“Crecimiento genuino”: la carne que vive un boom en producción, bate récords en consumo y exportaciones, pero le preocupa Brasil
El 2025 está marcando un punto de inflexión para la producción porcina argentina. Con indicadores que muestran un crecimiento sostenido en la faena, un consumo interno en alza y la posibilidad d...
El 2025 está marcando un punto de inflexión para la producción porcina argentina. Con indicadores que muestran un crecimiento sostenido en la faena, un consumo interno en alza y la posibilidad de aumentar las exportaciones, el sector vive un presente auspicioso, según destacan en la actividad. Sin embargo, también enfrenta desafíos que podrían limitar su expansión, como el aumento de las importaciones provenientes de Brasil, las cuestiones sanitarias y trabas impositivas que restan competitividad. Un reciente informe del Ieral, de la Fundación Mediterránea, mostró que el margen promedio de enero a julio fue de $367 por kilo producido, muy por encima del resultado negativo de igual período 2024 (-$11/kg).
“Este año, como desde 2002 en adelante, va a seguir creciendo el sector porcino, ofreciendo más faena y obviamente más carne de cerdo al mercado local”, señaló a LA NACION el consultor Juan Uccelli, quien sigue de cerca la evolución de la actividad.
El dato no es menor: según sus proyecciones, el crecimiento anual de 2025 se ubicaría entre el 3 y el 4%.
A ese desempeño positivo se suman importaciones de una magnitud inédita en más de dos décadas. “Las importaciones de este año van a ser muy importantes, un valor que habría que retrotraerse a finales de la década del 90 para encontrar algo similar”, advirtió.
En materia de consumo interno, los registros oficiales subestiman la realidad. Uccelli precisó: “El consumo es un poco más alto de lo que se maneja oficialmente, porque lamentablemente en el sector porcino hay mucha venta en negro, sin ningún papel”. En base a cálculos de conversión alimenticia, estimó en 23 kilos por habitante por año, cinco kilos más que el dato formal.
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Ese aumento del consumo se explica también por la mejora en la productividad de las granjas. Según contó, ingresaron al sistema entre 10.000 y 15.000 cerdas reproductoras que producen aproximadamente 3600 a 4000 kilos por cerda por año. Y, si bien muchos pequeños productores salieron de la actividad, los nuevos animales aportaron más del doble de kilos que los que se fueron, lo que consolida una tendencia hacia la concentración.
ExportacionesLas exportaciones también muestran un repunte. Tras un 2024 marcado como “de terror”, en palabras de Uccelli, este año se proyectan 15.000 toneladas. Aunque aún lejos de las 42.000 toneladas de 2020, dijo, se vislumbra un escenario más favorable, condicionado por la evolución del tipo de cambio.
En paralelo, las importaciones superarán las 45.000 toneladas, provenientes en un 95% de Brasil. “Ese crecimiento es muy importante y obliga a repensar la integración comercial, porque afecta el equilibrio de los cortes en el mercado local”, advirtió el experto de la consultora JLU.
El panorama sanitario es otro de los puntos sensibles. “Tenemos algunas tareas pendientes e internas desde el punto de vista sanitario que tendríamos que solucionar. No solo complica la producción en sí, sino que impide exportar a mercados como China”, alertó Uccelli, en alusión al virus de Aujeszky, una enfermedad que estaba controlada, pero hace dos años empezó a aparecer y hoy es un problema importante, especialmente para los grandes productores.
A los problemas sanitarios se suman trabas fiscales que frenan la inversión. En detalle, el sector porcino tiene un IVA de 10,5% para la venta de sus cerdos y de la carne, pero cuando compra instalaciones, por ejemplo, paga mayormente un 21%. Ese saldo es irrecuperable. Según explicó Uccelli, resolver esta distorsión permitiría “un crecimiento superior al 15% anual” y posicionar a la Argentina en el camino “del top 10 mundial de exportadores de cerdo“.
En la misma línea, Agustín Seijas, director ejecutivo de la Federación Porcina Argentina (FPA), destacó el cambio de clima entre 2024 y 2025. “El primer semestre del año pasado tuvo números rojos, con precios del capón muy por debajo de los costos de producción. En cambio, en el primer semestre de 2025 hubo estabilidad y márgenes positivos”, sostuvo, con cautela.
Para Seijas, el crecimiento de la producción porcina en el país es “genuino, apalancado por la eficiencia y la tecnología”. Sin embargo, coincidió que las limitantes son claras: “El IVA inversiones y la falta de líneas de crédito adecuadas frenan mucho las ampliaciones del stock productivo”.
Aun con estas dificultades, la producción se mantiene en expansión, con tasas de entre 3 y 5% anual. “Hoy la clave pasa por la eficiencia, porque estamos en un escenario de menos márgenes y más volumen. El productor que esté más preparado va a poder proyectar un desarrollo sostenible”, afirmó.
En cuanto al consumo, Seijas recordó que la evolución fue notable en las últimas dos décadas: “Esto se explica por la mejora en la calidad de la carne y por su accesibilidad en el mostrador”. El objetivo de la FPA es ambicioso: alcanzar en 2032 los 28 kilos per cápita. Para ello trabajan en campañas de promoción y posicionamiento de la carne de cerdo como alternativa saludable y económica.
En el plano externo, la Federación apunta a un crecimiento de las exportaciones a través de una estrategia más selectiva. “Tenemos 39 mercados abiertos, el 65% de los que accede Brasil, que exporta 1,2 millones de toneladas. Queremos exportar de manera más inteligente, sabiendo qué demanda cada destino”, explicó Seijas.
La competencia con el país vecino es uno de los principales dolores de cabeza. Brasil no solo aprovecha una ventaja cambiaria, sino también el uso de promotores de crecimiento prohibidos en 160 países. “Genera una competencia desleal. Nosotros no queremos usar esos aditivos y pedimos igualdad de condiciones”, planteó el director ejecutivo de la FPA.
En este contexto, el Ieral, de la Fundación Mediterránea, analizó el desempeño reciente en un informe titulado “Del piso en 2024 al podio en 2025″. Allí se destacó que los márgenes de las granjas se recuperaron con fuerza este año. “El margen promedio de enero a julio fue de $367 por kilo producido, muy por encima del resultado negativo de igual período 2024 (-$11/kg)”, precisó el estudio.
La mejora se explicó por dos factores: el abaratamiento de los granos, que representan el 60% de los costos de alimentación, y una recuperación en los ingresos por el precio del capón. En dólares constantes, los márgenes de 2025 se ubicaron entre los más altos de la última década. En ese sentido, los costos cayeron 15% interanual y se ubican en los niveles más bajos desde 2017 y, mientras casi todos los rubros se abarataron, la mano de obra aumentó 16% interanual y ya representa el 10% del costo total de las granjas.
Además, dijeron que una granja eficiente logró en 2025 márgenes de $537/kg, frente a $77/kg de una granja menos productiva, “incluso los sistemas de baja eficiencia dejaron atrás siete años consecutivos de pérdidas”.
De todas formas, el documento advirtió que los valores actuales del capón todavía están 7% por debajo del promedio 2016–2023 en términos reales. Es decir, los buenos resultados de este año se apoyaron principalmente en costos bajos, un factor que podría revertirse en el futuro.
En este nuevo escenario, en el sector señalaron que, con una base de producción en crecimiento, un consumo interno firme y la expectativa de ampliar mercados externos, enfrentan un presente y un futuro de oportunidades. El desafío estará en sostener la competitividad frente a la presión de las importaciones y resolver sus problemas estructurales para no frenar el despegue.