El comunicado de OpenAI sobre el proyecto Stargate Argentina
La Argentina se prepara para ingresar en la carrera global por la inteligencia artificial. OpenAI, la compañía detrás de ChatGPT, firmó una carta de intención con la firma local Sur Energy par...
La Argentina se prepara para ingresar en la carrera global por la inteligencia artificial. OpenAI, la compañía detrás de ChatGPT, firmó una carta de intención con la firma local Sur Energy para avanzar en el desarrollo de Stargate Argentina, un megacentro de datos alimentado con energía renovable que podría alcanzar una capacidad de 500 megawatts. La empresa no realizará una inversión directa, sino que prevé comprar capacidad de cómputo una vez que la infraestructura esté operativa, desarrollada por un consorcio liderado por Sur Energy, que será responsable del desarrollo energético y la infraestructura. La iniciativa apunta a convertir al país en un nodo estratégico para la IA en América Latina y, a la vez, fomentar la adopción tecnológica local.
“El hito es más que solo infraestructura. Se trata de poner la IA en las manos de la gente de la Argentina”, afirmó Sam Altman, CEO de OpenAI, al anunciar el acuerdo. El anuncio llega en un contexto en el que el uso de ChatGPT en la Argentina se triplicó durante el último año, ubicando al país entre los de mayor adopción en la región. OpenAI destacó el rol activo de los desarrolladores argentinos, que no solo utilizan sus herramientas, sino que también contribuyen a su evolución.
Altman calificó a la Argentina como “una región llena de talento, creatividad y ambición”, y recordó su encuentro con el presidente Javier Milei en San Francisco, donde conversaron sobre el potencial de la IA como motor de crecimiento. El empresario también dedicó unas palabras al ejecutivo argentino Matías Trevizano, quien lideró las negociaciones y falleció recientemente: “No estaríamos haciendo este anuncio sin sus esfuerzos”.
En paralelo, OpenAI confirmó que mantiene conversaciones con el Gobierno argentino dentro de su programa OpenAI for Countries, orientado a capacitar empleados públicos e instituciones locales en el uso de herramientas de inteligencia artificial.
Por su parte, Emiliano Kargieman, socio de Sur Energy y referente del ecosistema tecnológico argentino, definió el proyecto como “una oportunidad histórica que combina el potencial energético del país con la nueva infraestructura digital del mundo”. Según explicó, el desarrollo podría generar empleos calificados, atraer inversión extranjera y consolidar a la Patagonia como polo tecnológico y energético.
Oportunidades y desafíosEl plan se enmarca dentro del Régimen de Incentivos para Grandes Inversiones (RIGI), que ofrece estabilidad fiscal y beneficios para proyectos de largo plazo. La inversión estimada ronda los US$20.000 a US$25.000 millones y se prevé que la primera etapa comience en 2026. La ubicación en la Patagonia responde a sus condiciones técnicas favorables: disponibilidad de energía eólica, acceso a agua para enfriamiento y conectividad de fibra óptica entre los océanos Atlántico y Pacífico.
La llegada de OpenAI también refuerza la estrategia del Gobierno de atraer inversiones tecnológicas que impulsen la economía del conocimiento. Desde Casa Rosada aseguran que el objetivo es “posicionar a la Argentina en la frontera de la innovación global”.
Sin embargo, el entusiasmo inicial convive con algunos interrogantes. Especialistas advierten que una carta de intención no implica un compromiso contractual y que el proyecto enfrentará desafíos logísticos, regulatorios y macroeconómicos. En un país marcado por la incertidumbre económica, garantizar estabilidad para una inversión de semejante escala será una prueba determinante.
A diferencia de otros proyectos Stargate ya confirmados en otros países, este anuncio se encuentra en una etapa preliminar y depende de acuerdos regulatorios y financieros para concretarse.
También surgen debates sobre soberanía tecnológica, manejo de datos y distribución de beneficios. La gobernanza del proyecto —quiénes participarán, bajo qué condiciones y con qué retornos locales— será clave para evaluar su verdadero impacto.