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De la clandestinidad al Nobel de la Paz: quién es María Corina Machado, la líder que desafió al chavismo y se convirtió en símbolo de resistencia

OSLO.- La líder opositora venezolana ...

De la clandestinidad al Nobel de la Paz: quién es María Corina Machado, la líder que desafió al chavismo y se convirtió en símbolo de resistencia

OSLO.- La líder opositora venezolana ...

OSLO.- La líder opositora venezolana María Corina Machado ganó el viernes el Premio Nobel de la Paz por promover los derechos democráticos en su país y por su lucha por lograr una transición a la democracia, según informó el comité noruego que entrega el galardón.

Tras el anuncio, Machado publicó un comunicado en redes sociales en el que agradeció el premio y aseguró que el mismo es un “impulso” para “conquistar la libertad” en su país.

“A cada venezolano: este premio es tuyo. Es un reconocimiento a lo que hemos logrado juntos y un recordatorio de lo que aún falta. Ahora avanzamos con aún más fuerza, confianza y fe inquebrantable”, dijo para finalizar la líder opositora.

Su carrera política

María Corina Machado, de 58 años, nació en Caracas el 7 de octubre de 1967. Es ingeniera industrial de formación e hija de un destacado empresario de la industria siderúrgica venezolana y de una psicóloga. Su origen socioeconómico acomodado fue, desde sus inicios, un blanco de críticas del régimen chavista, que la presenta como símbolo de una élite ajena a las penurias del pueblo.

En 2002, mientras trabajaba en la empresa familiar dedicada al sector siderúrgico, fundó Súmate, una organización ciudadana que comenzó monitoreando procesos electorales, pero que pronto se transformó en un movimiento opositor de peso. Ese mismo año, Súmate impulsó un referéndum revocatorio contra Hugo Chávez, que no prosperó y le valió a Machado acusaciones de conspiración y de intento de golpe.

Su irrupción en el escenario político coincidió con uno de los momentos más tensos del país, cuando el chavismo consolidaba su poder y la oposición buscaba formas de organización. En ese contexto, Machado comenzó a perfilarse como una figura de carácter, frontal y sin concesiones, rasgos que definirían toda su carrera.

Con los años, Machado ingresó a la Asamblea Nacional, donde se alineó con el ala más dura de la oposición, aquella que nunca aceptó una negociación con el chavismo. Su postura inflexible frente al poder y su discurso cargado de convicciones éticas la convirtieron en una dirigente admirada y también en una figura polarizadora dentro del propio campo opositor.

En 2012, dos años después de que el gobierno de Chávez expropiara el negocio familiar, se presentó por primera vez como precandidata en las primarias de la oposición. La contienda la ganó Henrique Capriles, pero su participación la consolidó como una voz influyente.

Machado también fue crítica con sectores opositores que, a su juicio, cedieron demasiado ante el régimen en momentos cruciales. En 2020, rompió públicamente con Juan Guaidó, a quien acusó de no haber “podido o querido cumplir la tarea que el país te dio”.

En una entrevista de 2018 con la periodista Luz Mely Reyes, ya anticipaba su postura radical frente al régimen: “Tanto los venezolanos como la comunidad internacional hemos asumido que lo que enfrentamos no es una dictadura más, ni siquiera un sistema totalitario. Para mí es un régimen criminal. Frente a esto no puede haber neutralidad: entre la libertad y la sumisión, entre el bien y el mal, ya no hay punto medio”.

En 2023, Machado decidió postularse nuevamente a la presidencia. Su campaña fue modesta, impulsada sin grandes recursos ni estructuras partidarias, con recorridos en camioneta, en moto o a pie, y actos improvisados sobre el capot de un auto, sin escenarios ni tarimas.

A pesar de los sabotajes —vehículos vandalizados, bloqueos de rutas, atentados y agresiones—, su gira nacional se convirtió en un fenómeno político. Visitó tanto regiones históricamente opositoras como bastiones del chavismo, logrando conectar con un electorado que la percibió como una dirigente cercana, desafiante y coherente.

Los analistas coincidían entonces en que su discurso, centrado en la recuperación de la familia como núcleo de la vida venezolana, fue clave para su éxito. En un país donde más de ocho millones de personas han emigrado, separando a millones de hogares, Machado convirtió ese dolor colectivo en motor de esperanza.

Su esfuerzo tuvo recompensa: obtuvo una contundente victoria en las primarias opositoras, con más de dos millones de votos. Sin embargo, su candidatura fue inhabilitada por el gobierno, obligando a su partido a ceder el lugar a Edmundo González Urrutia, un exdiplomático y académico casi desconocido que representaba la continuidad de su proyecto.

La historia posterior fue turbulenta. González, que tras las elecciones denunció fraude y se exilió en España por temor a ser encarcelado o torturado, mantuvo el vínculo con Machado y se convirtió en símbolo de la resistencia civil. Aunque fue considerado por muchos como el verdadero vencedor de los comicios presidenciales de 2024, el Consejo Nacional Electoral declaró triunfador a Nicolás Maduro, en un resultado que nunca fue plenamente auditado y que ni Estados Unidos ni la Unión Europea (UE) reconocieron como legítimo.

Mientras tanto, Machado siguió denunciando las irregularidades y defendiendo un modelo liberal y reformista, que propone la privatización de empresas estatales —incluida la petrolera Pdvsa— y programas sociales que atiendan a los sectores más pobres.

Su activismo le costó caro: la mayoría de sus asesores y colaboradores fueron detenidos o forzados al exilio, y ella misma fue objeto de múltiples amenazas. “El gobierno de Maduro opera como una mafia criminal”, denunció en más de una ocasión.

Vida en la clandestinidad

La situación de Machado se volvió aún más precaria tras las elecciones presidenciales del 28 de julio de 2024, en las que Maduro se adjudicó la victoria pese a las acusaciones de fraude. A partir de entonces, la líder opositora entró en la clandestinidad.

Pese a ello, continuó enviando mensajes a través de sus allegados y medios internacionales. En una entrevista con LA NACION, aseguró: “Maduro podrá decirle a los pocos aliados que le quedan que el mundo va a pasar la página, pero eso es imposible. Nosotros vamos a avanzar hacia una transición democrática”.

A comienzos de enero de 2025, poco antes de la nueva toma de posesión de Maduro, reapareció en una manifestación, fue detenida brevemente y luego liberada. Desde entonces, su paradero es incierto.

En las últimas semanas, Diosdado Cabello, ministro del Interior y figura clave del chavismo, aseguró que Machado se encuentra refugiada en la embajada de Estados Unidos en Caracas, aunque ninguna autoridad venezolana ni norteamericana confirmó esa versión.

Durante la actual presidencia de Donald Trump, Machado ha respaldado de manera explícita la política de presión internacional sobre Caracas. El mandatario estadounidense lanzó recientemente un operativo en el Caribe bajo la justificación de combatir el narcotráfico, una maniobra que también busca —según críticos y analistas— restringir las rutas marítimas utilizadas por estructuras vinculadas al chavismo y reforzar el cerco sobre el régimen de Nicolás Maduro.

Agencias AFP y Reuters

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/el-mundo/de-la-clandestinidad-al-nobel-de-la-paz-quien-es-maria-corina-machado-la-lider-que-desafio-al-nid10102025/

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