Arquitecto, se busca: La Gioconda tendrá un cuarto propio en el Louvre, pero deberá tener paciencia
PARIS.– Habrá que tener paciencia porque recién a partir de 2031 La Gioconda, el célebre cuadro de Leonardo da Vinci, dispondrá de una sala exclusiva en el Museo del Louvre de París. ...
PARIS.– Habrá que tener paciencia porque recién a partir de 2031 La Gioconda, el célebre cuadro de Leonardo da Vinci, dispondrá de una sala exclusiva en el Museo del Louvre de París. Anunciado por el mismo presidente francés, Emmanuel Macron, el concurso internacional de arquitectura que decidirá quién se encargará del proyecto fue lanzado oficialmente el 27 de junio pasado.
La búsqueda incluye la creación de una nueva sala de 2.000 m² para la Mona Lisa, excavada bajo la Cour Carrée (Patio Cuadrado). Pero los trabajos también deberán responder al aumento de visitantes —cerca de nueve millones por año— y a las críticas sobre el estado del museo.
El jurado elegirá el 7 de octubre cinco finalistas antes de un ganador para principios de 2026. ¿El presupuesto para todo eso? Unos 270 millones de euros aportados por el Estado francés y patrocinadores privados. Esa cifra no incluye, sin embargo, el costo de las renovaciones más generales del museo.
De hecho, en enero pasado, Laurence des Cars, la presidenta-directora del museo del Louvre, expresaba su preocupación en una nota “confidencial” —pero publicada por la prensa— sobre la mala salud de la institución, con salas deterioradas y una organización general inadecuada. Pocos días después el presidente Macron presentó un plan denominado Renacimiento del Louvre, con un presupuesto faraónico de 900 millones en diez años.
Según el plan oficial, una sala de 2.000 m² estará completamente dedicada a La Gioconda. Los otros cuadros de Leonardo da Vinci —La Virgen de las Rocas, La Bella Ferronnière, San Juan Bautista y Santa Ana— permanecerán en la gran galería de pinturas italianas. Según el ministerio de Cultura, al final de las obras, que se realizarán mientras el Louvre permanezca abierto, habrá que pagar una entrada especial para acceder a esa sala.
La Sala de los Estados, domicilio actual de la célebre pintura, reorganizada en 2019 para permitir una mejor circulación de los visitantes, y no obstante escenario desde hace tiempo del embotellamiento permanente provocado por una multitud, será vaciada y reorganizada parcialmente. El Louvre planea aprovechar las obras allí expuestas para “revolucionar las colecciones del museo”.
Así, el Pabellón de las Sesiones debería cambiar para convertirse en la “galería de los Cinco Continentes”, donde dialogarán piezas occidentales con el fondo extraoccidental de la institución, que incluirá el asiático, hasta ahora ausente.
Situadas alrededor del Patio Cuadrado y entre las más visitadas, las salas de antigüedades egipcias también deberían ser remodeladas, al igual que las salas de pinturas francesas. “Después de 30 o 40 años, es necesario revisar los accrochages y revisitar la historia de la pintura", explica Laurence des Cars, quien insinúa que quiere poner fin a la presentación por grandes escuelas.
También se prevé un nuevo espacio subterráneo de 2.000 m2 para albergar las exposiciones del museo que, por ahora, se realizan en el vestíbulo Napoleón, entre la pirámide y el Patio Cuadrado, espacio que lógicamente también deberá ser reorganizado.
“El Gran Louvre (del arquitecto Pei) no fue diseñado para acoger una exposición muy grande”, subraya des Cars.
La necesidad de las colosales obras del Louvre que se avecinan fue desencadenada por la obsolescencia del palacio —filtraciones de agua, calor infernal en verano bajo la pirámide— y por la sobreafluencia del museo. Con 8,6 millones de visitantes en 2024, el Louvre ha vuelto a ser el museo más visitado del mundo, mientras que 75% de la gente quiere admirar a La Gioconda. En un primer momento, Des Cars redujo el aforo a 30.000 personas por día, aunque sin grandes resultados.
“El camino que conduce desde las taquillas a la sala a veces parece un hall de estación”, reconoce uno de los empleados del museo.
El gran proyecto, impulsado por el presidente Macron, debería marcar una nueva etapa en la larga historia del museo. Representa un costo de 900 millones de euros, de los cuales 150 serán aportados por el Estado, en 15 años. El resto se obtendrá gracias al dinero aportado por Abu Dhabi por el uso de la marca Louvre, al mecenazgo y a recursos propios. A partir de enero de 2026, una tarifa más alta para los visitantes extracomunitarios —30 euros en lugar de 22— debería aportar unos 20 millones de euros anuales. A largo plazo, el Louvre espera poder recibir 12 millones de visitantes por año, más que el récord de asistencia registrado en 2018 con 10,2 millones de entradas, y Laurence des Cars ya acaricia la esperanza de abrir más allá de las 18 horas.