El enemigo oculto que puede acabar con las palmeras argentinas
La mayoría de las especies de palmeras proceden de las regiones tropicales de América (América Central y zonas de América del Sur situadas al norte del río Amazonas), Malasia, Sumatra, Borneo ...
La mayoría de las especies de palmeras proceden de las regiones tropicales de América (América Central y zonas de América del Sur situadas al norte del río Amazonas), Malasia, Sumatra, Borneo y lugares cálidos de África. En la Argentina es posible encontrar unas 70 especies de palmeras (subtropicales y hasta de clima templado) en viveros, parques y jardines.
Los géneros más difundidos son Chamaedorea, Chrysalidocarpus, Cocos, Dypsis, Howea, Phoenix, Washingtonia, Livistona, Syagrus y Rhapis.
Existen seis palmeras nativas de nuestro territorio con potencialidad para ser utilizadas en arreglos ornamentales: Acrocomia aculeata, Butia capitata, Butia yatay, Copernicia alba, Syagrus romanzoffiana y Trithrinax campestris.
Víctimas de una plaga vorazTodas ellas, sin excepción, están en riesgo de ser atacadas por una voraz plaga que puede causar daños sin precedentes en la jardinería argentina.
Un inusual crecimiento de una plaga en Uruguay (relacionado con el cambio climático que estamos viviendo) está destruyendo sus palmeras. Este gran enemigo es una plaga formada por un coleóptero y una polilla. Juntos son el terror de los viveristas de nuestro vecino país: son el picudo rojo (Rhynchophorus ferrugineus) y oruga perforadora de las palmeras (Paysandisia archon).
Ya en nuestro país tuvimos ataques de la plaga. Las primeras señales de alarma las dieron en 2009, en estancias bonaerenses de la zona de Tandil, con reportes que acusaban a esta plaga de estar produciendo estragos en palmeras centenarias. Un año después, cundió la alarma sobre su presencia en El Palmar de Colón (Entre Ríos).
La Phoenix dactylifera y la Phoenix canariensis son atacadas por el picudo rojo y las Butia, entre otras, son atacadas por la oruga perforadora; pero en la actualidad se observan en Uruguay ejemplares con ambos agentes atacando en conjunto. Esto mismo ocurrió en la región de Hofuf en Arabia Saudita, donde murieron más de 300.000 ejemplares en quince años y nuevas palmeras se siguen infestando con más fuerza.
Cómo actúanAmbos agentes se alimentan del interior del estípite (tallo) de la palmera, por lo que no es fácil detectar los primeros estadios del ataque. Recién cuando han provocado graves consecuencias para la palmera es que se observan los efectos.
Actualmente el Uruguay tiene un avance devastador de esta plaga sobre las palmeras en Montevideo, Canelones, Maldonado, Florida, Flores, San José, Colonia, Lavalleja y Durazno, y ahora amenaza cruzar el Río de la Plata.
Conociendo al enemigoEl adulto del picudo rojo es un escarabajo de ese color, con manchas oscuras y con el rostro alargado (picudo), característico la familia de los curculiónidos. Su ciclo de vida −desde que eclosionan los huevos hasta ser un adulto− dura de 90 a 120 días y puede desarrollar tres o cuatro generaciones al año en la misma planta, mientras esta le proporcione sustento.
Además, coloniza otras palmeras, si es atraído por los olores de las que estén recién podadas o enfermas. Es un insecto bastante gregario, en una misma palmera pueden encontrarse más de 250 individuos, unos junto a otros y en distintas fases de evolución.
El adulto de la oruga perforadora de las palmeras es una polilla de hábitos diurnos. Las alas anteriores de la polilla son de color verdoso oscuro, con rayas y con sectores de color marrón. Las alas posteriores lucen un rojizo anaranjado brillante, con máculas blancas y negras. Las hembras, de mayor tamaño que los machos, se reconocen también por su prominente ovipositor.
El daño lo realiza la larva: cava galerías dentro del estípite y llega a destruir totalmente la palmera
Cómo reconocer una palmera enfermaLa palmera presenta síntomas visibles después de que las larvas han realizado el daño en el interior, que se observa en el exterior con las hojas ya desplegadas: orificios dispuestos en forma de abanico, palmas pendientes con aspecto llamativamente desordenado y roeduras en la parte de la inserción de la hoja.
Los ejemplares atacados se han encontrado entre los siguientes géneros y especies: Butia yatay, Chamaerops humilis, Latania, Livistona chinensis, L. decipiens, L. saribus, Phoenix canariensis, P. dactylifera, P. reclinata, Sabal, Trachycarpus fortunei, Trithrinax campestris, Washingtonia.
Los síntomas y tratamientosSi la palmera ya está severamente afectada, no es difícil oír −colocando la oreja pegada al estípite− el ruido que provocan las larvas al morder. Además, el ruido está acompañado de un olor rancio consecuencia de la pudrición de los tejidos internos.
Si aún no está tan afectada, se comienzan a observar orificios en el estípite −son los orificios de salida−, acompañados de una exudación viscosa de color rojizo, y ya en casos de mayor infestación, de restos de fibra.
Detectado el problema, hay que recurrir a un tratamiento químico (lamentablemente aún no hay alternativas orgánicas) bajo la modalidad de endoterapia. Es un método que se basa en inyectar la materia activa en el estípite o tronco.
El producto ataca en la zona donde es aplicado y también se trasloca por la xilema hasta el ápice de la planta, así se cubre todo el ejemplar sin tener que realizar grandes pulverizaciones.
Cuando la palmera está muy afectada es conveniente utilizar una jeringa, a la cual se conecta un tubo de goma usado habitualmente para aplicar suero a personas o animales; el tubo se coloca por los orificios de salida hasta llegar al centro del tallo, donde se inyecta el producto.
Además, se recomienda reforzar el tratamiento mediante la aplicación posterior de una inyección de una “pasta” insecticida, una mezcla de talco, cal y dos insecticidas puntuales, uno específico que mata a las larvas y otro que mata a los huevos.
Los productos más adecuados para los dos agentes que componen esta plaga son los que tengan los principios activos Imidacloprid para las larvas y Tiametoxam para los huevos.
Finalizada la aplicación de la pasta se encinta toda la zona afectada con film transparente y se lo deja durante una semana (los vapores de los insecticidas, en lugar de salir por los orificios de salidas, quedarán en el interior de la palmera).
Luego de una semana, se retira el film y se complementa el tratamiento regando con una solución con fertilizante soluble, una vez por semana durante tres meses, a fin de robustecer a la planta.