Compre nacional: las fusiones y adquisiciones se quedaron en casa
Del grupo Clarín al dúo Vila-Manzano, pasando por Vista Energy (la petrolera de Miguel Galluccio), ...
Del grupo Clarín al dúo Vila-Manzano, pasando por Vista Energy (la petrolera de Miguel Galluccio), Marcelo Mindlin o los hermanos Lequio (dueños de varios frigoríficos), el año que termina en materia de fusiones y adquisiciones estuvo marcado por el avance de los empresarios locales en sectores estratégicos de la economía.
La inversión extranjera directa en la Argentina mostró un saldo negativo en los primeros once meses de 2025 por primera vez en 22 años, según los datos que acaba de publicar el Banco Central, y el éxodo de las multinacionales que ya estaba en marcha siguió fuerte este año, lo que dio como resultado un nuevo mapa empresario, con cada vez más grupos locales ocupando los espacios (y los negocios) que dejan libres las compañías extranjeras.
Al mejor estilo de la gira de despedida de Los Chalchaleros, la salida de las multinacionales del mercado argentino es un proceso que tiene fecha de inicio (la pandemia) pero no de finalización. En la mayoría de los casos, no se trató de decisiones repentinas, sino de desinversiones largamente evaluadas por casas matrices que venían buscando reducir exposición al riesgo argentino, pero que chocaban con el cepo y las barreras para sacar los dólares del país.
La apertura gradual del mercado, la mejora en las expectativas macroeconómicas y la recuperación de los precios de los activos terminaron de habilitar operaciones que estaban frenadas desde hacía tiempo. Para muchas multinacionales, 2025 ofreció por primera vez una ventana razonable de salida: más compradores, mayor disponibilidad de dólares y valuaciones que, sin ser ideales, pasaron ser más atractivas para las empresas que están en modo vendedor.
“Las salidas no están necesariamente vinculadas al contexto argentino, sino a estrategias globales que implican desprenderse de mercados no estratégicos para enfocar capital en los negocios core”, apunta Sergio Caveggia, socio de impuestos de EY en el sector de transacciones.
Claro que para que una venta finalmente se concrete también tiene que aparecer un comprador. Y en la mayoría de las grandes operaciones -una de las pocas excepciones fue el ingreso del gigante de las criptomonedas Tether que desembolsó US$600 millones para tomar el control de Adecoagro-, los inversores locales muestran una aversión al riesgo argentino mucho menor que los extranjeros.
“Los empresarios locales tienen una mayor capacidad de detección de oportunidades y eso empalmó con la revalorización de los activos que se registró en los últimos años y con la decisión que ya tenían tomada muchas multinacionales de dejar el país”, explica Juan Pablo Ronderos, socio de la consultora MAP.
“La mayor ventaja de los compradores argentinos es que conocen como nadie la dinámica y el timing de la economía local y pueden detectar oportunidades que no siempre son evidentes para un inversor externo”, coincide el consultor Facundo Sonatti, quien además destaca el rol activo de las empresas familiares en este proceso de compras. “En muchos casos, el comprador natural termina siendo un grupo local porque el nivel de informalidad y complejidad regulatoria frena el interés de una multinacional”, explica el autor de Las 50 de la Bolsa: Quién es quién en el mercado argentino.
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La larga marchaUna de las salidas que hizo más ruido en el mercado local fue la de la española Telefónica, que después de amagar durante varios años, en enero de 2025 anunció la venta de su filial argentina por US$1245 millones a Telecom, una compañía controlada por el grupo Clarín y el empresario mexicano David Martínez.
Para la misma fecha, la automotriz Mercedes-Benz concretó la transferencia de su histórica planta de Virrey del Pino, que había sido la primera inaugurada fuera de Alemania por la compañía. El comprador fue otro jugador local: el grupo ST, que lideran los empresarios Roberto Domínguez y Pablo Peralta.
La lista de multis que se despidieron del mercado local también incluye a la cadena holandesa de supermercados mayoristas Makro -que fue adquirida por el grupo Cencosud (los dueños de Jumbo y Disco)- y la empresa brasileña DASA, que se desprendió de Diagnóstico Maipú a manos de Swiss Medical.
Lejos de una retirada caótica, el balance muestra una salida ordenada y selectiva. Para la Argentina, el efecto fue dual: se perdieron marcas globales, pero se reactivó el mercado de fusiones y adquisiciones y se produjo un recambio de dueños que permitió preservar los activos y la continuidad operativa.
El proceso de “argentinización” de empresas que habían pasado a manos de multinacionales en los últimos años también incluyó a Loma Negra. En este caso, el vendedor es el grupo brasileño InterCement, que en el marco de su concurso preventivo, llegó a un acuerdo con el empresario Marcelo Mindlin, dueño de Pampa Energía- para que la mayor cementera del país vuelva a manos nacionales.
“Este proceso de desinversión viene desacelerándose: en el primer semestre de 2025 se registraron muchas menos salidas que en 2024, lo que sugiere que el tramo más agresivo del retiro de capital extranjero podría estar acercándose a su final”, explica Ricardo Gameroff, socio de Kreston BA.
Los rubros ganadoresEn un escenario de mayor previsibilidad macro y reordenamiento regulatorio, los recursos naturales concentraron las apuestas más fuertes, con Vaca Muerta y el litio como grandes imanes de capital. En energía, la operación más resonante del año fue la adquisición por parte de la petrolera local Vista Energy del 50% del bloque La Amarga Chica, en Vaca Muerta, que estaba en manos del grupo malayo Petronas. Mediante esta operación -valuada en más de US$1200 millones-, la compañía fundada por Miguel Galluccio, se asoció con YPF y se consolidó como la segunda productora de shale oil del país.
“Claramente, el rubro energía es hoy el sector más demandante de inversión, tanto en oil & gas como en minería”, remarca Caveggia.
Otro movimiento clave fue la venta de la alemana Wintershall Dea a la británica Harbour Energy, que implicó el control de bloques como Aguada Pichana Este y San Roque, además de participación en infraestructura de gas. Entre las salidas también hay que anotar a la estatal chilena Sipetrol que se desprendió de su subsidiaria argentina a manos del grupo Oblitus, controlada por el fondo estadounidense Xtellus Capital Partners, mientras que Tecpetrol -la petrolera del grupo Techint- vendió su operación en Chubut para concentrar las inversiones en Vaca Muerta.
También hubo traspasos en generación eléctrica, impulsadas por fondos y empresas de otros rubros que pusieron la mira en el negocio seducidas por la recomposición de tarifas y contratos. En este caso, el deal más resonante fue la compra de las distribuidoras eléctricas de Jujuy y Tucumán, Líneas de Transmisión del Litoral (Litsa) y la generadora hidroeléctrica Cempsa en Mendoza, a cargo de Edison Energía, una sociedad en la que conviven el fondo Inverlat (los dueños de Havanna), los empresarios Rubén Cherñajovsky y Luis Galli (Newsan) y los hermanos Patricio y Juan Neuss. Este mismo grupo además, se adjudicó las represas Alicurá y Cerros Colorados tras ofertar US$226 millones en el marco de la privatización de las hidroeléctricas del complejo Comahue.
En minería, el año estuvo dominado por el litio y las multinacionales. A nivel global, la compra de Arcadium Lithium por parte de Rio Tinto tuvo impacto directo en la Argentina, al incorporar proyectos en Jujuy y Catamarca. En paralelo, la china Ganfeng Lithium aumentó su participación en el salar jujeño Cauchari-Olaroz, mientras la coreana Posco consolidó su posición en Sal de Oro. Además, el acuerdo entre la australiana BHP y la canadiense Lundin Mining para adquirir en conjunto Filo del Sol confirmó el renovado apetito por el cobre argentino.
“Energía, minería y tecnología son hoy los tres grandes motores del mercado de fusiones y adquisiciones”, precisa Cristian Traut, Senior Manager en First Capital.
En materia financiera el año cierra sin una mega operación como fue en 2023 la venta del Itau al Macro o en 2024 la del HSBC al Galicia, pero se mantuvo el proceso de consolidación a manos de jugadores locales. GPAT, la financiera del Banco Patagonia, se alzó con Decréditos por US$10 millones, Fabio Calcaterrra se desprendió del BiBank a manos del excitibanker Eduardo Savastano, mientras que el grupo ST -los mismos que se quedaron con la planta de Mercedes-Benz- cerró la compra del 50% que tenía Puente Hermanos en la inversora Mega QM.
La excepción desde afuera llegó con el desembarco del gigante digital británico Revolut que se quedó con la licencia bancaria de Cetelem. Otra compra protagonizada por una multi, pero en otro rubro, fue la que concretó la suiza Holcim que adquirió la hormigonera local Horcrisa.
El campo es otro de los sectores que también cerró el año con novedades de peso. La acopiadora rosarina Grassi finalmente se impuso a Molinos Agro (grupo Perez Companc) y Louis Dreyfus y se quedó con la aceitera Vicentin, mientras que Adecoagro y la Asociación de Cooperativas Argentinas (ACA) llegaron a un acuerdo para adquirir el 100% de la productora de fertilizantes Profertil, en una operación que en total sumó US$1200 millones. Los vendedores fueron YPF y Nutrien, otra multinacional que se despidió del mercado argentino. Unos meses antes, los hermanos Leonardo y Federico Lequio habían protagonizado la operación más importante del negocio de la carne, con la compra de los cinco frigoríficos que tenía el grupo Mattievich.
Los nuevos jugadoresOtra de las marcas distintivas del año fue la aparición de nuevos protagonistas en el mercado de fusiones y adquisiciones, muchos de ellos con fuerte llegada al poder político y vocación por quedarse con activos sensibles o emblemáticos. Más que fondos tradicionales, emergieron empresarios y grupos locales dispuestos a jugar fuerte en sectores regulados o de alta visibilidad pública.
Uno de los nombres que más resonó fue el de Leonardo Scatturice, que en pocos meses pasó a controlar activos icónicos del mundo corporativo argentino. Primero avanzó con la compra de OCA, histórica empresa de correo privado, y luego tomó el control de Flybondi, la aerolínea low cost que se convirtió en actor central del transporte aéreo de cabotaje. En ambos casos, se trató de compañías con problemas financieros, alto perfil político y una operatoria estrechamente vinculada al Estado.
También se destacó el regreso al centro de la escena de Daniel Vila y José Luis Manzano, quienes participaron del proceso de compra de Telefe, asociados con otro nombre poco conocido en el mundo de los negocios como el rosarino Gustavo Scaglione y en lo que constituyó la salida del país del grupo estadounidense Paramount.
En la lista de nuevos compradores también hay que incluir a Orlando Canido, el dueño de Manaos, que se consolidó como el segundo jugador en el negocio de las bebidas sin alcohol, tras la adquisición de su competidor Cunnington en un poco más de US$70 millones.
“En 2025 se dio vuelta la ecuación: hubo más compradores nacionales que internacionales, algo esperable en un año electoral”, explica Traut, de First Capital.
Lo que vieneEl año además termina con varias operaciones en marcha y una sensación que comparten empresarios y analistas que 2026 se mantendrá la tendencia ascendente en materia de fusiones y adquisiciones. “El contexto financiero empieza a jugar a favor de las inversiones de largo plazo y la mayor previsibilidad macro ayuda a destrabar uno de los principales frenos del M&A: la dificultad para valuar empresas en un entorno demasiado volátil”, sostiene Gameroff, de Kreston BA.
Entre las operaciones avanzadas, la más importante es la venta de Carrefour Argentina, que podría definirse en los próximos días, con dos grandes candidatos: el grupo local GDN, que lidera el empresario Francisco de Narváez, y el fondo de inversión estadounidense Klaff Realty.
Otro proceso de búsqueda de comprador que se encuentra avanzado es el de la red de estaciones de servicios de la marca, que hasta ahora son operadas por la brasileña Raízen. En este caso, el grupo que lideran Manzano y Vila es el que se encuentra mejor posicionado, tras la oferta de US$1400 millones que presentaron asociados con la compañía suiza Mercuria.
El grupo YPF, por su parte, acelera la incorporación de un socio para su negocio de insumos para el agro. Entre los candidatos sobresale el grupo local Lartirigoyen & Cía.
Antes de que termine el verano también podría haber novedades con la venta del negocio de Burger King en la Argentina. Hoy la licencia de la marca está en manos del grupo mexicano Alsea que ya le otorgó un mandato de búsqueda de comprador al banco BBVA. En este caso, otro holding local, el grupo El Desembarco, del empresario Julio Gauna, ya hizo pública su intención de quedarse con los 116 locales que tiene Burger en la Argentina.
Para 2026 además ya asoma otra operación de peso. El Estado argentino ya tiene definida la privatización de Aysa y algunos nombres de potenciales interesados ya están circulando. Como un signo de época, el dúo Manzano-Vila es uno de los candidatos.
“Para el año próximo esperamos una normalización del mercado, con más dinamismo por parte de los inversores internacionales y un mayor solapamiento con la búsqueda que siguen motorizando los empresarios locales”, concluye Ronderos