De denunciar a sus jefes en TikTok a la vicepresidencia: quién es Edman Lara, el expolicía que sacudió la política boliviana
LA PAZ.- Por estos días, en los mercados de Cochabamba o en los barrios populares de El Alto, el nombre de Edman Lara Montaño —o simplemente el Capitán Lara— se escucha con una mezcla de ent...
LA PAZ.- Por estos días, en los mercados de Cochabamba o en los barrios populares de El Alto, el nombre de Edman Lara Montaño —o simplemente el Capitán Lara— se escucha con una mezcla de entusiasmo y curiosidad poco común en la política boliviana. Hasta hace poco más de un año, este abogado y exagente policial de 40 años se ganaba la vida vendiendo ropa usada mientras grababa videos en TikTok en los que denunciaba la corrupción dentro de las fuerzas de seguridad. Hoy, ese mismo hombre es el nuevo vicepresidente electo de Bolivia, tras acompañar en la fórmula a Rodrigo Paz Pereira, el sorprendente ganador del histórico balotaje del 19 de octubre.
La dupla Paz-Lara, del Partido Demócrata Cristiano (PDC), logró imponerse en la primera segunda vuelta de la historia del país. Pero el ascenso de Lara fue mucho más meteórico que el de su compañero. Con su estilo frontal y su discurso populista, el “capitán” se convirtió en un fenómeno político y social que desbordó las estructuras tradicionales. Su figura, mezcla de outsider, predicador y denunciante, canalizó el descontento de sectores juveniles, rurales y urbanos hartos de la “vieja política”.
“Es tiempo de hermanarnos, es tiempo de reconciliarnos. Se acabaron los colores políticos”, dijo Lara al celebrar el triunfo desde un escenario improvisado, rodeado de jóvenes aymaras que lo aclamaban como “hermano Lara”. Muchos lo ven como una suerte de héroe popular, una voz salida desde abajo que desafió al poder y sobrevivió al costo de hacerlo.
El “Capitán” del puebloNacido en Villa Rivero, Cochabamba, Lara pasó quince años en la Policía Nacional, donde alcanzó el rango de capitán. Durante ese tiempo, fue testigo directo —según él mismo relató— de las redes de extorsión, coimas y tráfico de influencias dentro de la institución. En 2023, mientras se desempeñaba en Santa Cruz, comenzó a publicar videos en TikTok e Instagram denunciando irregularidades cometidas por jefes y colegas.
Uno de esos episodios terminó en escándalo: durante una conferencia de prensa, el entonces comandante regional Eric Holguín lo tomó del cuello y trató de sacarlo a la fuerza ante las cámaras, furioso por sus acusaciones. Pocas semanas después, Lara fue dado de baja “por faltas graves”. Su carrera policial se extinguía, pero nacía un personaje mediático.
Convertido en un referente para muchos bolivianos indignados con el poder, el expolicía comenzó a recorrer el país y a usar sus redes como tribuna. “Yo voy a estar con ustedes y soy la garantía, yo no voy a permitir que ningún mentiroso quiera usurpar al pueblo”, repetía en sus transmisiones en vivo, mezclando indignación moral, retórica religiosa y promesas de justicia social.
Lara se presenta como un hombre común, de fe cristiana, padre de cuatro hijos y esposo de Diana Romero, candidata a diputada. Su lenguaje directo y su imagen de sacrificio personal construyeron una narrativa poderosa entre sectores desencantados.
En los actos públicos, sus seguidores corean “¡Lara, amigo, el pueblo está contigo!” y él responde: “Ustedes son mis guerreros de Dios”. Su discurso mezcla referencias religiosas con denuncias a las élites corruptas, promesas de “mano dura” contra la impunidad y llamados a la unidad nacional.
El salto a la políticaLa llegada de Edman Lara al poder marca una ruptura en el paisaje político boliviano. Es la primera vez que un influencer de las redes —sin trayectoria partidaria previa— alcanza la vicepresidencia
Cuando Rodrigo Paz Pereira, senador tarijeño e hijo del expresidente Jaime Paz Zamora, lo convocó como compañero de fórmula, muchos lo tomaron como un movimiento audaz, casi temerario. Pero la apuesta funcionó. Lara aportó carisma, calle y presencia digital. Su popularidad en TikTok fue decisiva para movilizar a los votantes jóvenes y de clase trabajadora, sobre todo en el occidente del país.
“El atractivo populista de Lara ayudó a Paz a conectarse con los votantes más jóvenes y de clase trabajadora”, coincidieron analistas locales. La campaña del PDC combinó el tono conciliador y moderado de Paz con el ímpetu combativo del “capitán”.
Durante la primera vuelta, el binomio obtuvo el 32,14 % de los votos, frente al 26,81 % de la fórmula derechista de Jorge “Tuto” Quiroga. Pero el verdadero impulso vino del fenómeno Lara, quien captó simpatías incluso entre campesinos que antes se alineaban con el Movimiento al Socialismo (MAS). “La base se ha ido con Paz y Lara, quienes han brindado la mejor opción para nuestros hermanos provinciales”, explicó David Mamani, dirigente rural de La Paz.
Pero también genera controversia. Durante la campaña fue acusado de agredir verbalmente a periodistas y de tensiones con el propio Rodrigo Paz. “Yo soy la garantía y si Rodrigo Paz no cumple, yo lo enfrento”, dijo en un mitin, marcando distancia de su compañero de fórmula. Además, no descartó retirar su apoyo si no estuviera de acuerdo con las alianzas políticas.
Convertido ahora en vicepresidente electo, Lara enfrenta el reto de transformar su faceta combativa en gestión.
El “capitán” prometió impulsar reformas estructurales contra la corrupción, pero también políticas sociales concretas: créditos accesibles para jóvenes emprendedores, incentivos tributarios para formalizar negocios y un bono de jubilación de 300 dólares.
“A mí me gustó que el capitán se ha acordado de los jóvenes”, contó Dana Gutiérrez, estudiante de gastronomía de 21 años. “Necesitamos apoyo de créditos para emprender”.
Su mensaje de “capitalismo para todos”, una mezcla de pragmatismo económico y justicia popular, busca distanciarse tanto del discurso estatista del MAS como del liberalismo conservador de Quiroga.
“El 19 de octubre vamos a dar una señal de que no queremos más la vieja casta política de izquierda y de derecha”, proclamó en El Alto, ante una multitud que coreaba: “¡El MAS nunca más!”.
Agencias AP y Reuters