Cartas de lectores: Legitimidad, sin privilegios, surrealista
Carta de la semanaLegitimidadUn sector de la sociedad pretende instalar la narrativa de la dictadura, la proscripción y el fin del Estado de Derecho. Lo concreto es que están vigent...
Carta de la semana
Legitimidad
Un sector de la sociedad pretende instalar la narrativa de la dictadura, la proscripción y el fin del Estado de Derecho. Lo concreto es que están vigentes un gobierno votado por el pueblo, la independencia de poderes y el debido proceso jurisdiccional. ¿Imperfectos? Seguramente, pero no por ello menos legítimos. El único imperio que rige en la Argentina es el de la Constitución nacional. Juraron por que la patria se los demande. Y se los demandó.
La Constitución es la base del acuerdo democrático, el contrato social definitivo que nuestros constituyentes delinearon para sobreponer los principios que rigen la vida en sociedad. Son las reglas de juego. No se cambian. No se juzgan a la luz de la conveniencia. No se especula con ellas. En ellas se asientan las pautas para la vida en libertad de quienes habitan el suelo argentino. Merecen observancia, respeto y, de ser necesario, ser defendidas. Desde el discurso hasta la fuerza pública. Porque sin reglas de juego consensuadas solo queda el caos social. Como argentinos, respiremos hondo y depongamos las diferencias de una vez por todas. No usemos la historia para legitimar nuestra visión del presente, sino para defender unidos el imperio de la Constitución como base para la vida en sociedad. Templanza para tolerar y grandeza para superar las divisiones. Cada uno, desde su humilde quehacer diario, desde su metro cuadrado en este bendito suelo argentino.
Fernando Martin Francos
DNI 26.282.695
Sin privilegios
La prisión domiciliaria de Cristina Kirchner en su domicilio de Constitución sería una burla a la sanción de la Justicia. Como se ha visto en estos días, en los que la condenada en la causa Vialidad sale al balcón a saludar a sus seguidores. La concentración de estos, además de ser una tortura para sus vecinos, impide el tránsito y atenta contra la tranquilidad, salubridad e higiene del lugar. Tampoco se reúnen las condiciones de seguridad adecuadas, al quedar expuesta cuando sale al balcón. Hay una petición en las redes en la que miles de personas solicitan que no se le otorguen privilegios y que se respete el artículo 16 de la Constitución, que establece que “todos los habitantes son iguales ante la ley”.
Ricardo E. Frías
ricardoefrias@gmail.com
Surrealista
La reacción del peronismo militante, en sus dirigentes –lo que es más grave– y en sus seguidores, con motivo de la sentencia contra Cristina Kirchner es de un surrealismo tan delirante que supera a las ficciones novelescas del laureado García Márquez. Este sector del pueblo argentino insiste en construir un relato tan desconectado de la realidad para explicar la situación de su líder política que realmente desborda groseramente lo racional. Se usan eslóganes, consignas, enunciados carentes de contenido ya usados y ajados por el tiempo transcurrido. Me invade el pesimismo cuando ocurre esto en el principal partido de la oposición.
Víctor Manuel Monti
víctormanuelmonti@gmail.com
Síndrome
Que haya personas que defienden a quienes les han robado, privándolas de medicamentos, alimento, educación, oportunidades y dignidad comprueba que el síndrome de Estocolmo está vigente.
Juan Peña
penapirovano5@gmail.com
Conocimiento
Quienes aducen que Cristina Fernández de Kirchner fue mal condenada porque ningún presidente puede estar al tanto de todo lo que hacen sus funcionarios omiten reconocer que no fue condenada por lo que hicieron sus funcionarios, sino por lo que hizo con ellos. En el derecho penal no existe la culpa objetiva como merecedora de sanción, sino que esta es siempre subjetiva, ya sea dolosa o culposa, y en el caso de la expresidenta implica el conocimiento de lo que hacían sus consortes de causa también condenados y no haber hecho nada para evitarlo o para evitar que eso siguiera sucediendo. Por el contrario, avaló lo que estos hacían y se benefició con ello, de acuerdo a lo que dijeron y dieron por probado los fiscales y jueces de la causa en sus distintas instancias.
Carlos José Mosso
DNI 12.046.471
Todo en su lugar
Es como si toda la lógica tambaleara, embriagada. Miles, intoxicados por un incomprensible fanatismo, desafían la recta razón. Cristina Kirchner está condenada. Hizo uso de cada instancia procesal hasta el hartazgo. Todas las defensas posibles le fueron otorgadas. Nada pudo detener la contundencia de la evidencia. No pudo soportar el peso de cada prueba. Está condenada con todas las de la ley, de esa que muchas veces pensamos vapuleada y adormecida. Ante la inminencia recurre al show, a la insurrección, a argumentos pueriles y a personajes cuya honradez se ha perdido en la niebla de los tiempos.
Vendrán días de incertidumbre. “La militancia”, esa entelequia, mostrará sus fauces. Pero en breve la Justicia pondrá todo en su lugar. ¿Y a la condenada?... En prisión, al fin.
Carlos F. E. Neme
DNI 7.976.662
Un nuevo destino
Finalmente la sentencia fue confirmada y, aunque un poco tarde, Cristina Kirchner quedará detenida. Ya sea prisión domiciliaria o no, la mujer que llevó al país a una ruina sin precedentes no tendrá cabida en la política. Una brisa de aire fresco. Una mujer que contó con todo el poder para amenazar, intimidar, amedrentar y robar será ahora una presidiaria más. Y si bien el trato que le darán será privilegiado –¡qué duda cabe!–, su oscura trayectoria ha llegado a su fin. Tal vez se abre un nuevo camino; tal vez se abre una señal de esperanza. Es un paso gigantesco. El coraje demostrado por el fiscal Luciani y por los jueces que la condenaron en primera y segunda instancia, a pesar de las amenazas e intimidaciones que padecieron, ha dado sus frutos. Tarde o temprano iba a suceder. Pero no hay que bajar los brazos, pues esta pandilla cuenta con numerosos recursos para seguir poniendo piedras en el camino. Hay que estar alertas, una serpiente siempre está al acecho. Pero ahora es momento de festejar que la Justicia se ha pronunciado; es el momento de seguir esa luz que nos llevará hacia un sendero más claro, en donde nuestros espíritus, al fin, encontrarán la alegría y la esperanza que nos supieron robar.
Julio C. Borda
DNI 11.478.116
Futuro muy lejano
Los recientes resultados de las pruebas Aprender reflejan el fracaso de las políticas educativas en la provincia, impulsadas por gobiernos populistas que hablan de inclusión, pero han convertido la escuela en un depósito de jóvenes sin herramientas reales para su futuro. El nuevo régimen académico, con apoyo sindical, sobrecarga al docente con tareas administrativas y “períodos de intensificación” que no mejoran el aprendizaje, restando tiempo a contenidos esenciales. Así, los estudiantes egresan con títulos sin valor real, y son ellos los primeros en sufrir las consecuencias.
El gobernador Kicillof habla del derecho al futuro, pero con este nivel educativo ese futuro está lejos del que nuestros jóvenes merecen.
Leonardo Álvarez
DNI 26.165.961
Adicción al celular
Fui a retirar a mi nieto de la escuela, mi actividad favorita. Llegué temprano y me senté en un escaloncito. Miré a mi alrededor y vi a una docena de personas mirando su celular. Cada una de ellas enfrascada en su móvil. Esto se repite inexorablemente en la cola del banco, del súper, en la sala de espera de cualquier médico o dentista, esperando el micro, en el micro, donde fuere. No reniego de la indiscutible utilidad del celular, pero no puedo evitar recordar que antes de su irrupción se charlaba, incluso con extraños; se mataba el tiempo entablando conversaciones, conociendo gente. ¿Estamos realmente más comunicados entre nosotros o justamente todo lo contrario? Para quienes nacimos en el siglo pasado, el teléfono fijo era un lujo asiático. Había un par en el barrio y demoraba no menos de 20 años obtener uno. Y sobrevivimos. Aquí estamos. Hoy es casi inconcebible prescindir de un celular. Nos encapsulamos en ese micromundo, en esa burbuja individual, chequeando mensajes, “scrolleando” sin parar, como si nuestra vida dependiera de eso. Una pena. Ni hablar del mal uso que se les da como “chupete electrónico” para que los niños estén entretenidos y “no molesten”. Los hacemos adictos desde su más tierna edad.
Sería saludable recuperar la costumbre de mirarnos a los ojos en lugar de la hipnótica pantallita, ¿no?
Irene Bianchi
DNI 6.688.332
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