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Cuenca del Salado: la región que espera la finalización de una obra para producir sin sobresaltos y crecer

La Cuenca del Salado se encuentra ante una encrucijada histórica, según se destacó en una jornada realizada en la Sociedad Rural de Saladillo, que congregó a más de 120 productores, dirigentes...

Cuenca del Salado: la región que espera la finalización de una obra para producir sin sobresaltos y crecer

La Cuenca del Salado se encuentra ante una encrucijada histórica, según se destacó en una jornada realizada en la Sociedad Rural de Saladillo, que congregó a más de 120 productores, dirigentes...

La Cuenca del Salado se encuentra ante una encrucijada histórica, según se destacó en una jornada realizada en la Sociedad Rural de Saladillo, que congregó a más de 120 productores, dirigentes y especialistas. El debate trascendió la coyuntura para enfocarse en los pilares estructurales: infraestructura hídrica, adaptación climática y un salto de calidad en la ganadería.

El evento, impulsado por productores locales encabezados por Gladis Yanzi, Estancias Caraytá, y la entidad ruralista local presidida por Ignacio Bustingorri, dejó en evidencia que el potencial de la región depende de transformar sus limitantes naturales en un sistema previsible. En rigor, el foco central de la jornada estuvo puesto en el manejo del agua, un factor determinante en una región de “baja pendiente natural y alta sensibilidad a los excesos hídricos”.

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En ese sentido, Guillermo Jelinski presentó un diagnóstico del Plan Maestro del Río Salado y reveló un dato contundente sobre la disponibilidad de recursos, contrastando el dinero en caja con la inacción en el territorio. “Los fondos para concluir el Plan Maestro están disponibles, pero no se están ejecutando. La cuenta asignada al programa cuenta con alrededor de 190.000 millones de pesos, cuando la finalización de las obras requeriría aproximadamente 30.000 millones”, remarcó Jelinski.

Ante este desfasaje entre recursos y ejecución, tanto Jelinski como el ingeniero agrónomo Eduardo Sierra coincidieron en una propuesta estructural: avanzar en la creación de una autoridad específica de administración del Río Salado. El objetivo sería blindar los recursos y garantizar que las obras tengan continuidad en el tiempo, independientemente de los vaivenes políticos.

Los expertos dejaron en claro que el manejo hídrico se vuelve urgente ante las proyecciones climáticas. Sierra advirtió que el desafío ya no es solo el volumen total de lluvias, sino su comportamiento errático. Según manifestó, se prevé mayor frecuencia de eventos extremos, es decir, concentración de lluvias en períodos más cortos. Esta nueva realidad obliga a repensar el manejo de los campos. Según los especialistas, la clave está en diseñar sistemas ganaderos flexibles, capaces de amortiguar el impacto ambiental sin sacrificar productividad.

Superada la barrera de la infraestructura, el debate se centró en cómo debe evolucionar el negocio ganadero en la Cuenca. El analista Rodrigo Troncoso explicó que el crecimiento de las exportaciones, proceso consolidado desde 2016, exige ahora un cambio de estrategia cualitativa. “El próximo paso para la ganadería argentina no es solo producir más, sino vender carne de mayor valor, combinando aumento del stock con más kilos por animal y mejor posicionamiento comercial”, sostuvo Troncoso.

Esta visión fue respaldada desde la práctica por Ricardo Orazi (Cabaña La Pastoriza) y Alejandro Aznar (Cabaña La Esencia). Ambos referentes coincidieron en el perfil del animal que necesita la Cuenca: rusticidad y fertilidad para adaptarse al ambiente, además de orientación a los mercados de alto valor, y aumento en los pedidos de certificación como herramienta de diferenciación.

El cierre de la jornada aportó la visión de Marcos Pereda, vicepresidente de la Sociedad Rural Argentina (SRA), quien enfatizó que la inversión productiva requiere un marco de estabilidad que hoy es insuficiente. “No hay crecimiento ganadero posible sin un plan concreto, reglas claras, estabilidad y previsibilidad”, afirmó Pereda.

El dirigente subrayó que el rol de las entidades debe evolucionar de lo discursivo a lo pragmático: “El rol de las entidades no es dar discursos, sino construir condiciones reales para que el productor invierta, produzca más y mejor”. Destacó la necesidad de una voz unificada del campo, capaz de ordenar prioridades y sostener una agenda de largo plazo que permita crecer en stock, volumen producido y valor agregado, con reglas estables que acompañen el desarrollo del negocio ganadero.

La conclusión del encuentro en Saladillo fue unánime: la Cuenca del Salado tiene las condiciones para ser uno de los motores del crecimiento ganadero argentino, siempre que confluyan infraestructura hídrica, adaptación climática, eficiencia productiva y un marco institucional sólido, con una agenda gremial unificada y orientada a resultados.

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/economia/campo/cuenca-del-salado-la-region-que-espera-la-finalizacion-de-una-obra-para-producir-sin-sobresaltos-y-nid04122025/

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