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Divorcio gris: cada vez más gente se anima a separarse después de los 50

“Nos separamos por desgaste, él tomó la decisión y la verdad es que yo no me opuse. Él dio el paso que yo no me animé a dar”, cuenta Carolina, que dejó atrás la vida de pareja a los 55 a...

Divorcio gris: cada vez más gente se anima a separarse después de los 50

“Nos separamos por desgaste, él tomó la decisión y la verdad es que yo no me opuse. Él dio el paso que yo no me animé a dar”, cuenta Carolina, que dejó atrás la vida de pareja a los 55 a...

“Nos separamos por desgaste, él tomó la decisión y la verdad es que yo no me opuse. Él dio el paso que yo no me animé a dar”, cuenta Carolina, que dejó atrás la vida de pareja a los 55 años, luego de 33 años de matrimonio. Madre de dos hijos, Carolina asegura que comunicarles la noticia a ellos fue lo que más le costó. “Tuve la sensación de desarmar una familia y eso aún duele, pero lo fuimos sanando todos los días”, dice, y agrega que hoy, transcurrido ya un tiempo, se animó a apostar a una nueva pareja y hasta a intentar el formato de familia ensamblada. “Estoy feliz y volví a creer en el amor”, asegura.

Aunque muchos desconfían de las separaciones tardías, el grey divorce –o “divorcio gris”, en alusión al encanecimiento propio de esta etapa vital– es un fenómeno en aumento. El concepto describe las separaciones y divorcios que ocurren después de los 50 años, muchas veces, tras décadas de matrimonio. Se trata de un término acuñado en 2004 por la American Association of Retired Persons (AARP), a partir de un estudio pionero que detectó un crecimiento sostenido de estas rupturas en los Estados Unidos. Desde entonces, distintas investigaciones han confirmado que no es un caso aislado, sino una tendencia en expansión a nivel global.

En la Argentina, concretamente, el Registro Civil de la Ciudad aportó datos que afirman que, en lo que va del año, ya se han divorciado 796 parejas mayores de 60 años, mientras que en el 2023 el número ascendió a 1516 y en el año 2024 fueron 1621 divorcios.

Cambios culturales

Ximena Díaz Alarcón, cofundadora de la consultora Youniversal, asegura que los cambios culturales están redefiniendo las trayectorias de pareja: hoy, una persona de 50 años puede pensar perfectamente en 30 o más años de vida y en ese horizonte se expande la posibilidad de una “segunda etapa” vital.

“A diferencia de lo que ocurría tiempo atrás, muchos dejan de estar dispuestos a sostener un vínculo por inercia cuando sienten que ya no los representa emocional o vitalmente”, afirma Díaz Alarcón.

Hay muchos factores que ayudan a la masificación del fenómeno del grey divorce, y uno de ellos es la reducción del estigma social: hoy, separarse en la segunda mitad de la vida ya no genera el prejuicio de décadas atrás, e incluso existen redes de apoyo y herramientas digitales que ayudan a transitar el proceso.

En el caso particular de las mujeres, también se ve una mayor independencia socioeconómica que les permite considerar el divorcio como una opción, aunque no para todas es sencillo.

“No es lo mismo una persona con una profesión u oficio que alguien que nunca ejerció o trabajó. A los 50 años comenzar a trabajar por primera vez puede ser muy difícil. La clave son los vínculos y relaciones sociales que obligan de cierta forma a generar salidas, planes fuera de casa, que conectan e inyectan entusiasmo”, explica la psicóloga Carolina Damiani y agrega que para las mujeres más independientes resulta más sencillo zambullirse en la nueva vida, pero a las que son más estilo “Susanita” les cuesta más “porque sus ideales se desvanecieron y les resulta difícil reponerse de esa representación idealizada”.

En el caso de Claudia, de 57 años, los conflictos y las peleas eran moneda corriente en su matrimonio de casi 30 años. Fueron sus cinco hijos quienes la animaron a dar el salto, convencidos de que su madre no la estaba pasando bien. Si bien la cuestión económica no fue un tema, ya que Claudia trabajaba, la falta de un grupo social sí le resultó cuesta arriba. “Creo que lo más difícil de separarse a esta edad es que te quedás sin un compañero; porque los chicos crecen y hacen sus vidas”, admite Claudia. Aún así, sostiene que ahora está mucho más tranquila y no se arrepiente de la decisión: “Lo único que extraño de él es que arreglaba todo lo que se rompía –bromea, con un tono agridulce–, aunque hoy mis hijos y yo nos damos mucha maña y logramos resolver lo que sea”.

A la hora de analizar las razones detrás del fenómeno, la abogada y coach de familia María Ana Cornu Labat plantea que hoy la esperanza de vida se prolongó y que hubo un cambio importante de roles entre marido y mujer. “Esto impacta en que, sobre todo la mujer, se replantee sus objetivos, su vocación y su futuro. El fenómeno del ‘nido vacío’ también da lugar a que los miembros de la pareja se pregunten si quieren seguir viviendo en una situación que ya no les da satisfacción”.

Cornu Labat también asegura que en “la edad del pelo gris”, con excepción de casos de violencia e infidelidad, los motivos por los que se llega a la separación no son muy diferentes a los que se presentan en otros divorcios: el deterioro de la pareja y la disminución de la satisfacción matrimonial.

“En matrimonios mayores que no se divorcian hasta que el nido no se vacía, probablemente lo que los detuvo e hizo que no se plantearan el divorcio antes fue que como equipo de padres, como co-equipers de crianza, funcionan; en términos operativos se llevan bien, entonces cuando los hijos crecen ya no encuentran una función que cumplir o una motivación para seguir juntos –explica Cornu Labat–. He visto muchos matrimonios que saben que como pareja están dejando de funcionar. Lo primero que les pregunto es qué los mantiene juntos y la respuesta es los hijos. Bueno, esa pareja ya pasó a un estado de deterioro, quedó en una etapa de indiferencia”.

Segunda vuelta

Aun así, Cornu Labat considera que puede haber una nueva oportunidad en esta franja etaria en la cual las parejas tienen mayor madurez para entender “por dónde pasa la felicidad”. A veces, la contracara del grey divorce son las parejas + 50 que atraviesan una crisis, pero pueden volver a elegirse.

Es el caso de Amanda y Diego, que se conocieron en la universidad, estuvieron dos años y medio de novios y se casaron. Los primeros tres años los dedicaron a que ella terminara su carrera y luego disfrutaron de un tiempo de matrimonio hasta que llegó el primer hijo, Más tarde tuvieron al segundo y finalmente al tercero. Estuvieron 30 años casados y hoy suman tres nietos. Pero a los 53, Amanda tomó la decisión de divorciarse: luego de la charla con Diego, se fue con sus pertenencias a un departamento prestado, más tarde a lo de sus padres y finalmente se instaló en un lugar propio. “Fue duro, no hubo terceros ni engaños, fue un problema de convivencia, de rutina, de cansancio. No estábamos bien y entonces tomé la decisión”, recuerda.

Estuvieron dos años divorciados, hasta que un día, en una reunión familiar, se reencontraron y se pusieron a charlar. A los pocos días, Amanda llamó a Diego por teléfono. Sorprendido, él le preguntó a qué se debía el llamado, y ella, con toda sinceridad, respondió: “Porque te extraño”.

Empezaron a verse a escondidas de los chicos (que de todas maneras ya sabían todo) y un tiempo después volvieron a casarse en el registro civil de la primera vez: el mismo en el que, además, se habían divorciado. En el formato actual de pareja, sin embargo, algo cambió: Amanda continúa en su departamento y Diego vive en su casa, cerca de sus hijos. Los fines de semana están juntos de viernes a lunes. Y todo parece cerrar: sin dudas, aseguran, es una modalidad que, por el momento, los hace sentir bien. La incertidumbre, sin embargo, es parte del acuerdo: ellos saben mejor que nadie que el amor es una construcción diaria, tengan la edad que tengan.

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/sabado/divorcio-gris-cada-vez-mas-gente-se-anima-a-separarse-despues-de-los-50-nid15092025/

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