Carminho, la cantante que busca reversionar el fado y fue elegida por Rosalía, se presenta en Buenos Aires
Maria do Carmo de Carvalho Rebelo de Andrade, más conocida como Carminho, acaba de escribir “Memória”, una de las letras de LUX, el flamante disco de Rosalía, con quien canta en portugués y...
Maria do Carmo de Carvalho Rebelo de Andrade, más conocida como Carminho, acaba de escribir “Memória”, una de las letras de LUX, el flamante disco de Rosalía, con quien canta en portugués y a quien define como “una mujer valiente”. La colaboración coincide con su regreso a Buenos Aires, donde se presentará en el Festival del Fado con su nuevo álbum Eu vou morrer de amor ou resistir, que incluye un feat con Laurie Anderson. Se trata de un trabajo que explora sonoridades poco habituales en el género —como guitarras eléctricas, melotrones y cristal baschet— sin abandonar la esencia que la convirtió en una de las voces más representativas del fado. “Practico el fado desde la barriga de mi madre”, dice, entre risas, en una entrevista con LA NACION a la hora de remontarse a sus orígenes y verse como una continuación inclusive más moderna.
Nacida en Lisboa, en 1984, hija de la fadista Teresa Siqueira y de un ingeniero que dejó su trabajo para ayudar a cumplir el sueño de su esposa y abrir una casa de fados, Carminho creció entre guitarras y músicos. “Empecé a cantar fado al mismo tiempo que aprendí a hablar portugués”, señala.
View this post on InstagramCon solo 12 años, se subió por primera vez a un escenario en el auditorio Coliseu dos Recreios de la capital portuguesa, frente a tres mil personas. “Estaba consciente de lo que hacía, muy cómoda. Desde ese día supe que el escenario era un lugar natural para mí”, repasa al hablar acerca de su extensa trayectoria en la escena musical.
Pese a las ofertas tempranas de las grandes discográficas, como Sony, Warner y Universal, la cantante eligió esperar. “No me sentía lista para grabar algo que pudiera defender”, explica. Viajó, hizo voluntariado y volvió con la convicción de que el fado sería su forma de vida. “No creo que el fado sea el texto final, sino el lápiz que lo escribe”, subraya. Desde entonces, combina tradición y búsqueda para ampliar las fronteras del estilo musical, pero siempre con un mismo norte y sin perder la raíz: “Busco otros espacios sonoros, hacia arriba y hacia abajo”.
En su regreso a la Argentina, Carminho se reencuentra con un público que considera especial. “El público argentino es el mejor, no lo puedo esconder —asegura—”. En su voz, el fado y el tango parecen reconocerse. “Cuando el dolor se comparte, se parte, y se hace más liviano. La música puede hacer esa magia”, considera a pocas horas de subirse al escenario porteño.
El Festival de Fado, que trae a los mejores exponentes de la música tradicional portuguesa, se realizará el sábado 15 y el domingo 16 de noviembre en el Palacio Libertad de Buenos Aires con entrada libre y gratuita.
El evento estará dedicado a Carlos Paredes —virtuoso guitarrista y compositor portugués, nacido en 1925 en Coimbra, Portugal, y fallecido en 2004 en Lisboa— y será la oportunidad de verla en vivo a Carminho, figura clave en la música portuguesa contemporánea; y a los guitarristas André Dias y Hugo Gamboias.
El fado, desde su nacimientoLa lengua materna de Carminho se esconde detrás de un español que fluye con naturalidad.
- ¿Cómo llegó el fado a tu vida y qué tanto influyó que tu mamá también sea fadista?
- Yo empecé a practicar en su barriga (se ríe). Ella es cantante y la práctica del fado tiene mucho que ver con escuchar a los mayores, con escuchar las guitarras y con la persistencia… practicando, practicando, es la manera como se aprende una lengua, es como una lengua hablada. Y por eso empecé a hablar el fado y a cantar el fado al mismo tiempo que el portugués. Es una manera también muy orgánica y muy natural para un niño, cuando aprendes desde niño es algo muy orgánico, muy natural.
-¿Cómo comenzó tu trayectoria en el fado?
- Yo vivía en el sur de Portugal, en Algarve, donde no hay casas de fado. Mis padres, en vez de ir a los fados, traían los fados a casa y por eso mis hermanos y todos tuvimos una experiencia muy viva y muy performática del fado desde que éramos muy pequeñitos. Las guitarras, los músicos, las conversaciones, las interpretaciones de los fadistas y también todo ese universo que el fado trae con su comunidad.
A los 12 años más o menos, mi padre, que es ingeniero, se despidió de su empleo para ayudar a mi madre a abrir una casa de fados en Lisboa, que era su sueño, y entonces todos nos mudamos a esa ciudad, donde mi madre y mi padre abrieron una casa de fados. Y ahí yo, que soy la más joven de todos los hermanos , estaba siempre junto a ella. Mis primeros amigos tenían 40, 50, 60, 70 años, y yo estaba encantada de frecuentar la casa de fados, me encantaba ir con mi madre, siempre buscando las cosas que ella necesitaba, las velas, las flores, las cosas antes de abrir la casa, y tratando con los colaboradores, todos que trabajaban y los fadistas por la noche. Fui creciendo, y me fue dejando estar ahí aprendiendo los primeros fados.
La primera vez que canté fue con 12 años en una fiesta en el Coliseo de Lisboa, que juntaron a varias fadistas y sus familias para celebrar y recaudar fondos para el zoológico en Lisboa.
Querían una fiesta en la que todos llevaran algún familiar, un hijo, una hija. Mi madre llegó a casa, y preguntó: “¿Alguien quiere ir a cantar conmigo?”. Todos dijeron que no querían cantar, pero yo, la más pequeñita, dije: “Yo quiero ir”. “Pero ¿sabes algún fado hasta el final?” “Sí, sí, sé un fado, yo quiero cantar”. Mi madre me dijo: “Tú tienes primero que ir a la casa de fados a hacer una audición con el músico, con el Paquito y con los guitarristas. Solo si a ellos les parece bien, puede ser que vayas”.
Entonces, fui a la audición, y ellos dijeron: “Teresa, deja ir a la niña porque está muy bien con el tiempo y con la dicción”, e hicieron una broma que era: “Ella canta mejor que muchos que ganan caché”. Y así fue la primera vez que canté para mis padres.
Me quedé muy bien, muy consciente de lo que estaba haciendo, muy confortable en el escenario. Desde ese día sabía que el escenario era una cosa natural para mí, una cosa buena. Pero seguí en las casas de fado, cantando, y siempre buscando mi propio repertorio, escribiendo.
Tuve varias invitaciones para grabar un disco de las grandes editoras como Sony, Warner, y Universal, pero quería hacer un disco que me representara. O sea, yo no me sentía lo suficientemente madura para grabar un disco, y para defenderlo en el escenario. Por eso, dije que no podía grabar todavía, y que quería hacer un viaje. Entonces, hice un viaje de un año, haciendo voluntariado, y también recorriendo para conocer el mundo, a personas, historias, descubrir mi propia vocación, y descubrirme a mí misma.
- Claro. ¿Y eso a qué edad?
-Eso con 21. Después, cuando volví del viaje, sabía perfectamente que quería dedicarme enteramente y con muchas ganas a mi carrera profesional de la música, y ahí he lanzado mi primer disco, con 25 años.
- ¡Muy joven!
-No tanto, ¿sabes? Porque hoy en día con 25 ya se tiene una carrera de algunos años. Y mucha gente me dice que empecé tarde. Pero yo sabía que estaba haciendo lo que era correcto con mi conciencia artística y personal. Quería hacer algo que fuera realmente pertinente.
- ¿Qué representa el fado en tu vida?
-El fado es transversal a mi vida. Es mi lengua, es la lengua con que hablo, es el instrumento con el que puedo expresar mis sentimientos. Yo no creo que el fado sea el texto final, pero sí el bolígrafo, el lápiz que escribe el texto. Cada artista tiene que, de alguna manera, traer su contenido, su discurso, sus intenciones. El fado está ahí para ser el medio que te ayuda a llegar. Por eso, el fado para mí es un instrumento donde puedo expresar mis emociones, escribir la historia de mi vida.
- ¿Cómo es el proceso creativo de tu música?
-El fado tiene varias maneras de hablar. Sí que puedes hacer versiones y buscar los clásicos, pero puedes también separar las letras de la música. Y, en ese caso, puedes recorrer una melodía muy antigua y escribir tu propio texto, tus propios versos. Puedes también componer fados nuevos tradicionales. No es tan común.
Yo compongo los fados, la parte musical. A veces, busco letras antiguas en libros de poetas, y también al revés, escribo letras para fados antiguos que tienen 40, 50, 60 años y los pongo mis propias palabras. Entonces el fado tiene esta plasticidad y al mismo tiempo esta sugestión de cualidad temporal. ¿Dónde está? Si estás hablando de tiempos de hoy, de antes, de después. Es muy bonita esa transversalidad del tiempo y de cómo se pueden manejar los distintos elementos del fado para componer composiciones nuevas.
Su nuevo álbum Eu vou morrer de amor ou resistir- Haciendo foco en la actualidad, ¿cómo describirías tu nuevo álbum?
-Este álbum es, sin duda, un álbum que habla sobre el fado. La forma en que estoy produciendo principalmente los últimos tres álbumes son reflexiones sobre el fado tradicional. Son reflexiones que hice mirando y pesquisando sobre cómo se comportan los instrumentos, los intérpretes. La música se va trabajando en el estudio, experimentando nuevas fórmulas, buscando el fado por otros caminos, pero trabajando siempre la parte tradicional.
Por ejemplo, yo incluí la guitarra eléctrica y en este disco estoy muy influenciada por los conjuntos de guitarras portuguesas. Por esa conjunción, surgió un nuevo lenguaje, que era el lenguaje de la conjugación de dos guitarras líderes.
Como la guitarra portuguesa es líder y melódica, ellas tuvieron que encontrar un lugar para eso. Y mucho tiene que ver con las armonías, con los contrapuntos, contratiempos. El acompañamiento de una con otra, una que lidera, otra que va atrás y viceversa.
View this post on InstagramY por eso pienso que también son exploraciones de otros instrumentos, como el cristal baschet, que es un instrumento totalmente mecánico de los años ‘50, que se toca con fricción de vidrio, como wine glasses. Da una dimensión muy amplia de la profundidad y de la imagen sónica que tiene el disco.
Cuando miras un sonido tienes un espacio, y normalmente el fado es un espacio más acongelado, con elementos muy medianos de sonido, que ocupan lugares muy parecidos en el espectro sónico. Yo buscaba otros espectros para arriba y abajo.
Y abajo tiene esa profundidad del cristal baschet, del melotrón. El melotrón es otro instrumento que tiene mis propias voces grabadas. Es un primer sampler. Grabé todas mis voces en cintas analógicas, y ahora este instrumento toca mis voces. Y lo ponemos también en un lugar muy down, muy deep de bajos. Y después también arriba, tanto la parte más aguda del baschet va a buscar sonidos más agudos, pero principalmente el ondas martenot, que va con sonidos muy agudos y muy vibrantes, que conjugan mucho con los trinados de la guitarra portuguesa, pero aumentando los espectros del sonido del fado.
Siempre fado y siempre cantando las composiciones tradicionales. Eso es muy bonito para mí. Sigue siendo lo que quiero trabajar, no sé si va a ser en el futuro, pero quiero trabajarlo así ahora.
- ¿En qué te inspiraste para crear tu nuevo disco?
-Me inspiré mucho en las voces femeninas, tradicionales del fado, pero también muchas otras mujeres. Las voces me atraviesan. Atraviesan mi garganta, y hay un testimonio de todas las voces que me inspiraron, como personas que yo todavía no sé quiénes son, pero ya vienen conmigo y se van a través de mi voz. También en la idea de las mujeres que transformarán la música y el papel de la mujer. Mujeres de todos los espectros, desde Laurie Anderson, que está presente en el disco, con mucha alegría, pero también mujeres que transformaron las fronteras de la música y del mundo de la mujer, permitiéndome estar aquí ahora produciendo mis canciones, escribiendo y teniendo un papel de liderazgo de mi propia vida, de mi propio objeto artístico.
Lo que más me choca es cómo podemos tener algunos testimonios de mujeres que no tenían control de su propia vida artística, que siempre tenía haber un hombre para producir, o un hombre para tocar, o un hombre para decir cómo las cosas tenían que ser. Y no tiene que ser necesariamente así. Claro que hay hombres muy buenos para colaborar, pero tiene que ser con otro punto de partida.
- Entonces, el álbum también es un homenaje a todas ellas
- Sí, sin duda.
- Y participaste tanto de la escritura, como de la producción y de la ejecución del disco.
- Sí, de principio a fin.
- ¿Cuál creés que es tu público actual y a cuál proyectás llegar? ¿Qué desafío representan las nuevas generaciones en ese sentido?
- Yo me quedo muy feliz de que los jóvenes, las personas de mi generación y de la próxima, se enteren del fado, de mi música y del género en general, del género del fado. Pero, para ser sincera, no trabajo pensando a quién voy a tocar porque no tengo cómo hacerlo. Así, entras en una corrida presionada, una corrida que nunca llega… nunca llega la meta porque las personas siempre están cambiando. Por eso, yo trabajo para mí misma y para lo que estoy haciendo en este tiempo y en este lugar.
Agrandándome a mí estoy ya estoy feliz y tranquila, y si alguien lo escucha y le gusta, me quedo encantada. Y es normal que cuanto más personas lo escuchen, mejor puedo mostrar mi fado, así tengo más oportunidades de explorar mis canciones, y por eso es un privilegio poder hacerlas.
Las colaboraciones con Pablo Alborán y Rosalía- Hiciste un tiny desk y colaboraciones con artistas internacionales de diferentes géneros musicales, como Pablo Alborán y ahora Rosalía. ¿Cómo nacieron esos proyectos y colaboraciones? ¿Qué repercusiones tuvieron?
- Todas las colaboraciones llegan de maneras distintas. La de Pablo fue muy bonita, sí, sin duda. La de Pablo me ha llegado como una invitación de él. Él estaba empezando hace poquísimos meses, su primer disco tenía cuatro meses, y fue un suceso tan grande que quería hacer otro disco, unplugged, acústico, de esos primeros temas y de otros. Por eso, cuando me llegó esta invitación, yo me quedé muy feliz y también muy encantada con la forma como él profundamente estaba conectado con su raíz andaluz, y con la música tradicional, pero con una abordaje en pop, que no es la mía, pero que tenía muchos puntos en común.
Pronto hicimos este dueto, a la gente le gustó, y fue tan orgánico que Pablo vino a Portugal e hicimos un video por las calles de Lisboa. Fue muy bonito, un momento increíble, de compartimiento.
Fue realmente un tiempo de gran alegría, que no esperaba en ese momento de mi vida.
- ¿Y con Rosalía?
-Lo que pasa es que ella aquí canta en portugués, y esa es otra dimensión también para la cultura portuguesa, la lengua portuguesa, el fado y mi trabajo también, porque yo escribí la letra. En este dueto las cosas fueron al revés. Yo hice este tema para mi disco. Puse una letra que yo escribí en un fado tradicional, de una composición que se llama María Rita, y que tiene unos 50 años. Lo hice y la invité para cantar en mi disco, y ella también me pidió un tema para su propio disco.
View this post on InstagramY así, de alguna manera, me devolvió el tema también, porque cantarlo con ella para mí es una gran ilusión. Ella es una persona muy especial, muy talentosa, muy segura, muy valiente, que lleva siempre adelante sus ideas. Es inspiradora porque es importante que las mujeres como nosotras consigan tener esta fuerza de acreditar lo que hacemos sin tener presiones. Y ella lo hace, lo hace con mucha tranquilidad, naturalidad. Es un disco bonito, importante para este tema también.
Para mí es un gran orgullo escucharla cantar en portugués, es un gran orgullo cantar con ella porque a mí lo que más me inspira son los otros artistas y el arte que hacen. Ella es una artista que admiro mucho y compartir con ella es una bendición.
- ¿Cómo es que hablás tan buen español?
-Lo practico hace muchos años, yo vivía en Algarve, cerca de Badajoz , y también los portugueses tienen esa facilidad porque hay muchos más sonidos en el portugués que en otras lenguas. Es una de las lenguas que tiene más sonidos y por eso para nosotros es muy fácil aprender otras lenguas y hablar otros idiomas y también cantar. Yo siempre que voy a un país distinto, intento cantar una música local de su lengua. Lo más difícil para mí hasta hoy fue el griego, pero lo hice. Y el japonés.
Pero sí, el castellano es bastante natural para mí, tiene muchas palabras similares, hago muchas traducciones literales de mi cabeza que no tienen sentido, pero siempre sigo intentando un portuñol.
- Y cuando tenés que cantar en otro idiomas, ¿lo hacés de oído?
- Sí, de oído. Busco saber lo que estoy cantando, lo traduzco, pero es fonético, sí.
Expectativas para el show en la Argentina- A pocos días de llegar a la Argentina, ¿qué es lo que ves en común entre el fado y este país que te convoca?
- Uy, mucho, muchas cosas, la energía, la nostalgia de sus canciones, sobre todo de la música. Tenemos muchas cosas que nos detienen, pero que también nos aproximan… los temas que hablamos en las canciones, la dolencia, la emoción que se pone en cada presentación. Por eso, me conecto mucho con el tango, con las milongas, con las canciones argentinas y los cantantes, que tienen mucho de fado, esa fuerza. Del acústico también, de los instrumentos acústicos, de la comunidad que se junta y canta en una ronda. Comparten la energía de la performance, es muy similar, es también pertenecer a un lugar. Hay códigos que se pueden decir similares.
- ¿Tenés algún artista argentino favorito?
- ¡Oh! Muchísimos, claro. Me encanta Carlos Gardel, Astor Piazzolla y Adriana Varela. De repente, todo tiene que ver con el fado. Por ejemplo, yo canto Garganta con arena de Cacho Castaña, y me encanta ver cómo las letras coinciden con otras letras antiguas o nuevas de fado. Tener tiempo para escuchar música siempre me inspiró en los viajes, en los lugares que voy. Además, me encanta Buenos Aires, es un lugar al que he ido muchas veces, que he hecho todos los recorridos típicos: el cementerio , Plaza de Mayo y el café Tortoni.
View this post on InstagramTambién me gusta hacer cosas sencillas, caminar por las calles, entrar en lugares con música en vivo y escuchar tangos. Me encanta poder disfrutar de este lugar tan importante y tan moderno como es Buenos Aires.
En el viaje que hice por el mundo, en 2007, estuve una semana en la Argentina y canté, fue muy bueno. Estuve en Buenos Aires, pero después bajé para la parte de la montaña con nieve, en la Patagonia… Bariloche, Tierra del Fuego. También fui para arriba, a las Cataratas del Iguazú, en la parte de Argentina. Fue un viaje encantador, recorrí la Argentina de una manera muy intensa.
- ¿Qué expectativas tenés con esta visita? ¿Cuál es el mensaje que te gustaría dejar con tu nueva presentación?
- No tengo expectativas, yo sé que el público argentino es el mejor, no lo puedo esconder. Ya es la tercera vez que vengo y es siempre una emoción, porque las personas le dan interés al artista. Los conciertos que hice fueron muy emocionantes, muy generosos, por eso lo que espero es que sigan acompañando mis cambios y mis discos y los nuevos pasos que doy, con las mismas ganas.
Quiero que vengan al concierto y se encuentren con vosotros, o sea, lo que espero es que el público se encuentre consigo mismo. Porque el fado lo que hace es entrar, pero la historia está contigo, es tuya, y por eso lo que pasará es tú reviviéndote a ti mismo. Si el dolor se comparte, quiere decir que está menor, porque está partido. Y si se comparte mucho, varias veces, puede diluirse. Así, podemos empatizar unos con otros, y crear un mundo un poco menos doloroso. Yo creo que la música puede hacer magia.
- En el futuro, ¿te ves siempre cantando fado?
- Sí, siempre. Así sea con matices distintos, pero siempre fado.
Cuándo y dónde es el Festival de FadoCuándo: sábado 15 y domingo 16 de noviembre.Dónde: Palacio Libertad, Sarmiento 151, Ciudad Autónoma de Buenos Aires.Entrada libre y gratuita.Programa del sábado 15 de noviembre
20 horas: concierto de Carminho en el auditorio.Programa del domingo 16 de noviembre
16 horas: conferencia – piso 4 sala 411André Diás “Carlos Paredes y la Guitarra de Coimbra”
17 horas – sala Cine“ Movimentos Perpétuos” de Edgar Pêra
19 horas: concierto - sala ArgentinaAndré Dias & Hugo Gamboias - Tributo a Paredes