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Claudio Villarruel, sorpresivo debut teatral, cómo ve a Tinelli y Pergolini y la confesión de su padre antes de morir

Lleva un apellido de estirpe en los medios de comunicación. Su padre, ...

Claudio Villarruel, sorpresivo debut teatral, cómo ve a Tinelli y Pergolini y la confesión de su padre antes de morir

Lleva un apellido de estirpe en los medios de comunicación. Su padre, ...

Lleva un apellido de estirpe en los medios de comunicación. Su padre, Sergio Villarruel, fue uno de los nombres referenciales del periodismo gráfico y televisivo, con estilo propio a la hora de informar desde clásicos como Telenoche o Buenas noches, Argentina. Su hermano Darío es abogado y periodista de reconocida trayectoria.

Él es sociólogo, realizador audiovisual, productor, conductor de un espacio radial -que ya cumplió doce años de vida-, fue el “cerebro” detrás de Marcelo Tinelli durante una década -en aquellos tiempos de furor de VideoMatch y Ritmo de la noche-, y, durante un lapso similar, ocupó la jefatura de Telefe, manteniendo el liderazgo firme de esa señal.

Todo eso y más es Claudio Villarruel, quien suma a su currículum su debut sobre un escenario. ¿Actor? ¿Performer? Con el estreno de Aire -que se verá los viernes en la sala El Galpón de Guevara-, le correrá el velo a una historia familiar que, como todas, esconde algún secreto, varios dolores y unas cuantas cucardas victoriosas.

Mutó a sus históricas audiencias -esas que le endulzaron el rating durante años- por espectadores. De eso se trata. Un “tête-à-tête” sin concesiones.

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Recibe a LA NACION en un living amplio, luminoso a más no poder que bien podría ser un espacio de una muestra de diseño. “La decoración la compartimos entre mi mujer y yo”. Distribución nórdica. “Me gustan los espacios y el orden, soy obsesivo, virginiano”.

En uno de los extremos, una biblioteca exquisita. “Uno tenía la costumbre de archivar, pero regalé muchos libros y me deshice de un montón de objetos, en esta etapa de la vida hay que soltar, reinventarme, la obra tiene que ver con eso”. Sin embargo, algunos incunables lo acompañan, como la copia enmarcada de una carta que le escribió Juan Domingo Perón a su padre.

No podía llevar mejor título la pieza que lo volverá actor por un rato, dirigida por Juan Andrés Romanazzi y cuyo concepto y texto están a cargo del propio Villarruel. Sobre legados y heridas, traumas y sabidurías resilientes va la cosa. “En este momento de la vida te comenzás a replantear todo, incluso lo que podías haber hecho de otra manera o qué cagad… se podrían haber evitado”.

-¿Qué podrías haber mejorado y, de todos tus logros, cuáles reconocés efectivamente?

-Me amigué con el tema del éxito.

-¿Qué es el éxito?

-Circunstancias que te validan los otros. Mi papá ha sido muy exitoso, pero aprendí de él la humildad para enfrentar eso que le tocó vivir.

-¿Te reconocés un exitoso?

-Fue una circunstancia muy chiquitita en mi vida, aunque de veinte años, contando la producción de VideoMatch y estar al frente de Telefe, en una televisión donde tenías que hacer veinte puntos de rating, sino te echaban.

-No te echaron.

-Aguanté la presión durante diez años y un día dije “me voy”.

-¿Cuál era el cable a tierra para no enloquecer ante un rol tan exigido?

-Mi familia, mis amigos y Bernarda Llorente, mi mejor amiga, una gran creativa que me acompañó en ese proyecto. El secreto creo que también fue tomarlo de una manera muy “brechtiana”.

-¿Distanciado?

-Exacto, entender lo que te está sucediendo, pero tomar distancia de la involucración emocional que te genera. Cuando te va bien, te podés confundir.

-¿Cuál es el mayor peligro?

-Creer que lo que se está haciendo es uno, pero eso no sos vos. Mi viejo me enseñó a no ser lo que hago, sino a ser lo que puedo ser. Esa época de tanto éxito me aisló un poco, me anestesió por dentro.

-Interesante el concepto de “distanciamiento brechtiano” para aplicar en la vida.

-Leer a Bertolt Brecht me abrió la cabeza. Me gustaría hacer una versión super tecnologizada de su obra La excepción y la regla, en este mundo donde la Justicia desapareció, ha sido tomada por el poder.

También menciona a Antonin Artaud como otra de sus referencias intelectuales, “tuve mucha vinculación con familiares con problemas de salud mental y Artaud pudo transformar su esquizofrenia en algo maravillosamente artístico”.

-Sublimó en arte.

-Cuando estás rodeado de ‘locos’, a veces poder ver otras cosas.

-¿Qué sucede con tu obra Aire, donde aparece la primera persona como protagonista?

-Este proyecto pasó por muchas instancias, incluso la posibilidad de ser una película, pero es una obra de teatro, porque es lo que más amo. Tengo muchos amigos en este medio a los que les mostré el material, como María Marull, Mauricio Kartún, Lautaro Vilo y Guillermo Cacace, pero no me animaba a hacerlo, porque no es una obra clásica, sino una hibridación, una especie de documental escénico. Tengo que hacer y actuar de mí.

-Complejo.

-Siempre me gustó actuar, pero no lo hice en un escenario, aunque me ayudó en la vida cotidiana. Soy medio “payasin” y todo lo resuelvo desde el humor.

-Siempre se te percibió muy histriónico.

-En mi familia todos somos así. Mi papá, al que todos veían tan serio diciendo las noticias en televisión, era un gran contador de chistes. Vivíamos en estado de broma.

Linaje

Cuando Sergio Villarruel cubrió el “Cordobazo” en su ciudad natal, la repercusión periodística de su labor hizo que fuera convocado por las autoridades del antiguo Canal 13 porteño, convirtiéndose en una de las caras referenciales de la señal: “Tenía amigos en todos los partidos políticos, había mucha actividad, así que lo veíamos más por la tele que en casa”.

-¿Fue dura la llegada a Buenos Aires?

-Rarísimo todo, acá nadie dormía la siesta, era otra vida.

-¿Por qué Juan Domingo Perón le escribió una carta a tu padre?

-Él estaba más cercano al radicalismo, pero, en 1973, le dio una mano grande a Perón, haciéndole un reportaje antes de asumir su tercera presidencia.

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-Manejaste durante una década Telefe. ¿Qué es el poder?

-El poder siempre es prestado. Aprendés mientras lo ejercés, pero tenés que tener una experiencia de vida previa para no confundirte. El poder es muy peligroso, hay que tenerle mucho respeto y entender que es finito. Estuve al frente del canal desde el año 2000 hasta 2010; asumí a los 33 años, era muy joven, no tenía noción del lugar al que estaba entrando, pero fue una experiencia hermosa.

-¿Qué es lo más difícil de programar un canal?

-Es lo más parecido a ser un DT de fútbol. Cuando te comiste dos goles, ya todos te miran mal por los pasillos y empiezan los rumores sobre tu salida.

-¿Por qué dejaste la dirección de Telefe?

-Sentí que era el momento y porque considero que hay que irse del poder en el mejor momento, como hizo (Enzo) Francescoli, que se fue con la copa en alto.

-¿Qué valor tiene el dinero?

-Puede ayudarte a solucionar algunos problemas, nada más. Tuve suerte.

-¿Por qué hablás de “suerte”?

-Lo que le podía dar al sistema era muy valorado en el momento en el que podía darlo.

-Tu posición en torno a lo material, ¿es heredada?

-Mi papá no iba a los médicos, les tenía pánico. Cuando tuvo un problema coronario grave, lo operó su amigo René Favaloro, pero no pudo salir del cuadro. Un día antes de morir me dijo “debo dos meses de alquiler”. Así vivió toda su vida. Ganaba bien, pero ayudaba mucho.

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Está casado con la editora de libros Francisca Baudrand desde hace más de treinta años. Sofía, es la hija del matrimonio que heredó la esencia artística y la canaliza desde la música. “Cuando estaba fuera de casa todo el día, aprendimos a disfrutar de la calidad del tiempo compartido en familia”, sostiene el creador de Aire, una palabra que resuena en su vida personal, oxigena su historia y remite también a la comunicación audiovisual.

Sobre medios

-Tu programa de radio se titula Detrás de lo que vemos. ¿Qué vemos?

-Estamos ante un fenómeno insólito que es la desaparición de la verdad y de la realidad. Si pudiéramos ver todos detrás de lo que se ve, ahí está la verdad. Cuando leés El Aleph de Jorge Luis Borges, entendés todo. Es pelearle a la simulación, a lo verosímil que no es verdad.

-¿Tienen un buen estatus los medios hoy?

-En los medios hay mediocridad e ignorancia, sin embargo, la televisión abierta sigue siendo una caja de resonancia importante.

-Su masividad es indiscutida, sin embargo, algunas voces auguran la finitud de este medio, al menos con las características tradicionales.

-No va a morir, pero lo que conocíamos como televisión ya no existe, porque lo arrasó la era digital, a través de los portales, plataformas de cine y streams. La gente programa sus propios contenidos y organiza sus horarios.

-Entonces, ¿qué lugar ocupa la televisión abierta en este mapeo?

-Pasó a ser una aplicación más en el Smart tv. Cuando nos fuimos de Telefe, le dije a “Bernie” (Bernarda Llorente) “esto será un cuadradito más, junto con YouTube o Twitter”. Hoy la televisión es un conductor carismático y seis (panelistas) que opinan. Además, ya no existe la identidad de los canales, les sacás la marca de agua y no sabés qué canal estás viendo.

-¿Cómo evaluás a Telefe?

-Con todas las limitaciones económicas, es el que más mantuvo el espíritu de ser un canal. Aplaudo que allí sigan invirtiendo. En el año 2000 traje Gran hermano y no puedo creer que siga siendo un éxito.

-¿Sos el culpable?

-Soy el culpable y ya lo asumí. Me lo recomendó Bernarda (Llorente), que lo había visto en Estados Unidos. Cuando lo traje fue un boom, pero me mataron por todos lados, comenzando por mis amigos intelectuales.

-Apela al morbo de espiar por la mirilla que, en mayor o menor medida, es inherente al ser humano.

-Es, como sucede con las redes sociales, la aparición del anónimo.

-Valida al anónimo, cualquiera tiene la chance de ser famoso.

-Apela al voyeurismo del ser humano e hizo entender que todos hacemos lo mismo y nos podemos pasar tres horas en la cama mirando el techo. Por otra parte, hoy se convirtió en una fábrica de famosos.

-En las primeras ediciones, la tónica era más antropológica.

-Exactamente, incluso, en el debate, puse a Eliseo Verón, Sergio Vainman, Jorge Dorio y Juan Alberto Badía.

-Fuiste productor de La TV ataca. ¿Cómo lo ves Mario Pergolini hoy?

-Me gusta, aunque lo veo en los cortes que se suben a las redes sociales. Me gusta que se haya animado a volver siendo lo que es él actualmente.

-No va en busca del chico rebelde de CQC.

-Para nada y lo que hace, lo hace muy bien.

-Un señor que goza de su adultez y no se empeña en mostrar algo ficticio.

-Con muy buena producción y momentos interesantes. Tiene mucho del late night show americano y con un Mario Pergolini de hoy, esa me parece que es la gran decisión artística.

-¿Tenés trato con Marcelo Tinelli?

-Sí, aunque hace mucho que no nos vemos, cada tanto hablamos. Vi partecitas de su programa de streaming y lo veo bien, es un gran conductor. Tiene que apostar a la nueva generación, la gente joven te nutre mucho. Si puede, debería dar un paso al costado y no exponerse tanto, es también un gran productor. De todos modos, a esta altura, cada uno hace lo que quiere y lo que puede.

-También es cierto que el rango estelar sigue siendo compartido por Mirtha Legrand, Susana Giménez y Marcelo Tinelli.

-Porque la televisión abierta ya no es un objetivo. Hoy, una persona con su canal en YouTube o Instagram, con dos millones de seguidores, que, en término de rating, son pocos puntos, vive feliz.

-Pero ese engranaje no construye estrellas sino nombres de nicho.

-Es la atomización en nichos de lo que eran las audiencias anteriores.

-Mirtha Legrand es un fenómeno aparte.

-No se puede creer, Mirtha está cada vez más progresista, eso es lo que más me gusta de ella. Está comprendiendo todo.

-No huele a naftalina.

-Está muy bien cuando discute.

-¿Qué ves en la televisión abierta actual que no hubieras permitido en Telefe?

-Muchas veces me ofrecieron hacer programas de chimentos, pero ese fue mi límite. Los veo y me parecen divertidos, pero tenía muchos famosos trabajando en el canal. No podría haber hecho un programa donde hablaran mal de ellos. Y me parece, por principio, que no hay que meterse en la vida privada de nadie. Por otra parte, hay una producción exagerada de famosos.

-Una fama efímera.

-En muchos casos, se trata de gente que solo muestra su vida y cuenta sus intimidades. Son famosos que produce la tele y que duran tres meses. Es una gran confusión.

Mirarse para sanar

-En tanto cuenta con componentes biodramáticos, tomando términos de Vivi Tellas, tu obra, seguramente, establecerá empatía e identificación en los espectadores.

-Siento que este cuento pequeñito, el de un tipo que trata de recomponer su historia familiar, es la historia de todos. Es un espejo de nuestros traumas y de nuestras almas.

-¿Considerás que la obra será “sanadora” en torno a tu pasado?

-Sí, los dolores mutaron en algo artístico, de acá salgo mejor.

Para agendar

Aire, viernes a las 20, en El Galpón de Guevara (Guevara 326).

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/espectaculos/teatro/claudio-villarruel-sorpresivo-debut-teatral-como-ve-a-tinelli-y-pergolini-y-la-confesion-de-su-padre-nid29102025/

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