Uno de los mayores misterios en la historia de la Humanidad es el origen del lenguaje. Si bien todas las especies se comunican, ninguna lo hace con el grado de complejidad, variedad y sofisticación alcanzado por la nuestra. Tenemos diferentes idiomas y dialectos, cada uno con sus reglas, usamos palabras polimorfas que, según como se encadenan o enuncian, significan una cosa, otra o varias. Y, más allá de la gramática, la lexicografía, la etimología y las ciencias que se ocupan del tema, sabemos que hay una íntima relación entre palabra y pensamiento.
El lenguaje, ese atributo que, según el psicólogo Brian Lerch (de la Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill), “nos hace sentir especiales como especie”, sigue desafiando a quienes pretenden reducirlo a una explicación única y simple
Imposible concebir, desarrollar y transmitir ideas sin la existencia de la palabra, lo que permite sospechar que el lenguaje nació como una necesidad de comunicación, algo esencial en seres sociales como los humanos, y que acompañó a nuestra evolución. Pero eso no agota la cuestión. Según algunas teorías, el lenguaje surgió junto con los primeros instrumentos tecnológicos (las hachas de piedra) hace 1,7 millones de años. De acuerdo con otras lo hizo antes, cuando fue necesario organizar los pensamientos y garantizar la supervivencia.
También hay hipótesis que ubican su nacimiento 70 mil años atrás, como herramienta para afrontar cuestiones complicadas. Se sigue discutiendo apasionadamente, no dejan de aparecer teorías y el lenguaje, ese atributo que, según el psicólogo Brian Lerch (de la Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill), “nos hace sentir especiales como especie”, sigue desafiando a quienes pretenden reducirlo a una explicación única y simple.
Una investigación del Instituto Max Planck para el Desarrollo Humano, de Alemania, concluye que las “palabras GPT” se están reproduciendo de manera preocupante en el habla de los humanos, y colonizando su lenguaje
Aun así, es posible que esta extraordinaria característica humana esté encogiendo, empobreciéndose y marchando hacia una reducción que bien podría reflejar un proceso similar en la inteligencia, la emocionalidad y la sensibilidad del sapiens. Una investigación del Instituto Max Planck para el Desarrollo Humano, de Alemania, concluye que las “palabras GPT” se están reproduciendo de manera preocupante en el habla de los humanos, y colonizando su lenguaje. El chatbot, dicen los investigadores, simplifica y sintetiza los textos mediante la repetición de términos como “profundizar”, “planificar”, “meticuloso”, “subrayar”, “englobar”, “concebir”, “reforzar”, “alardear”, entre otras. Y, tras estudiar más de 360.000 videos de YouTube y 771.000 programas de podcast anteriores y posteriores al lanzamiento de ChatGPT, observaron de qué modo estos vocablos se van instalando en el lenguaje oral de quienes frecuentan la IA en busca de ideas, respuestas y soluciones que a lo largo de toda su historia los humanos supieron encontrar, desarrollar, resolver o imaginar gracias a los recursos naturales de su inteligencia. La tercerización de estas capacidades, incrementada de modo epidémico a partir del uso y abuso de la IA, acompaña así a la estandarización del lenguaje. Es que cuando se deja de pensar por cuenta propia también la manera de hablar deja de ser propiedad original de cada ser humano, individuo único, irrepetible e intransferible.
Levin Brinkmann, uno de los responsables del estudio, comentó lo siguiente en la revista Scientific American: “Es natural que los humanos nos imitemos los unos a los otros, pero no lo hacemos por igual con todos los que nos rodean”. Esto significa que evaluamos, comparamos, elegimos y mantenemos activa nuestra capacidad de aceptar o rechazar cómo, a quién y por qué tomamos como modelo. Y, además, de metabolizar esa fuente hasta darle una forma y un sentido propios. El camino inverso es la creciente adopción de la IA (y sus estrellas, el ChatGPT y similares) como especies de prótesis que nos inducen de manera seductora a dejar de pensar y hablar por cuenta propia, (actividad que requiere un alto sentido de la responsabilidad). Todo esto se puede decir y escribir gracias a millones de años de desarrollo del lenguaje y de la inteligencia natural, que merecen ser resguardados y enriquecidos.