Carolina Calvagni: la vida junto a Nicolás Tagliafico y por qué la terapia la ayudó a lanzar su proyecto
Desde Lyon, Carolina Calvagni se conecta con LA NACION a través de la pantalla, un ejercicio que hace a diario para hablar con su familia en Buenos Aires desde que la vida como pareja de Nicolás ...
Desde Lyon, Carolina Calvagni se conecta con LA NACION a través de la pantalla, un ejercicio que hace a diario para hablar con su familia en Buenos Aires desde que la vida como pareja de Nicolás Tagliafico, defensor campeón del mundo, la llevó a instalarse en Europa. Primero fue Holanda y segundo Francia, en una vuelta poética -una más- que regaló ese inolvidable Mundial de Qatar.
Y aunque ante los ojos de la mayoría acompañar a un jugador de fútbol puede sonar idílico, a lo largo de la charla Carolina se encargó de derribar varios mitos. “Al principio todo es lindo. Vas a recorrer, lo acompañás en cada partido, pero en la vida diaria es otra cosa, te encontrás con que tenés muchos espacios, mucho tiempo libre. Y llega un punto en el que vos empezás a replantearte tu lugar, ¿qué querés ser? ¿Qué querés hacer? A mí me encanta acompañar a Nico y festejar sus triunfos, pero en un momento dije: ‘Che, qué bueno sería que él pueda festejar los míos, ¿no?’”
Carolina buscó respuestas en la terapia. Ese trabajo de introspección la llevó a soñar, en 2021, con su propio emprendimiento y así fue como en 2023 lanzó Calvagni, una firma de activewear y athleisure que acaba de cumplir dos años y que en la Argentina tiene presencia bajo la modalidad de tiendas pop ups, un formato que privilegia la experiencia y la cercanía. La próxima será a fin de año, con fecha a confirmar. Además, la marca tiene presencia en Estados Unidos, España, Países Bajos, Francia y Uruguay.
-¿Creés que hay una nueva generación de mujeres de jugadores que no solo acompañan, sino que buscan su propio crecimiento?
-Sí, creo que muchas buscan acompañar y al mismo tiempo hacer un proyecto propio. Está Valu Cervantes, pareja de Enzo Fernández, con Masterchef y tenés Agus Gandolfo, la mujer de Lautaro Martínez, que tiene su restaurante. Y hay otras que también tienen su propia marca de ropa. Hay un montón de chicas que están haciendo su propio camino, cumpliendo sus sueños.
-En tu caso, ¿hubo un momento en el que hiciste una especie de clic?
-A mí siempre me gustó tener algo propio. Cuando conocí a Nico, yo estudiaba para ser Despachante de Aduana. Y había armado mi propio emprendimiento, algo muy chiquito, con ropa que vendía. Nico me ayudaba a hacer los envíos. Tenía a mis clientas, pero cuando él partió para Holanda, tuve que dejar todo, la facultad y mi emprendimiento. El primer año fue más de estar juntos, de explorar un lugar nuevo, de conocer gente, de armar una red de contención. Pero eso tiene un límite. Con los meses, se vuelve todo muy monótono, y es fundamental tener algo propio por el bien de tu salud mental. Me empezó a pasar de encontrarme en un lugar medio oscuro, perdida. Mi vida se basaba en esperar a Nico y en visitar algún lugar.
-¿Ahí empezaste terapia?
-Primero empecé el gimnasio. Había uno justo enfrente de mi casa y encontré en el entrenamiento y el deporte mi lugar seguro. Me empecé a sentir bien, con más energía y motivada. Ese fue para mí el puntapié, el inicio de todo lo que vino después. Ese mismo año empecé terapia, porque sentía que necesitaba darle un rumbo a mi vida, descubrir qué me motivaba, qué era lo que me gustaba. Tenía que ser algo que pudiera llevar a todos lados porque nuestra vida es muy nómada. Después de mucho trabajo de terapia, salió esto de tener mi marca de ropa deportiva con la que conectaba un montón porque me gusta entrenar, me gusta la moda, y además, me permitía armar una comunidad de mujeres.
-Esto que contás, que empezaste terapia, es lo que no se conoce tanto de las mujeres de los jugadores.
-Es lo que me pasó a mí, mi experiencia. La terapia me ayudó un montón y creo que fue el gran empujón que necesitaba, porque quizás si no lo hacía no estaría haciendo nada, hoy no estaríamos acá hablando de mi marca y quizás estaría, no sé, con depresión.
-¿Te afectan los prejuicios de la gente?
-Existen, claro, pero habla más de ellos que de mí. La gente ve solamente lo que brilla. No ven que tal vez pasás cumpleaños sola, que te enfermaste y no tenés a tu mamá cerca… Siempre está en primera plana el dinero, aparece como la solución a todo. Obviamente te soluciona muchas cosas, pero no es el centro. Y por otro lado, no es para nada fácil tener una marca aunque tengas todas las posibilidades. La gente quizás no entiende el trabajo que hay detrás. Si fuese tan fácil, todos tendrían una marca y saldrían a vender sus productos. El emprendedor realmente está 24/7, aunque tengas un equipo espectacular. Todas las responsabilidades y decisiones pasan por vos. En mi caso salió bien porque estoy todo el día atrás. Viajo mucho a Argentina, hago un montón de cosas por la marca.
-¿Hubo apoyo de tu pareja?
-Sí, Nico vivió todo desde el inicio y la última vez pudo ser parte de lo que armé en Buenos Aires porque estuvo en la Argentina por la Selección, así que me acompañó. Para mí fue un orgullo. Hace poco lanzamos la cápsula Calvagni Tres que nace de la idea de empezar a hacer cocreaciones con distintas figuras y Nico fue el primero. Me pareció interesante y divertido que él abriera este espacio, me divertía invitarlo a mi mundo. Todo lo que se ve hoy de la colección C3 lo eligió él: desde el fit (calce) hasta las estampas y el color. Es una línea de corte masculino, pero también unisex. Él está muy contento con cómo quedó, se copó con el proceso y el resultado.
-¿Y cómo te llevás con las otras mujeres de la Selección? ¿Hay una buena convivencia?
-La verdad es que la relación es espectacular. Siempre que lanzo algo les mando a todas y también me compran, las amo, porque obviamente para mí es superlindo. Son todas divinas. Siempre que vamos al Mundial o a la Copa América, por lo general estamos concentradas en un mismo lugar, aunque no sea el mismo hotel o departamento, y se organizan cenas, nos vemos en el estadio. Hay muy buena onda. Al fin y al cabo vamos todas a apoyar a los chicos. Y fuera de lo que es Mundial y la Copa América también nos vemos siempre que podemos porque quedan relaciones, afecto. Es muy lindo compartir con ellas y conocerlas más allá de una competición. Tenemos diálogo, nos vemos, charlamos de nuestras cosas y nos apoyamos en todo lo que hacemos.
-Falta muy poco para el Mundial, ¿ya están planeando qué van a hacer?
-Bueno, hasta que no esté la lista y demás, mucho no podemos organizar. Siempre hay que ser cautelosos con eso, pero sí, obviamente hay mucha ilusión y ganas de repetir lo que pasó en Qatar. Vivir un Mundial desde adentro es increíble, no tiene explicación. Es mucha felicidad, mucha emoción. Todo se vive como al 1000 por ciento, hay muchos nervios y ansiedad desde el minuto cero.
-¿Sos muy activa en redes y siempre compartís el día a día de tus perros Galo e India. ¿Los llevás al Mundial?
-Si, tienen fans. Galo e India son mis “hijos perrunos”, subo muchas fotos con ellos jugando, tirados en el piso, y la gente los adora. Son fundamentales cuando estás afuera tanto tiempo, sin amigos, sin familia, sin contención. Galo, que es el más grande, tiene 10 años, vivió toda mi relación con Nico, fue nuestro primer perrito. Él es mi compañero, vamos para todos lados juntos. Pero al Mundial no los llevo, y como no me gusta dejarlos en una guardería, vamos para Ámsterdam, que es donde vivimos muchos años, y se quedan en mi casa con una amiga. Cuando sabemos que son tiempos muy prolongados, quizás uno o dos meses, los llevo para allá. Así que esa es la dinámica familiar .