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Cómo fue la durísima caída de Andrés, el hijo consentido por Isabel II que pasó a ser un paria de la familia real

PARÍS.- Andrés, el hijo favorito de Isabel II, ya no es príncipe. Más bien, ha pasado a ser un paria. Su hermano mayor, Carlos III de Inglaterra, ...

Cómo fue la durísima caída de Andrés, el hijo consentido por Isabel II que pasó a ser un paria de la familia real

PARÍS.- Andrés, el hijo favorito de Isabel II, ya no es príncipe. Más bien, ha pasado a ser un paria. Su hermano mayor, Carlos III de Inglaterra, ...

PARÍS.- Andrés, el hijo favorito de Isabel II, ya no es príncipe. Más bien, ha pasado a ser un paria. Su hermano mayor, Carlos III de Inglaterra, le retiró todos sus títulos debido a su cercanía con el delincuente sexual estadounidense Jeffrey Epstein.

Privado de papel oficial, de renta y ahora de títulos, Andrés es también odiado por los británicos: el 82% de ellos tiene una opinión negativa de él, según una reciente encuesta.

El jueves por la noche, Carlos III retiró los títulos que le quedaban a su hermano menor y anunció su expulsión de la inmensa mansión Royal Lodge de 30 habitaciones en Windsor, que ocupaba desde 2003, debido a sus vínculos con el pedófilo Jeffrey Epstein y su implicación en un caso de tráfico de menores. Algunas fuentes afirman, sin embargo, que la orden de expulsión no será ejecutada de inmediato.

Alteza real, príncipe, duque de York, conde de Inverness, barón Killyleagh y caballero de la Orden de la Jarretera, así como Gran Cruz de la Orden de Victoria... la caída ha sido durísima para alguien tan imbuido de su legitimidad, y ahora reducido al rango ordinario de Andrés Mountbatten Windsor, el simple apellido familiar.

Nacido el 19 de febrero de 1960, doce años después de su hermano mayor, Carlos, y diez años después de la princesa Ana, Andrés es el tercer hijo de Isabel II y del príncipe Felipe. Desde su nacimiento, el niño fue la alegría de su madre. “El bebé es adorable. En cualquier caso, estoy segura de que será terriblemente consentido por todos nosotros”, le escribió a su prima.

Atractivo, machista, seguro de sí mismo y de su estrella, Andrés fue siempre un consentido por Isabel II, fallecida en 2022. Una preferencia que avivó las rivalidades entre los hijos de la soberana y suscitó sobre todo la amargura de Carlos, quien sufrió la ausencia y la frialdad de su madre. Niño extrovertido y turbulento, incluso maleducado, el joven príncipe resultó ser un alumno mediocre en la escuela de Gordonstoun, a la que asistieron antes que él su padre y su hermano mayor.

Entonces, Andrés poseía además un físico atractivo, que le valdría, a los 16 años, los comentarios de su hermano mayor, describiéndolo como “el Robert Redford de la familia”. Desde la adolescencia el príncipe arrastró una reputación de playboy. “Randy Andy” y su elegancia deportiva le valieron durante mucho tiempo una imagen de conquistador, de “hot”, en una época en la que se cerraban los ojos ante muchas desviaciones. Su participación como piloto de helicóptero en la guerra de las Malvinas, en 1982, le confirió un áurea al estilo Top Gun, su película favorita, que vio cientos de veces.

En 1986, el soltero más codiciado del reino se casó con Sarah Ferguson, alias “Fergie”. Aunque plebeya, la hija del mayor Ron Ferguson, exescudero de la reina, fue aceptable a los ojos de la corte. La soberana dio luz verde a ese matrimonio, a pesar de sus pasadas relaciones —difíciles de aceptar para la corte— y de un padrastro jugador de polo argentino, oficial del Ejército del dictador Leopoldo Galtieri.

La pareja tuvo dos hijas, Beatriz y Eugenia, y se separó en agosto de 1992 —el famoso “annus horribilis” de la reina Isabel—, aunque recién se divorciaron en 1996. También en 1992 aparecieron en la prensa las fotos robadas de Sarah Ferguson, al borde de una piscina, cerca de Saint-Tropez, mientras su “asesor financiero”, un tal John Bryan, le besaba amorosamente los pies.

Tras su retiro de la Royal Navy en 2001, el príncipe Andrés fue designado al frente del organismo de promoción del comercio británico en el extranjero. Su desempeño fue un desastre. El “representante comercial” recorrió los campos de golf más prestigiosos del planeta a costa del contribuyente, usando para fines personales los aviones de la Royal Air Force como si fueran taxis. Sobre todo, ese hombre codicioso se confabuló con los regímenes autoritarios del Golfo y de la ex Unión Soviética, que financiaban su extravagante estilo de vida a cambio de pequeños servicios de representación.

Contra las cuerdas

Entitlement (tener derecho): no existe una perfecta traducción al español para caracterizar esa actitud de niño mimado a quien todo se le debe. Ese sentimiento de estar en su derecho, para todo, todo el tiempo. Su amistad con Jeffrey Epstein, un rico financista neoyorquino con poderosas redes cultivadas para lo peor, puso en evidencia esa actitud muy común en las clases altas de Albion.

En 2015, la estadounidense Virginia Roberts Giuffre afirmó haber tenido una relación sexual pagada con Andrés cuando era menor de edad. En noviembre de 2019, el príncipe dio su versión de los hechos a la BBC en horario estelar. Contradicciones, mala fe, provocaciones, ausencia de arrepentimiento y falta de humildad... el entrevistado negó el hecho comprobado de que continuó frecuentando a Epstein después de una primera condena del multimillonario por pedofilia en 2008. Isabel II pagó de su propio bolsillo el arreglo financiero obtenido a principios de 2022 con su acusadora: 12 millones de libras (13,5 millones de euros) provenientes de las arcas reales.

Después de esta entrevista desastrosa, Andrew fue despojado de sus funciones de representación militares y civiles, así como de su dignidad de Alteza Real.

Pero la vertiginosa caída no terminaría ahí. Su decisión de renunciar a su título de duque de York y de caballero de la Jarretera no puso fin a un escándalo que no deja de tener inesperados vaivenes. La publicación póstuma de la autobiografía Nobody’s Girl de Virginia Giuffre volvió a alimentar la polémica. La publicación de una foto tomada en 2006 en Royal Lodge de tres de sus invitados, Epstein, su colaboradora y reclutadora de jóvenes víctimas, Ghislaine Maxwell, así como el productor de Hollywood, Harvey Weinstein, en prisión por violaciones y agresiones, dejó a Su Majestad contra las cuerdas.

El rey Carlos III ya no podía ocultar que hay un tiempo para todo, incluso para la paciencia. La única concesión hecha al proscrito es la mención en el comunicado emitido por el Palacio de Buckingham de que “estas sanciones se consideran necesarias aunque él continúe negando las acusaciones en su contra”.

Sin embargo, en su libro, el escritor e historiador Andrew Lownie menciona una entrevista con Jeffrey Epstein, quien en 2007 explicaba que Andrés era “su mejor amigo en el mundo”, porque eran “muy similares”. “Ambos somos adictos al sexo. Él es la única persona que conozco que está más obsesionada con las con**** que yo. Hemos compartido las mismas mujeres”, le dijo.

Por su parte, el gobierno laborista de Keir Starmer apoyó públicamente la decisión de la Casa Real, aunque afirmó que no tiene planes de aprobar una ley para eliminar formalmente a Andrés Mountbatten Windsor de la línea de sucesión. A pesar de todo, Andrés sigue siendo el octavo en la línea al trono y se necesitaría un acto del Parlamento para eliminarlo formalmente. Y esto, según los especialistas, sería extremadamente complejo.

El hermano de Giuffre, Sky Roberts, dio la bienvenida a la decisión del rey aunque, en declaraciones a la BBC, afirmó que “no era suficiente”.

“No es suficiente. Tiene que haber algún tipo de investigación que profundice más en la cuestión”, afirmó.

La destitución de Andrés ha alimentado el debate sobre qué hacer con los lugares que llevan su nombre tanto en Irlanda del Norte como en el resto de Gran Bretaña. Esas preocupaciones comenzaron después de la decisión del pub Duke of York en Fitzrovia, en Londres, en enero de este año, de cambiar la imagen en su letrero que mostraba a Andrés por una representación histórica del The Grand Old Duke of York, alusión al príncipe Federico, duque de York y Albany (1763-1827), segundo hijo del rey Jorge III y comandante en jefe del Ejército británico.

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/el-mundo/como-fue-la-durisima-caida-de-andres-el-hijo-consentido-por-isabel-ii-que-paso-a-ser-un-paria-de-la-nid31102025/

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