Generales Escuchar artículo

Carlos Tevez y Román Riquelme, una historia de amor-odio que tendrá otro capítulo en la Bombonera

La historia de amores y desencuentros entre Carlos Tevez y Juan Román Riquelme escribirá este sábado otro capítulo, marcado por las tensiones que desde hace años separan a dos símbolos del cl...

Carlos Tevez y Román Riquelme, una historia de amor-odio que tendrá otro capítulo en la Bombonera

La historia de amores y desencuentros entre Carlos Tevez y Juan Román Riquelme escribirá este sábado otro capítulo, marcado por las tensiones que desde hace años separan a dos símbolos del cl...

La historia de amores y desencuentros entre Carlos Tevez y Juan Román Riquelme escribirá este sábado otro capítulo, marcado por las tensiones que desde hace años separan a dos símbolos del club. Un conflicto que nació en la selección argentina y se extendió hasta los días finales del Apache en el club, incluida aquella noche en que dejó la Bombonera abrazado al hoy presidente, a pesar de que las diferencias entre ellos eran evidentes para todos. Aunque Tevez ya dirigió en la cancha de Boca –a Rosario Central, en un 0 a 0 de 2022–, el partido con Talleres tendrá un sabor especial: solo uno superará los octavos de final del torneo Clausura, por lo que el contexto carga de aun más morbo a este duelo.

Batallas de egos, envidias, disputas de poder e intereses políticos cruzados terminaron por erosionar una relación que empezó muy bien y terminó mal. Tevez y Riquelme compartieron apenas ocho partidos en Boca: uno, en 2001, el día del debut de Carlitos, contra el propio Talleres y con Carlos Bianchi como director técnico, y siete en 2002, bajo la conducción de Oscar Tabárez. Se trataba del ídolo que dejaba el club después de brillar en las copas Libertadores e Intercontinental y del joven que asomaba claramente como su sucesor, no por características futbolísticas –Tevez era más delantero–, sino por identidad y conexión inmediata con la gente. En ese breve período, la diferencia generacional evitó que fueran amigos, pero ellos se cruzaban elogios y se los notaba compinches en las prácticas de Casa Amarilla. En la cancha y fuera de ella hablaban el mismo idioma.

Riquelme, incluso, fue clave para Tevez en su adaptación al plantel profesional, al que Carlos subió directamente desde la séptima división. El delantero aún recuerda las horas previas a su estreno, cuando llegó al comedor de la concentración y encontró dividido en tres mesas al grupo: los amigos de Riquelme, los de Martín Palermo y los colombianos. Entró con cara de miedo y fue Román quien lo invitó a sentarse con él. El tiempo que compartieron fue breve, pero suficiente para que Tevez lo tomara como una figura importante en esos primeros días, antes de que el vínculo cambiara por completo.

Sus caminos volvieron a cruzarse en la selección, cuando Tevez ocupaba el segundo lugar entre los argentinos más cotizados, apenas un escalón por debajo de Hernán Crespo, y Riquelme recuperaba continuidad con la camiseta celeste y blanca de la mano de José Pekerman. Juntos disputaron la Copa Confederaciones 2005, las eliminatorias y el Mundial 2006, la Copa América 2007 y la clasificación para Sudáfrica 2010. No eran amigos íntimos, pero compartían viajes, concentraciones y charlas que reforzaron el lazo que habían construido en Boca.

Sin embargo, todo empezó a resquebrajarse en 2007, durante el segundo ciclo de Alfio Basile al frente de la selección. Ambos habían estado en la primera convocatoria de Coco el año anterior, en la derrota por 3 a 0 ante Brasil en Londres, y tras ese partido Riquelme renunció al equipo nacional por motivos personales –según explicó, porque su mamá, María, sufría mucho las críticas a Román–. El equipo jugó varios encuentros sin él, pero Basile decidió volver a citarlo para la Copa América de Venezuela, poco después de que fuera figura excluyente al disputar la Libertadores en Boca.

Ese regreso no cayó bien en parte del plantel: algunos compañeros sintieron que el 10 tenía la libertad de ausentarse y volver cuando quisiera, aun cuando no era tenido en cuenta en Villarreal y se sabía que hasta diciembre estaría sin club, por lo que jugaría en la selección sin ritmo de competencia. De algún modo, esa vuelta fracturó el grupo, y Tevez fue uno de los más disconformes. Además, Riquelme fue titular en la Copa América y quien salió del equipo fue el propio Apache, aunque éste volvió a aparecer entre los once en la semifinal frente a México y empezó la final contra Brasil.

Tras la Copa América, Argentina comenzó las eliminatorias rumbo a Sudáfrica con andar irregular: tres triunfos iniciales y apenas una victoria en los siguientes siete partidos, con cuatro empates y dos derrotas. Aunque el equipo marchaba cuarto, Basile decidió dar un paso al costado: sospechaba que parte del plantel intentaba allanar su salida para propiciar la llegada de Diego Maradona, versión que, según él mismo contó, había recibido por boca de Riquelme. “Nos hicieron la cama los bajitos”, deslizó más tarde Coco. Su último partido fue una derrota en Chile, donde ni Román ni Carlitos pudieron estar, por acumulación de tarjetas amarillas.

En 2015, un año después del adiós de Riquelme a Boca, Tevez regresó al club de la mano de Daniel Angelici, dirigente cercano a Mauricio Macri, con quien Carlitos había construido una relación de amistad y que mantenía un enfrentamiento político y personal con Riquelme. En 2017, luego de varias críticas públicas del 10 al equipo, y tras la salida de Tevez al fútbol chino, éste apuntó directamente contra Román: “Cuando él tuvo que irse de Boca, se fue primero a Barcelona y después a Villarreal. A mí me tocó vivir un año y medio en el que, cuando nosotros perdíamos, él salía a hablar y a matar a los jugadores de Boca; cuando River ganaba, decía ‘qué bien juega el equipo de Gallardo’, y cuando ganamos el torneo, dijo que una Libertadores valía 10 campeonatos”. Y siguió disparando: “Riquelme es un ídolo del club y siempre va a serlo por lo que hizo en la cancha, pero afuera deja mucho que desear”.

A fines de 2019, la fórmula Jorge Ameal-Mario Pergolini-Román Riquelme ganó las elecciones en Boca, cuando Tevez ya había regresado de China. Aunque no era titular indiscutido en el ciclo de Gustavo Alfaro, el atacante seguía siendo un referente del plantel, por lo que ambos ídolos acordaron, sin decirlo, mantener la paz. Tevez tuvo un brillante inicio de año y lideró al equipo hacia la conquista de la Superliga 2019/2020, con aquel golazo ante el Gimnasia de Diego Maradona que le arrebató el trofeo al River de Marcelo Gallardo.

Pero el vínculo entre Tevez y Riquelme jamás volvió a encarrilarse. En medio de la pandemia, a cuatro meses de la finalización del contrato del capitán, estalló otro conflicto. Desde el Consejo de Fútbol, brazo ejecutor de Riquelme, salieron los ataques más duros: Raúl Cascini afirmó que Tevez era “un exjugador” cuando sus integrantes habían asumido, y Jorge Bermúdez publicó en redes sociales una nota que exponía los vínculos de Tevez con el macrismo y mencionaba una supuesta ambición política de Carlitos de lanzarse a la presidencia del club. Riquelme se mantuvo públicamente al margen, pero tampoco intervino para aplacar la interna, y apareció cuando la situación ya estaba caliente, para cerrar los números del contrato y garantizar la continuidad de Tevez, aun viéndolo como a un adversario político. Unos meses más tarde, una foto de Apache junto a Angelici en Pinamar, tras la obtención de la Copa Maradona, dejó marcado el futuro del delantero.

Tevez permaneció en Boca otro semestre y se retiró en junio de 2021, afectado por la muerte de su padre, Segundo, y agotado por un día a día lleno de roces con la dirigencia. De su conferencia de despedida se fue abrazado a Riquelme, un gesto pensado más para las cámaras que para ponerle fin a la grieta.

Carlitos volvió a la Bombonera en 2022 como entrenador de Rosario Central: fue ovacionado por todo el estadio y recibió un reconocimiento de Mauricio Serna, mientras Riquelme observaba desde el palco. Este domingo volverá a dirigir contra su club, ahora al frente de Talleres, después de una campaña irregular que dejó al equipo cordobés al borde del descenso pero que también lo puso, de manera inesperada, ante la posibilidad de pelear por un título de campeón. Esta vez, según se cree, no habrá reconocimiento especial. Solo el cariño del público, que disfrutará de tener en casa a dos de sus máximos ídolos, por más que hoy estén, más que nunca, en veredas separadas.

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/deportes/futbol/boca-juniors/carlos-tevez-y-roman-riquelme-una-historia-de-amor-odio-que-tendra-otro-capitulo-en-la-bombonera-nid20112025/

Volver arriba