mucho tiempo y el que está al frente le da una continuidad”, relata Tata o Tatagua, un apodo que cambia según si está en Buenos Aires o en su pago. En Pergamino hizo divisiones inferiores en Argentino, pero también jugó en Douglas y Juventud; sus hermanos –son siete varones- ahora están relacionados con Racing, club que participa del Torneo Regional Amateur y que cuenta con un par de juveniles de Riestra como refuerzos.

De compañero de plantel a entrenador, el salto de categoría de Benítez se consumó en 46 semanas. Un referente como futbolista, líder y capitán, que recorrió con el Malevo los ascensos a la Primera Nacional y a la Liga Profesional. “La realidad es que me venía preparando hace tiempo para ser entrenador, aunque no pensé que la primera posibilidad se me iba a presentar tan rápido. Cuando surgió la chance no lo dudé, porque a las oportunidades hay que tomarlas”, recalca, quien al inicio fue nombrado DT interino.

“Las dos partes entendimos que dejamos de ser compañeros, y que como entrenador tenía que tomar cierta distancia. Después, soy una persona que me gusta estar cerca del futbolista, acompañarlo, tratar de conocerlo más allá de las horas de entrenamientos… Ellos, además, me lo hicieron muy sencillo y creo que eso es uno de los puntales de la campaña que venimos realizando. La dinámica del grupo es lo que genera que se arme como una rueda y que ésta no deje de girar”, describe, quien después de las prácticas limpia sus botines, mientras charla con un juvenil o se juega una broma con sus dirigidos.

-¿Riestra tiene un manual para la elección de los jugadores?

-Nosotros venimos con una base de jugadores del ascenso y la conformación de los planteles fue en todos los años iguales. En los diez años que estoy en el club, ya sea en la Primera B o ahora, el plan fue el mismo: buscar entre los mejores de las categorías inferiores, ese es el modelo con el que se armó esta estructura, la que fue creciendo en cada temporada. Ahora hay muchos chicos que están muy afianzados, sólidos, para competir en primera división. Es el producto del crecimiento que tuvimos en un año y es lo que hizo que desarrollemos esta campaña. Son chicos que están en una situación de mucha confianza.

-¿Por qué en el ascenso y no en el descarte de jugadores de los denominados grandes? ¿Es un tema de presupuesto?

-No pasa por un tema de presupuesto, que claro que no nos manejamos con la holgura que tienen River o Boca y la gran mayoría de los clubes de primera, pero acá lo primordial es que el que viene se adapte a un sistema. Nosotros ahora, mientras competimos, también vamos adaptando a nuestro juego y a la competencia que exige primera a jugadores que recién los vamos a utilizar el año que viene. Los vamos entrenando, haciéndole entender cómo es el club, las formas en que jugamos… Para los que miran de afuera quizás vean que nuestro trabajo es raro, por llamarlo de algún modo, pero nosotros también nos fijamos en que no todos los jugadores se adaptarían a lo que pretendemos, al modelo Riestra.

-¿Un jugador de Boca o de River no se adaptaría?

-No es que un jugador de River o de Boca no puede jugar en Riestra, pero quizás le costaría un poco más. El futbolista de ascenso tiene unas ganas de crecer, de superarse, de mostrarse, una motivación por jugar en primera que le da un plus y a nosotros eso nos da mucho margen para seguir trabajando y para seguir creciendo. Ese tiempo de adaptación es el que la mayoría de las veces sirve de clic para que el jugador se dé cuenta de la nueva posición que ocupa. Llegar a primera siempre se da a base de trabajo, de sacrificios, nosotros entendemos que esa es la mecánica para conseguir las cosas y lo hacemos con futbolistas que traen esas condiciones y que los empuja a superarse.

-¿Cómo le cambian la cabeza al jugador del ascenso?

-Creo que está demostrado que, si no trabajamos como equipo, es muy difícil equiparar la jerarquía de los rivales. Acá el futbolista tiene que entender que se juega en equipo, que esto es un grupo, donde el sacrificio y el trabajo del compañero es igual o más importante del que puedo desarrollar individualmente. Nosotros extendemos horas de trabajo, pero no solo físico, también para que vayan incorporando detalles del juego y ellos lo asimilan, lo entienden. Hay casos que demandan más tiempo que otros, pero no hay desniveles pronunciados, porque no podríamos tener una campaña regular si no existiera esa paridad grupal. Además del entrenamiento físico, nosotros lo que queremos es darle herramientas al jugador para que también esté psicológicamente preparado para el momento. Tiene que entender que nuestro juego es tanto físico como mental, donde hay que prepararse para correr y para estar durante mucho tiempo sin la pelota. Creo que el convencimiento para desarrollar esto es fundamental y el futbolista una vez que lo asimila lo pone en práctica de manera natural. Y esto también influye en por qué buscamos futbolistas de ascenso, porque la mayoría viene con muchas de esos conceptos ya incorporados.

-¿Mariano Barbieri sería un caso atípico? Jugó en Racing, Rosario Central, en clubes de México…

-Es un chico que tuvo mucho ascenso, empezó en Defensores de Belgrano. Creo que hicimos un pleno con él, nos demostró su humildad, sus ganas de trabajar, de acoplarse, de seguir creciendo. En un caso así, miramos que encaje en el armado del equipo, en la parte futbolística. Después, de dónde viene y si tuvo años de ascenso, roce en esas categorías, y cómo lo manejó…

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-¿Es uno de los jugadores líder por línea, como Ignacio Arce, Milton Céliz, Jonathan Herrera?

-Ellos son los que vienen desde hace un tiempo trabajando en el club y son los que llevan la bandera, los que bajan línea al resto, porque ya tienen asimilado el modelo de trabajo que nos trajo desde el ascenso hasta acá. Es un plan que el club tiene, un proyecto a largo plazo y en el que nosotros somos parte.

-¿Cuáles son las características que no se negocian?

-Disciplina y orden, dos palabras que están escritas en todos lados, en todos los carteles. Entender que eso es lo que nos trajo hasta acá y que no hay que salirse de esa línea. Por nuestro juego estudiamos al detalle a los rivales para explotar sus puntos más débiles. Es una realidad que la mayoría, en una comparativa de nombres, tiene mayor jerarquía y riqueza técnica que nosotros, pero con nuestro juego, y por más que seamos reiterativos y que no nos salgamos de un libreto, creo que lo vamos perfeccionando y eso incomoda al rival: es ahí donde sacamos provecho. Podemos ser de los equipos que menos patea al arco, pero entendemos que no podemos ser el City ni el Barcelona, y sabemos a lo que jugamos. Nosotros tenemos que competir para confirmar a cada paso que este es el camino y que lo hacemos con pasión.

-¿Cómo se trazan las metas y de qué modo se cautiva al jugador para que siga escalando en objetivos?

-Sumar para no complicarse con el promedio fue lo primero y lo logramos siete fechas antes de finalizar el torneo. Fue un orgullo muy grande, pero en el campeonato pasado, después de quedamos afuera con Huracán, en el octogonal, les dije que habíamos elevado la vara y que el siguiente paso era igualar mínimamente eso: ya superamos la cantidad de puntos que hicimos en el Apertura, nos clasificamos para los playoffs de nuevo y quedan tres partidos todavía para seguir sumando y ojalá que coronemos con nuevas metas. Todo forma parte de una tarea de convencimiento, para que entiendan que asegurar la permanencia es un objetivo desde el cual tenemos que crecer. No queremos egos personales, entendemos que se convierte en un perjuicio para nuestra modalidad de trabajo. Tenemos limitaciones, pero cuando jugamos como equipo y de manera ordenada podemos marcar diferencia. En la mayoría de las circunstancias somos menos que los rivales, pero ahí es donde entienden que ser un equipo es lo que nos va a llevar a conseguir cosas. Es algo que remarco todos los días, que se trabaja a diario, dándole a entender que esto puede terminarse si nosotros cambiamos.

-¿Cómo le escapan al ruido exterior a que son apuntados como un equipo del poder, con fallos arbitrales que los favorecen…?

-No me pongo a pensar mucho en eso. Nos enfocamos en lo nuestro y en como jugar cada partido. La realidad es que los chicos se enfocan en trabajar en el día a día y en mejorar, porque así pueden aparecer mejores oportunidades. Creo que se ve un crecimiento y a eso apuntamos, que con el juego de equipo puedan evolucionar individualmente en sus carreras. Obviamente que me gusta que se hable bien del equipo, pero no estoy encima de los comentarios, ni de lo que dicen o dejan de decir de nosotros. Este semestre muchos entrenadores me felicitaron y varios hablaron muy bien de nosotros. Somos un equipo raro, pero que tiene mucho trabajo.

-Una pretemporada de cuatro o cinco turnos, ¿qué aporta?

-Nos sirve para fortalecer el grupo y es algo que el club impuso desde hace muchos años y dio resultados. Es parte del librito que cumplimos, pero porque nos sirve y mucho más a los muchachos que se suman en esa pretemporada. Es una manera de empezar a entrar en diálogo con el compañero, de conocerse. El jugador que viene a Riestra tiene que cumplir con el orden y la disciplina, como por ejemplo dejar ordenado un vestuario. Es una manera de cuidar lo que uno tiene, de valorar lo que el club te brinda… Cuando defendés con pasión lo que te costó lograr, ya tenés una parte importante del objetivo ganado.

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/deportes/futbol/el-modelo-riestra-lleva-el-sello-del-futbol-de-ascenso-y-un-estilo-al-que-no-se-adaptarian-todos-los-nid28102025/

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