Certezas, polémicas y grietas que deja como saldo la semana de la lengua española
AREQUIPA.- La décima edición del Congreso Internacional de la Lengua Española (CILE), que finalizó este viernes con tres sesiones plenarias en el Teatro Municipal de ...
AREQUIPA.- La décima edición del Congreso Internacional de la Lengua Española (CILE), que finalizó este viernes con tres sesiones plenarias en el Teatro Municipal de la ciudad natal de Mario Vargas Llosa, deja varias certezas y, también, unas cuántas polémicas. La fuerte crisis política que reina en Perú por la destitución y recambio presidencial por parte del Congreso y la violenta protesta en Lima que tuvo como saldo un muerto se reflejó aquí (aunque en menor escala) en medio de la visita del rey de España, Felipe VI, para inaugurar el CILE. Con todo y a pesar de que la ciudad estuvo el miércoles, día de la apertura oficial, repleta de policías y con el casco histórico, donde están las sedes, vedado al público, por la noche un nutrido grupo de manifestantes logró ingresar a la Plaza de Armas al grito de “Que se vayan todos”.
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Quien ya se había ido por entonces era el rey español, que el martes, apenas aterrizó en Arequipa, fue a conocer la casa museo de Vargas Llosa y al día siguiente participó de los actos protocolares del Congreso: la sesión solemne, junto con las autoridades peruanas y los representantes de la organización con Santiago Muñoz Machado, director de la Real Academia Española, y Luis García Montero, director del Instituto Cervantes, a la cabeza; el almuerzo en el histórico monasterio de Santa Catalina; y la sesión en homenaje a Vargas Llosa. Su mensaje de “concordia”, en el que reivindicó la lengua como una herramienta “para buscar la paz y el consenso”, fue leído por algunos de los presentes como una intervención en la polémica que se desató entre García Montero y Muñoz Machado unos días antes del inicio del Congreso. Para otros académicos, sin embargo, Felipe VI se refirió a las crisis globales y al mundo en guerra. Como sea, lo cierto es que la cuestión de la “grieta” entre los dos máximos referentes de las instituciones españolas de la lengua sobrevoló las cuatro jornadas del CILE, no en los paneles del programa, claro, sino en los almuerzos y las cenas y las conversaciones en los pasillos entre cada ponencia.
Este viernes, la RAE emitió un segundo comunicado firmado por más de veinte Academias de la Lengua Española (ASALE), incluyendo la argentina, en la que sus integrantes manifiestan el respaldo al director de la RAE y presidente de la ASALE. “La ASALE quiere reconocer, muy especialmente, el firme liderazgo intelectual y cultural que desarrolla nuestro presidente, el director de la RAE, Santiago Muñoz Machado, que está impulsando nuestra organización y trabajo común con acciones panhispánicas muy variadas, enriquecedoras e innovadoras. La ASALE respalda unánimemente su iniciativa y comparte su programa de actuación tanto en el ámbito institucional como en los numerosos proyectos que desarrollamos mancomunadamente al servicio de las necesidades de los hispanohablantes de todo el mundo en el complejo tiempo actual”.
La prédica por un lenguaje claroConsultado por LA NACION acerca del balance general de este Congreso, Rafael Oteriño, presidente de la Academia Argentina de Letras, concluyó: “Quedó instalada la prédica por un lenguaje claro con directa aplicación ciudadana y democrática. ‘Comprensión del lenguaje’ y ‘claridad lingüística’, ‘derechos humanos’ y ‘servicio ciudadano’ son familias de palabras que antes no habían estado juntas y que ahora comienzan a significar en un derrotero común. Emparentarlas fue uno de los objetivos de este congreso y se cumplió”.
En la solemne sesión de clausura no participaron los directores de la RAE ni del Cervantes. Es tradición que los cierres estén a cargo de los secretarios generales y directores académicos. También, del presidente de la academia del país anfitrión; en este caso, Eduardo Hopkings, de la Academia Peruana de la Lengua. Muñoz Machado, que estuvo ausente en actividades importantes organizadas por el Cervantes, como la presentación del Diccionario Mario Vargas Llosa, en la biblioteca que lleva el nombre del Nobel, y en el relanzamiento del museo ubicado en la casa natal de la familia Llosa, ya se fue de Arequipa. García Montero, en tanto, sigue por aquí y participa de las numerosas propuestas culturales organizadas alrededor del Congreso: música tradicional al aire libre en un escenario ubicado en la Plaza de Armas; lecturas y conciertos en el Teatro Municipal; nueve muestras en distintos museos y una feria de libros en la vereda de la Universidad Nacional, entre otras propuestas.
Impulsado por el Ministerio de Cultura de Perú, la RAE, el Cervantes y la Municipalidad de Arequipa, el programa ofreció más de 40 actividades gratuitas en distintos espacios artísticos y académicos de la ciudad. Hasta el 10 de noviembre, en la biblioteca Mario Vargas Llosa, se presenta Diccionarismos: La riqueza de nuestra lengua, una muestra que examina la evolución de los diccionarios y la integración del léxico americano bajo la política lingüística panhispánica.
En el marco del CILE, la RAE presentó el Diccionario histórico de la lengua española, editado en diez volúmenes y más de veinte mil páginas. Se divide en dos partes: los tomos I-III corresponden a la reedición de los fascículos publicados entre 1960 y 1996, y los tomos IV-X (avance de la nueva edición) son una muestra representativa de los artículos que se han elaborado hasta el momento. En el stand de la RAE en la feria del libro se exhibe la obra completa, pero no está a la venta. Se consigue en los puestos de las librerías por 2006 soles peruanos (unos 660 dólares) los diez tomos; no se venden por separado.
En la feria también se pudo comprar durante los primeros días el Diccionario Mario Vargas Llosa, por 70 soles (menos de 25 dólares), que se agotó enseguida. García Montero contó a LA NACION que la tirada inicial fue de 1500 ejemplares y que, por el momento, además de los libros que trajeron a Arequipa, solo se podrá conseguir en España. El Cervantes está estudiando si hará una segunda edición y cómo se distribuirá al mundo hispano.
El circuito cultural del CILE también incluyó la muestra El Museo del Prado en Arequipa, instalada en la plaza San Francisco, cerca del monasterio. Presenta gigantografías de una selección de reproducciones de obras maestras de la pinacoteca madrileña.
El poder de la mentiraUna de las exposiciones más interesantes es Noticias falseadas. El poder de la mentira, organizada por el Cervantes en la histórica Casa Gibson de la Universidad Católica de Santa María, que continuará abierta hasta fines de noviembre. Al ingresar, la “escalera de la manipulación” recibe al visitante: los escalones hay carteles con advertencias como “contenido engañoso” y “contexto falso”. Resulta muy llamativo un video fake que reproduce un noticiero creado con inteligencia artificial donde se ve un incendio que destruye el monasterio de Santa Catalina. “La exposición ha despertado el interés del público en general que ha reaccionado con sorpresa y reflexión antes una propuesta que no solo informa sino que nos confronta”, dijo a LA NACION Raquel Caleya, directora de Cultura del Cervantes.
Y si hay un tema que confronta a panelistas, académicos y periodistas es, justamente, la IA, uno de los ejes de esta edición del CILE. Mientras que hubo consenso general en los otros dos temas, la visibilidad del mestizaje y de la interculturalidad, y la importancia del lenguaje claro en la comunicación con la ciudadanía, las numerosas ponencias sobre IA y su relación con otras disciplinas generaron una suerte de “apocalípticos e integrados”, siguiendo a Umberto Eco. Por un lado, quienes ven la aplicación de la IA generativa como un verdadero riesgo para la desinformación, el plagio, el uso de libros y textos académicos y periodísticos sin permiso del autor ni cita de fuente, entre otros problemas. Por el otro, quienes encuentran utilidad en usos como la alfabetización, la búsqueda de datos en grandes volúmenes, la velocidad como instrumento para determinadas tareas. Como dijo Javier Cercas en el acto inaugural, “el problema no son las herramientas sino lo que hacemos con ellas”.