Cuáles son las flores reales detrás de los perfumes más icónicos del mundo
Hay perfumes legendarios que dejaron huella y todos ellos tienen un secreto en común: se apoyan en una flor. O en muchas. No se trata solo de fragancias agradables, sino de fórmulas que supieron ...
Hay perfumes legendarios que dejaron huella y todos ellos tienen un secreto en común: se apoyan en una flor. O en muchas. No se trata solo de fragancias agradables, sino de fórmulas que supieron capturar la esencia de una planta en su instante más sensual, rebelde o salvaje.
Te mostramos las flores y plantas que marcaron la historia de la perfumería moderna y que podés (con algo de suerte y conocimiento) cultivar o identificar en jardines, balcones o viveros.
Jazmín (Jasminum grandiflorum y Jasminum sambac)De noche, cuando el jazmín se abre, el aire cambia. Esa intensidad floral es la columna vertebral de íconos como Chanel Nº5, Joy de Jean Patou y Diorissimo.
Su aroma complejo —floral, cálido, con un fondo ligeramente animal— se extrae por métodos tan delicados como costosos. Aunque en la industria moderna muchas veces se usa jazmín sintético, los perfumes históricos aún reivindican el aceite esencial natural.
En climas templados, el Jazmín sambac puede cultivarse en maceta y florecer incluso en interiores con buena luz.
Rosa (Rosa damascena y Rosa centifolia)Ninguna flor ha sido tan interpretada por la perfumería como la rosa. Romántica, intensa, especiada, cítrica o incluso metálica, según la variedad y el tratamiento, Nahema de Guerlain, Rose 31 de Le Labo o Portrait of a Lady de Frederic Malle son algunos ejemplos donde la rosa deja de ser un cliché y se convierte en protagonista con carácter.
Aunque no es fácil reproducir ese perfume exacto en casa, cultivar rosales perfumados puede ser un acto íntimo de resistencia sensorial. La Rosa damascena, cultivada sobre todo en Bulgaria, Turquía e Irán, es la más valorada.
Nardo (Agave amica)El nardo —que es un pariente del agave— tiene un perfume narcótico, casi abrumador, con notas de crema, especias y tierra mojada. En el siglo XX se lo consideraba un aroma demasiado sexual, pero hoy se destaca en fragancias como Carnal Flower de Malle o Fracas de Piguet.
Cultivable en maceta en primavera-verano, requiere pleno sol, sustrato drenado y paciencia para florecer. Pero una vez que lo hace, ningún otro aroma lo iguala.
Vetiver (Chrysopogon zizanioides)No es una flor, sino un pasto de raíces profundas y aroma terroso, con notas de madera, humo y piel mojada. El vetiver es el alma de perfumes como Vetiver de Guerlain, Sycomore de Chanel o Encre Noire de Lalique. Su perfume, masculino y vegetal a la vez, equilibra fórmulas florales y les aporta profundidad.
Se cultiva en regiones tropicales, pero puede probarse en jardines experimentales: necesita calor y humedad.
Azahar (flores de naranjo amargo, Citrus aurantium)El azahar es el perfume de los patios mediterráneos, pero también un ingrediente central de la perfumería de autor. Dulce, cítrico, con una nota jabonosa que evoca infancia y pureza, aparece en Fleur d’Oranger de Serge Lutens y Neroli Portofino de Tom Ford.
Cultivar perfumesCultivar un perfume es una idea tan antigua como poética; no hace falta destilar aceites ni tener un laboratorio. Basta con reconocer los aromas que nos rodean y prestar atención a lo que florece en el aire.
Estas plantas están detrás de los perfumes más icónicos y al mismo tiempo invitan a recuperar algo más profundo: la posibilidad de que un jardín no solo se mire, sino que también se huela y se disfrute con todos los sentidos.