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Atado en un patio y consumido por gusanos, luchó por su vida hasta que llegó un final inesperado: “Lo vamos a acompañar hasta el último día”

Aseguran que es el caso más difícil con el que se enfrentaron desde que comenzaron con los rescates. Atado a una soga en el patio de una casa y sobreviviendo en la intemperie, lo encontraron al b...

Atado en un patio y consumido por gusanos, luchó por su vida hasta que llegó un final inesperado: “Lo vamos a acompañar hasta el último día”

Aseguran que es el caso más difícil con el que se enfrentaron desde que comenzaron con los rescates. Atado a una soga en el patio de una casa y sobreviviendo en la intemperie, lo encontraron al b...

Aseguran que es el caso más difícil con el que se enfrentaron desde que comenzaron con los rescates. Atado a una soga en el patio de una casa y sobreviviendo en la intemperie, lo encontraron al borde de la muerte con una miasis -o bichera- extremadamente severa. La herida, que abarcaba todo su rostro, estaba llena de larvas, con los huesos expuestos y lo había dejado ciego.

Así, con su vida pendiendo de un hilo, llegó a la Clínica Veterinaria Burgess, luego de ser rescatado por las voluntarias de la Asociación Civil Patitas al Rescate. Aunque era un perro joven, su delgado y deteriorado cuerpo reflejaba años de maltrato y abandono: una vida entera atado, sin cuidados, ni amor.

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Vicente se sometió a una cirugía complicada

“En primera instancia su diagnóstico fue una miasis severa en su rostro, sobre la que se desconocía el origen. El cuadro se complicó con infecciones urinarias, dificultad para orinar por sus propios medios, alteraciones en sangre de valores hepáticos, glóbulos blancos y una anemia que requirió de más de una transfusión de sangre”, detalla Macarena Díaz Bailey, una de las veterinarias que atendió al perro de 6 años que luchaba por su vida.

Vicente, como lo bautizaron, quedó internado con pronóstico reservado. La prioridad fue estabilizar todos sus parámetros, mientras se instauraba a diario un esquema de curaciones en su rostro. El perro no veía y, además, tenía mucho dolor en sus ojos.

Conmovidos por la complejidad del caso y la valentía del animal, un equipo entero de profesionales y voluntarios se puso a disposición. Cada día era una pequeña victoria que sumaba una luz de esperanza a la recuperación. Con el paso de las horas, Vicente se convirtió en un miembro más de ese equipo solidario: ya no dormía en un canil, sino en una camita especialmente preparada para él; aunque no podía ver, recorría la sala de internación como si conociera cada rincón: sus otros sentidos, estaban intactos.

El paso siguiente consistió en realizar una tomografía computarizada de cráneo, tórax y abdomen. Esos exámenes confirmaron que, lamentablemente, ya no existían posibilidades de que recuperara su visión. Como además Vicente estaba cursando una inflamación en la próstata, se realizó su castración, clave para que pudiera recuperar la capacidad de orinal de forma normal. ¿El último tramo de su recorrido? El ingreso a quirófano para una cirugía reconstructiva que incluía una cirugía de labios para mejorar su funcionalidad; enucleación de ambos ojos y un colgajo axial para cubrir la gran herida de su rostro.

“El día de su intervención me di cuenta de lo mucho que me importaba y no toleraba pensar en la posibilidad de que le pasara algo malo. Vicen se recuperó increíblemente bien. Fue un desafío médico pero, sobre todo, un desafío humano que requirió trabajar en equipo e involucrarse con cuerpo y alma para devolverle la dignidad a un perro que había sido ignorado”, dice emocionada Macarena.

Luego de esos meses críticos, Vicente comenzó a disfrutar de paseos al aire libre y visitas temporales al hogar de los médicos Macarena y Nicolás, que se habían enamorado de su fuerza inquebrantable y su carácter dulce. “Vicen se mostró desde el primer día como un perro dócil y muy amoroso. Siempre aceptó todos los tratamientos e intervenciones, nunca manifestó enojo ni agresión. Estaba feliz con sus paseos, de comer y, por supuesto, de recibir mimos por parte de todo el equipo”, dice con una sonrisa Nicholas Ron, que es veterinario clínico en la Clínica Burgess.

“El destino, la posibilidad de conocerlo y de compartir momentos con Vicen forjaron un vínculo muy hermoso. A medida que pasaba más tiempo en casa, vimos cómo se relacionaba y adaptaba a nuestra familia multiespecie de cuatro perros y una gata. Lo vimos crecer en este nuevo mundo, aferrado a las ganas de vivir y de disfrutar la vida. Nos llenó de orgullo poder acompañarlo. Sabemos que nos quiere mucho y logró confiar en nosotros. Por eso decidimos hacerlo parte de nuestra familia”.

Atrás quedaron los días de indiferencia y dolor. Hoy Vicente duerme calentito junto a sus hermanos en un sillón o fresquito debajo del aire acondicionado cuando hace calor. Tiene un bello patio para llenarse de tierra y disfrutar del sol cuando lo desea. Come cuatro veces al día con muchas ganas y sale a pasear a diario por el barrio.

“Vicen nos enseña todos los días sobre superación, voluntad y disfrute. Nos muestra la importancia de estar agradecidos, de no aferrarnos o sentirnos mal por cosas de poca importancia. Su paso por la veterinaria dio un revuelo al significado de muchas cosas en la vida de todos y en casa lo hace a diario: es un ejemplo de cómo se puede volver a amar, confiar y ser feliz. Es un perrito muy cariñoso, le gusta pasar sus ratos en el sillón, pero muere de felicidad y no para de tirar la correa en cada paseo. Nos mostró una fuerza y energía que no esperábamos encontrar en un perrito que tuvo que atravesar tanto dolor y maltrato”.

De hecho, este mes participó en la 13ª edición de DogRun 2025, el evento auspiciado por Eukanuba, que reunió a más de 1.400 personas y 650 perros en Vicente López para disfrutar de una jornada de movimiento, diversión y conexión, donde el deporte, el amor por los animales y la convivencia responsable fueron protagonistas. Estimulado por el amor de Macarena y Nicholas, el aire fresco y el sol que acompañaron la jornada, corrió en un circuito de 3k unido a su nueva vida por una correa y la sonrisa de quien se sabe cuidado y querido.

“Creo que no nos dimos cuenta pero compartir momentos con él desde que ingresó a la clínica nos llevó a quererlo cada día más. Hoy lo vemos tranquilo con la vida que lleva y nuestro mayor deseo es que se sienta pleno y acompañado hasta el último día de su vida. Ojalá falte muchísimo”.

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Fuente: https://www.lanacion.com.ar/lifestyle/atado-en-un-patio-y-consumido-por-gusanos-lucho-por-su-vida-hasta-que-llego-un-final-inesperado-lo-nid30102025/

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