El Eternauta: del truco y el fútbol a Malvinas, los cacerolazos y un santo pagano, los momentos “más argentinos” de la serie
Desde que desembarcó en Netflix, ...
Desde que desembarcó en Netflix, El Eternauta no deja de colarse en las conversaciones de los argentinos. Primero, por su rotundo éxito a nivel mundial. Luego, por el orgullo que genera que semejante producción tenga el sello de industria nacional. Y finalmente, por la cantidad de guiños que hay a la identidad y la cultura popular local.
La serie, dirigida por Bruno Stagnaro y basada en la célebre historieta de 1957 de Héctor Germán Oesterheld y Francisco Solano López, transcurre en la actualidad. Todo comienza cuando una misteriosa nevada mortal termina con la vida de la mayor parte de la población y deja aisladas a miles de personas. En ese contexto, Juan Salvo (Ricardo Darín) y sus amigos inician una desesperada lucha por la supervivencia. Pero todo cambia cuando descubren que la tormenta de nieve tóxica es apenas la primera fuerza de choque de un ejército de otro planeta que está invadiendo la Tierra. Para mantenerse vivos, tienen que resistir y luchar juntos: “nadie se salva solo” es la premisa que recorre el relato.
Del fútbol, el truco y los cacerolazos a la presencia de Diego Armando Maradona, la voz de Mercedes Sosa y el recuerdo de la Guerra de las Malvinas, un recuento de los momentos que, a lo largo de los seis capítulos de la primera temporada, dejan ver, como dice la canción de Bersuit Vergarabat, a “La argentinidad al palo”.
Piquete y cacerolaEn el comienzo del primer capítulo, Juan Salvo (Ricardo Darín), El Ruso (Claudio Martínez Bel) y Omar (Ariel Staltari) se dirigen en auto a la casa de Alfredo Favalli (César Troncoso) para la noche de truco, pero un piquete con cacerolazo incluido en Avenida Cabildo 4889, en Saavedra, los obliga a desviarse del camino.
El viernes de trucoUna vez en la casa del Tano, un clásico chalet de clase media ubicado en Béccar, los cuatro amigos se reúnen en el taller del anfitrión: es viernes de truco. Sentados alrededor de la mesa, entre el humo de los cigarrillos y los vasos de whisky con hielo, disfrutan de una partida del típico juego de cartas argentino.
Las Malvinas, argentinasEn su adaptación de la historieta de Oesterheld, Stagnaro le dio una nueva dimensión a Juan Salvo: lo convirtió en un veterano de Malvinas. Los recuerdos de la guerra, entonces, vuelven al protagonista no solo en sus habilidades con las armas y en los traumas que le dejó esa experiencia, sino también en imágenes mentales muy nítidas que lo acechan con frecuencia.
Estampitas, altares y calcomaníasDespués de encontrarse con Elena (Carla Peterson), Salvo sale en busca de un auto para poder continuar con la búsqueda de su hija. Luego de ver un Renault 12, se topa con una garita de seguridad y su guardia, muerto, a un costado. Pegados en el vidrio hay una estampita del Gauchito Gil, una de San Cayetano y una calcomanía de las Islas Malvinas. Un poco antes en el relato, cuando Salvo se topa con el tren lleno de sobrevivientes, se puede ver en un paredón una pintada de las islas con los colores de la bandera Argentina.
El altar del Gauchito GilEl Gauchito Gil aparece dos veces a lo largo de la serie: primero en la garita de seguridad, y luego, mientras suena en la ciudad el mensaje del ejército y la resistencia para que los sobrevivientes se dirijan a Campo de Mayo, se ve un paneo de un altar dedicado a la querida figura popular argentina con una vela encendida en su interior y una bandera con los colores de Argentina.
El stencil de Maradona y un flashback a OkupasEn el capítulo seis, el tren que maneja Franco (Jorge Sesán) logra traspasar la pared de autos que los extraterrestres construyeron en Puente Saavedra. Una vez en la estación Carranza de Palermo, pierde fuerza y se detiene junto a un cartel caído del Subte. Detrás, en el paredón, se pueden ver dos pintadas: el stencil de Diego Armando Maradona corriendo detrás de la pelota en México 86 y la palabra Okupas, el nombre de la primera serie que escribió y dirigió Bruno Stagnaro y que fue un gran éxito en la televisión argentina. ¿Otro guiño autorreferencial? Pablo (Aron Park) en el taller de Favalli leyendo un clásico de la historieta Argentina: El Eternauta.
Veranito porteñoEn la serie, la invasión extraterrestre comienza con una misteriosa nevada en Buenos Aires que se desata durante una noche de pleno verano. Cuando Juan Salvo llega al departamento de Elena con el objetivo de encontrar a Clara, su hija, sana y salva, se encuentra con un grupo de vecinos capaces de cualquier cosa por hacerse de su máscara y sus pertenencias. Mientras intenta escapar, se suceden algunas escenas que muestran lo que dejó el fenómeno. En una de ellas se puede ver a un joven sin vida dentro de una pileta de lona, una botella de Fernet sobre una pequeña mesa y un vaso a medio tomar.
Las tres estrellasEl fútbol es, para los argentinos, una parte central de su identidad: el potrero, la canchita, el barrio, la pasión por la pelota y el amor por los colores del club. También, la Selección nacional, la albiceleste, Diego Armando Maradona y Lionel Messi. Luego de la referencia al Diez en la pared de la estación de tren, y de ver a Pablo con la camiseta de Platense, aparece en forma de llavero con la foto del festejo de la Selección campeona del Mundial de Qatar 2022, la que ganó “la tercera” y la que hizo delirar otra vez a los argentinos. Un poco después, se puede ver en escena un grupo de chicos jugando un picadito en una plaza antes de la tormenta.
Una banda sonora bien argentinaLa música es otra de las grandes protagonistas de El Eternauta en varias de las escenas más trascendentes de la serie. Así, además de la banda sonora original, creada por Federico Jusid, Stagnaro decidió incluir en el relato distintas piezas fundamentales del cancionero nacional. “No pibe”, de Manal, suena durante el cacerolazo en Puente Saavedra al principio del primer capítulo. “El magnetismo” de Él Mató a un Policía Motorizado, es la canción que acompaña el rescate de Juan Salvo por El Tano luego de escapar del edificio de Elena. La historia de cómo Inga logró salvar su vida (Orianna Cárdenas) -la venezolana de Rappi- se desarrolla con “Fuego”, de Intoxicados, de fondo; y “Cuando pase el temblor” de Soda Stereo, es la canción que elige poner en el auto la chica que le roba el auto a Juan Salvo antes de sufrir un ataque letal.
“Credo (Chacarera Trunca)” en la voz de Mercedes Sosa, es quizá uno de los momentos más emotivos del relato: la Negra aparece cuando la Iglesia arde y el fuego se lleva consigo a varios de los bichos invasores. Lo mismo sucede con “Jugo de tomate frío”, de Manal: es el tema que Salvo comienza a entonar a capella en el tren antes de derribar la montaña de autos que corta el paso en la General Paz.
Autos a carburador, industria nacional“¿Cómo hiciste andar esto?”, le pregunta Salvo a Favalli cuando despierta a bordo de una Estanciera fabricada por Industrias Kaiser Argentina (IKA) después de ser rescatado de la tormenta. Hasta ese momento, no habían podido hacer andar a ninguno de los autos modernos que tenían a mano: todos tenían componentes electrónicos de encendido. “Lo viejo funciona, Juan”, dispara el Tano. A partir de ese momento, los autos antiguos, de industria nacional, se convierten en un protagonista más: desde la emblemática camioneta Ford F100 y la Estanciera todoterreno hasta el Renault 12 Break, el Taunus, el Peugeot 404, el Citroën Mehari y el Torino, uno de los orgullos móviles más grandes de la industria local.