Di María, otra vez en el Hard Rock: del adiós glorioso con la selección al duelo contra Boca
Todavía parece estar ahí, la estela de su zurda flotando en el aire. Como si nunca se hubiera ido. Como si cada centímetro de césped guardara la memoria exacta de su tranco largo, elegante, inc...
Todavía parece estar ahí, la estela de su zurda flotando en el aire. Como si nunca se hubiera ido. Como si cada centímetro de césped guardara la memoria exacta de su tranco largo, elegante, inconfundible. Y su festejo con las manos en forma de corazón, ese gesto que nació en Benfica para agradecerle a Jorgelina, su esposa, el amor incondicional en los momentos más difíciles, y que volvió a hacerse presente aquella noche de gloria frente a Colombia, tras el pitazo final, con los ojos llenos de lágrimas y la cabeza en alto buscando a los suyos entre el público. Queda en el aire el eco de ese grito, esa ovación profunda que bajó desde las tribunas como una muestra de cariño y reconocimiento.
Hoy, el estadio está vacío, pero el recuerdo sigue vivo en cada rincón. Y él vuelve. Ángel Di María regresa al estadio que hizo suyo: el Hard Rock Stadium de Miami, donde jugó su último partido con la selección, se consagró campeón de América y donde iniciará el cierre de su etapa en las Águilas, antes del esperado regreso a Rosario Central.
Esa noche, más de 25.000 argentinos lo reconocieron como la leyenda que fue, es y será. Ahora regresa con los colores del Benfica, el club que lo recibió en Europa cuando partió del Canalla. A los 37 años, con el físico curtido por mil batallas y el deseo intacto de rendir al máximo, como siempre lo hizo en este tipo de competencias, en todos los ámbitos, en los escenarios de mayor relevancia. Y con una particularidad: el rival será Boca, lo que marcará la primera vez que enfrente a un club argentino desde que cruzó el océano, hace casi dos décadas.
A 11 meses de aquella imborrable despedida con la celeste y blanca, Di María volverá a pisar el césped del Hard Rock Stadium. Esta vez, ya en el tramo final de una carrera consagrada. Campeón mundial juvenil en Canadá, medalla dorada en Beijing, doble campeón de América, ganador en la Finalissima ante Italia y, por supuesto, campeón del mundo en Qatar. A todo eso se le agregan 30 títulos a nivel clubes, incluida la Champions y la Supercopa de Europa. Un recorrido brillante que ahora abre un nuevo capítulo: el del regreso, antes del “regreso definitivo”. Porque después de este Mundial de Clubes, volverá a Rosario Central, el club de su vida, para ponerle el broche de oro a su extraordinaria trayectoria deportiva.
Este lunes, la mayoría de las tribunas estará teñida de azul y oro. Pero no todos los que vayan serán de Boca. También habrá argentinos que viven en Miami y en otras ciudades cercanas, hinchas que, más allá de los colores, querrán ver en acción a uno de los grandes íconos de la historia del equipo nacional.
En 2024, antes de la final de la Copa América contra Colombia, surgió una propuesta que rápidamente se hizo viral: un aplauso masivo en el minuto 11, el número que Ángel Di María convirtió en emblema a lo largo de su carrera. La impulsaron Eric Bernhardt y Sebastián Zaldibar, dos argentinos nacidos en Buenos Aires pero criados en Estados Unidos, hoy radicados en Orlando. Uno es de River, el otro de Boca, pero los une algo más fuerte: la pasión por el fútbol, por la selección y por sus figuras más emblemáticas.
😱Tremenda bandera para Di María
🤗Un grupo de hinchas argentinos se acercó al estadio con un trapo que reza “Gracias Fideo” además tiene pintada su cara y el 1️⃣1️⃣
🥹Será una jornada especial para Angelito
📹@fczyz desde Miami pic.twitter.com/cYpfRPyNKF
“Habíamos calculado que esa final iba a ser el último partido de Fideo con la selección. Entonces dijimos: ‘Olvidémonos del resultado, ya somos campeones del mundo. Lo importante ahora es homenajear a Di María’. Se hizo, y fue lo mejor que nos pasó. Ver flamear nuestra bandera y escuchar cómo el estadio lo ovacionaba en el minuto 11 fue un momento único que no vamos a olvidar jamás”, le cuentan a LA NACION.
Aunque no pudieron conocer personalmente al rosarino, las fotos y videos se difundieron en varios medios. “Queríamos que la gente pudiera agradecerle de alguna manera todo lo que hizo por el equipo”, destacan. Eric y Sebastián conducen un podcast llamado “Soccer is Fútbol”, donde hablan de fútbol y otras curiosidades del deporte, y donde seguirán de cerca todo lo que pase en el Mundial de Clubes.
Después de aquella noche soñada, en la que Di María jugó un partido impecable para que la selección venciera a Colombia en el tiempo extra, la pelota dejó de ser tan generosa con el ídolo. Las lesiones le quitaron continuidad. Y aunque fue campeón de la Copa de la Liga, no pudo coronarse en Primeira Liga ni en la Copa de Portugal. Aun así, firmó una buena temporada: 29 partidos, 15 goles y ocho asistencias.
Para este Mundial de Clubes llega afilado: el miércoles anotó dos goles en un amistoso contra el Tampa Bay Rowdies, equipo de la USL Championship -la segunda división del fútbol estadounidense-, que terminó con una victoria contundente por 7 a 0. Nicolás Otamendi, otro campeón de América que también regresará al Hard Rock, se sumó a los entrenamientos tras sus compromisos con la selección argentina.
Hasta ahora, la única vez que Di María pisó el césped del Hard Rock Stadium fue en la final de la Copa América, aunque pudo haber vuelto antes con la camiseta del Inter Miami. Un mes antes de la consagración ante Colombia, el conjunto de Lionel Messi intentó tentarlo para sumarlo al plantel, pero el zurdo optó por renovar su contrato con Benfica. En 2025, con Javier Mascherano liderando la gestión, volvieron a insistir, pero él eligió seguir su propio camino y regresar a sus raíces: Rosario Central, el club que lo vio nacer y al que había prometido volver.
Aquel 14 de julio de 2024 quedó grabado a fuego en la vida de Ángel Di María y en el corazón de los hinchas argentinos. Minutos antes del inicio de la final, el rosarino vivió un momento especial: sus hijas, Mía y Pía, ingresaron al campo con la pelota del partido y se la entregaron al árbitro. Enseguida ambas corrieron a los brazos de su padre, que se emocionó casi hasta las lágrimas.
Este lunes, su familia volverá a estar en el Hard Rock Stadium. Será el comienzo del final de una trayectoria internacional excepcional, marcada no solo por los títulos, sino también por años de lucha, sacrificio, finales perdidas y, ante todo, el deseo constante de volver a coronarse.