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Alejandro Morduchowicz: “Ves gobernadores oponiéndose al ajuste en universidades, pero ellos están reduciendo recursos educativos o salario docente”

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Alejandro Morduchowicz: “Ves gobernadores oponiéndose al ajuste en universidades, pero ellos están reduciendo recursos educativos o salario docente”

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En 2024 y 2023, tuvo más prensa la caída de los fondos para las universidades, pero el mayor ajuste se dio en la educación obligatoria”, cuestiona. “La caída del gasto educativo se agudizó en 2024 y 2025 y en ambas partes, nación y provincias”, plantea. “Con la derogación de la meta del 6 por ciento del PBI para educación, el Presidente propone de derecho algo que estaba sucediendo de hecho: no se venía invirtiendo a ese nivel”, dice. “¿Por qué ningún gobernador dice nada al respecto de esta derogación? Porque las responsabilidades son concurrentes: ese objetivo lo incumplían tanto el Gobierno nacional como las provincias”, señala. “Desde 2006 hasta 2023, el Estado nacional y las provincias dejaron de invertir en educación el equivalente al 8 por ciento del PBI, comparable a más de un año de inversión educativa”, afirma. “Esto muestra que no es sólo responsabilidad de un solo partido político, ni de una provincia o sólo del Estado nacional”, desarrolla. “Se llegó al 6 por ciento sólo en un año, en 2015”, aclara.

“Con la derogación de la meta del 6 por ciento del PBI para educación, el Presidente propone de derecho algo que estaba sucediendo de hecho: no se venía invirtiendo a ese nivel”

“El gasto educativo creció, pero también creció el gasto público total de las provincias y del país. ¿Los recursos para educación crecieron porque hubo una Ley de Financiamiento Educativo o porque creció el sector público argentino?”, se pregunta. “Si se mira el presupuesto del Gobierno nacional del año 2016 y lo que efectivamente se gastó, fue muy similar”, compara y sigue: “El gran ajuste empieza en 2017, 2018”. “Los números también muestran que las provincias aprovechan la coyuntura para hacer ajustes”, advierte. “En los ‘90, el Gobierno nacional, con Cavallo a la cabeza, no pudo disminuir la coparticipación, entonces les aumentó el gasto a las provincias transfiriendo las escuelas”, explica. “En los 2000, hubo un gran crecimiento de la inversión educativa”, dice. “Desde 2015, se empieza a ver, tendencialmente, una caída en el financiamiento educativo provincial y nacional”, señala. “El salario tiene que ver con la posibilidad de atracción a la carrera docente”, sostiene. “El salario docente es un instrumento de la política educativa. Debería ser una preocupación también para un gobierno nacional”, cuestiona. “Hoy, diez años después, el salario docente en promedio cayó un 30 por ciento, aunque no en todas las provincias fue igual”, subraya. “En 2024, el salario docente individual cayó más que los recursos fiscales per cápita”, plantea. “Respecto de su PBI per cápita, la Ciudad de Buenos Aires compite con otros sectores del mercado laboral para atraer estudiantes a la docencia”, dice. “Así como hubo una menor inversión educativa comparada con la que debería haber habido, también es cierto que la tendencia de la inversión educativa muestra que, incluso ahora, con alrededor del 5 por ciento del PBI, se está invirtiendo más que lo que se invertía hace veinte años”, aclara. “En la medida en que no se revise qué se hizo cuando hubo recursos, vamos a repetir los mismos errores”, concluye.

El respetado experto en financiamiento educativo, Alejandro Morduchowicz, estuvo en La RePregunta. Morduchowicz fue especialista líder en educación del Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Es economista por la Universidad de Buenos Aires. Su último libro es Discusiones de la economía de la educación.

¿Cuál es el presente del gasto educativo en la Argentina de Milei? Presupuesto 2026, ¿ajuste o no? Meta del 6 por ciento, ¿todos la incumplen? ¿Las provincias también ajustan, incluido las opositoras? Aumento histórico del presupuesto educativo: ¿por que no mejoran los aprendizajes? Salario docente, ¿un incentivo clave para tener docentes de mayor capital cultural? Morduchowicz hizo su análisis.

Aquí, la entrevista completa.

Milei y el ajuste educativo. ¿Se corta solo o cómo juegan las provincias?

-Hay debate en torno al presupuesto educativo y al recorte en universidades. En este contexto, vuelve el tema educativo de la mano de la discusión en torno al presupuesto y el peso del gasto educativo. ¿Cómo se está comportando el gasto de educación en la Argentina, la curva larga que desemboca en 2024 y 2025? ¿Nos puede dar un panorama?

-El financiamiento de la educación en la Argentina tuvo varios ciclos. Desde la vuelta de la democracia, ha tenido momentos de crisis y momentos de holgura. No es que en algún momento hubo una bonanza, pero sí momentos en que hubo más recursos. Ahora pareciera volver a una etapa de crisis. Desde la democracia, se dieron distintas instancias. Buena parte de las escuelas secundarias todavía estaban bajo la órbita del Estado nacional. Ya hace tiempo que no es así. Se suponía que en los ‘90 se había ordenado cierto panorama. En los 2000, hubo un gran crecimiento de la inversión educativa, de los recursos que se asignan para educación. Desde 2015 en adelante, se empieza a ver un deterioro o una caída, con sus más y sus menos, porque todo varía un poquito. Pero tendencialmente vemos una caída en el financiamiento provincial y nacional. Recordemos que hay una diferencia entre las universidades, de competencia de nación, respecto de todo lo que es no universitario: la educación obligatoria es una responsabilidad concurrente entre el Estado nacional y las provincias. Esta caída se agudizó en 2024 y 2025 y en ambas partes, nación y provincias.

-Se generó un debate en torno al proyecto de presupuesto 2026 enviado por el presidente Javier Milei al Congreso. Incluye la eliminación de la obligación del Estado, en ese esfuerzo conjunto del Estado Nacional y las provincias, de llegar al 6 por ciento del PBI de inversión educativa cada año. Es una discusión muy atravesada también por lo políticamente correcto y no necesariamente por la honestidad intelectual. ¿Cómo ve esa decisión?

-Voy a decir algo incómodo que me va a generar algún que otro reproche de algunos amigos. Lo que viene a hacer el Presidente o la política fiscal respecto de la educación es proponer de derecho algo que estaba sucediendo de hecho. No es que se venía invirtiendo a ese nivel. Yo propongo una contrapregunta por el lado del absurdo o un contrafáctico: ¿por qué ningún gobernador dice nada al respecto de esta derogación? Por esta historia de que las responsabilidades son concurrentes: incumplían tanto el Gobierno nacional como las provincias. La pregunta que me hago, y no tengo grandes respuestas o respuestas satisfactorias, es por qué el proyecto de presupuesto incluye esa derogación. ¿Es una provocación? ¿Es para resguardarse respecto de futuros incumplimientos, aunque hasta ahora nadie se había preocupado por eso? En el presupuesto, hay tres decisiones. Una es respecto de la Ley de Educación Nacional; otra es la Ley de Financiamiento y la Ley de Educación Técnica. La Ley de Educación Técnica era la única que era responsabilidad de Nación, pero desde hace lustros que la obligación de invertir en un fondo de educación técnica no se está cumpliendo. Era un compromiso del Gobierno nacional. Al principio, cuando empezó a regir, se cumplía. Hablo del año 2005, 2006, mucho tiempo atrás. En ese momento, se cumplía porque el incumplimiento de la Ley de Educación Técnica implicaba el incumplimiento de los deberes de funcionario público. Hay un mandato que establece que tanto por ciento de los ingresos corrientes debe invertirse en ese ítem: si no se incluye en el presupuesto, se está incumpliendo. Pero como todas las leyes educativas o como buena parte de los mandatos de las leyes educativas se incumplen y no pasa nada, nadie dijo nada.

Presupuesto educativo. Del kirchnerismo a Milei, ¿más continuidades que rupturas… o no?

-Desde la sanción de la Ley de Educación Nacional, o de la Ley de Financiamiento Educativo, o de estas leyes que ponen un marco de obligaciones y techos y pisos de inversión para los gobiernos nacionales y provinciales, el incumplimiento ha sido más la norma que la excepción y no ha habido consecuencias.

-No, porque no había nada que dijera que podía suceder si se incumplía. Años atrás, Argentinos por la Educación, una ONG que se dedica a cuestiones educativas, hizo un cálculo de cuánto se dejó de invertir en educación. Yo lo actualicé a raíz de este nuevo panorama. Si uno considera que el mandato primero de la Ley de Financiamiento y después de la Ley de Educación Nacional era invertir el 6 por ciento del PBI, si uno considera la inversión año a año, ¿a cuánto llega la deuda educativa? Es decir, ¿cuánto menos se invirtió? Hasta 2023, hasta los últimos datos disponibles, se había dejado de invertir en educación el 8 por ciento del PBI por parte del Estado nacional y por parte de las provincias. Es una deuda equivalente a más de un año de inversión educativa. Los no tan jóvenes pueden recordar la década del ‘80 y el ahorro forzoso: esto es como si hubiera existido un ahorro forzoso y la sociedad y los gobiernos les deberían a los docentes más de un año de sus salarios. Entre un 80 y un 90 por ciento del presupuesto educativo es salario docente. Buena parte del ajuste recayó en educación. Lo que muestra esto es que no es sólo responsabilidad de un solo partido político, ni de una jurisdicción, ni de una provincia o del Estado nacional. Todo el mundo mira para otro costado. Por eso también señalo esto: es interesante ver que ningún gobernador, tampoco los opositores, diga nada respecto de estos tres puntos. Sí hubo alguna declaración de alguna provincia respecto de la Ley de Educación Técnica porque en ese caso, claramente, es responsabilidad del Estado Nacional. Pero en relación a las obligaciones concurrentes, todos miran para otro costado.

-¿El Estado Nacional en gestiones anteriores, tanto kirchneristas como la única gestión de Cambiemos del expresidente Macri, respetó el artículo de la Ley de Educación Técnica?

-No, hace años que se dejó de cumplir. Habría que hacer todo el seguimiento. Porque también sucedía algo: no eran pocos los recursos previstos. Hubo un cálculo muy generoso. En los primeros años, se enviaron más recursos de los que las escuelas técnicas de las provincias tenían capacidad de gastar. Se suponía que era para inversión en tecnología. ¿Pero cuánto es la reinversión que se puede hacer una vez alcanzado el objetivo de modernizar? Después, la inversión es para ir renovando. No había capacidad para reasignar esos recursos: la Ley tenía un mandato que destinaba esos fondos a la educación técnica. En algún momento, propuse ampliarlo para la educación en general. Estaba clarísimo que era para educación técnica. Ahí habría algún motivo para plantear la derogación, porque no es que no haya fondos para educación técnica: hay poquitito porque disminuyó todo el gobierno nacional. Pero con la derogación, el Gobierno está diciendo: no lo cumplo y ahora no tengo una obligación de cumplirlo.

-En relación a por qué el Gobierno explicita que no va a tener en cuenta el objetivo del 6 por ciento del PBI en educación en general, que en definitiva nunca se cumplió, pero ahora queda explicitado: el hecho de incluir un objetivo como ése en una ley, aunque nunca se cumple, ¿es interesante como incentivo para los gobiernos tanto provinciales como el nacional para aumentar la inversión educativa, y no considerarla solamente gasto, y concebirla como variable clave de la mejora educativa? Aunque no se cumpla, eliminando esa obligación escrita a través de la Ley de Presupuestos, ¿se vuelve cada vez más laxa y preocupante esa concepción?

-Vuelvo un poco atrás: participé y defendí mucho la mayor inversión en educación. En buena parte del sector educativo nos jactamos de contar con la Ley de Financiamiento Educativo. Una mirada alternativa diría que, en realidad, tener una Ley de Financiamiento Educativo muestra el poco autocompromiso de los gobiernos en relación a la educación. Fijan por una norma legal algo que de suyo deberían estar haciendo. Se tienen que autoimponer entre las provincias ese objetivo.

“En 2024, el salario docente individual cayó más que los recursos fiscales per cápita”

-Se lo autoimponen casi artificialmente. La visión de país está tan fuera de plano en términos educativos que artificialmente se fijan objetivos de financiamiento.

-Hoy, si los gobernadores y las provincias quisieran ser contrahegemónicos, bien podrían colegiarse en el Consejo Federal de Inversiones y acordar seguir invirtiendo en educación, o aumentar el gasto educativo. Nada se los impediría. No necesitan de una ley para hacer algo que es su propio mandato. No quiero pecar de ingenuo: los números también muestran que las provincias aprovechan la coyuntura para hacer ajustes. Cuando caen los ingresos, los salarios docentes caen más que los ingresos en las provincias.

-¿Cómo es eso? Me interesa. ¿Podría profundizar?

-No todas las provincias tienen las mismas posibilidades de financiar su educación, pero una mirada de largo plazo y en conjunto muestra que la Ley de Financiamiento marcaba que progresivamente se tenían que ir aumentando los recursos para educación. Se llegó sólo en un año, en 2015, que fue un muy buen año para la educación; hubo holgura. Ahora, cuando uno mira el gasto educativo, los recursos que se asignan a educación, y no me peguen porque digo gasto, comparado con el gasto público total, se ve algo inquietante: que el gasto educativo creció, los recursos para educación crecieron, pero también creció el gasto público total de las provincias y del país. La pregunta es: ¿los recursos para educación crecieron porque hubo una Ley de Financiamiento Educativo o porque creció el sector público argentino? Es decir, ¿Educación se benefició de ese crecimiento general o fue efecto de la Ley? Es un contrafáctico porque no sabemos qué habría pasado, qué hubiera sucedido si no hubiera existido la ley. Ahora, desde 2015, es decir, desde ese pico de gasto educativo, se ve que los ingresos fiscales en algunos momentos, por ejemplo, en 2024, un año crítico, con los ingresos fiscales en caída, la coparticipación en caída, el salario docente individual cayó más que los recursos fiscales per cápita. Es decir, si yo fuera de un sindicato, le diría al gobernador de la provincia: entiendo que cayeron los recursos, pero el sector educación está contribuyendo más al ajuste. Si los recursos fiscales cayeron de 100 a 90, los salarios cayeron de 100 a 80.

-Cuando crecieron los recursos aplicados a educación junto con el crecimiento del gasto público total, ¿educación creció más que otros ítems?

-Lo que se ve tendencialmente es que fue muy en paralelo. En realidad, no se benefició más que el sector público total, pero no se perjudicó. Para alguien que trabaja en educación no es poca cosa. Habría que ver al interior de cada provincia cuáles son los sectores que fueron favorecidos o más favorecidos. Pero esto que planteo sirve para entender por qué nadie protestó, nadie dijo nada. Explica por qué la gente de seguridad, de justicia, de salud de las provincias no dijo nada respecto del incremento en educación: porque hubo una bonanza o hubo una holgura para todos los sectores o para algunos sectores.

Calidad educativa y salario docente. ¿Mejores ingresos para los docentes, mejores aprendizajes?

-Sigue vigente la gran pregunta argentina sobre cómo mejorar la calidad de los aprendizajes. El tema económico claramente es una variable, sobre todo cuando impacta en el salario docente. ¿Cómo es esa curva del salario docente? ¿Y qué consecuencias está teniendo no sólo en la vida cotidiana de los docentes, que es obvio, sino en la calidad presente y futura de los aprendizajes?

-Una reflexión que hay que hacer es en qué medida el salario docente es un instrumento de la política educativa. El salario docente debería ser una preocupación también para un gobierno nacional en un país federal como el nuestro, con la dinámica de la Argentina. Si ese salario permite atraer y retener a los mejores docentes, es un instrumento de la política educativa. Si solo tiene que ver con mantener el salario real, estamos hablando de la política salarial. Es muy sutil y son las dos caras de la misma moneda.

-¿Se puede poner en estos términos? Los salarios pueden estar actualizándose en relación a la inflación; sin embargo, no alcanzan para ser lo suficientemente tentadores para atraer a personas que tienen vocación docente pero que pueden trabajar en otros sectores más redituables.

-Y eso se ve sobre todo en jurisdicciones más ricas o más holgadas como la Ciudad de Buenos Aires. Respecto de su PBI per cápita o su valor agregado bruto per cápita, la Ciudad de Buenos Aires o determinadas jurisdicciones en la Argentina compiten mucho con otros sectores. No es lo mismo el mercado laboral del NEA que el mercado laboral de la Ciudad de Buenos Aires en términos de atracción de esos recursos. Ahora, si ese salario sirve para atraer y retener a los docentes, es parte de una política educativa. Tampoco tenemos todas las estadísticas… Las estadísticas educativas siempre son un tema en la Argentina, aunque mejoraron muchísimo. Pero si es como dicen los docentes en redes sociales, que denuncian que faltan docentes, que hay idóneos, que se contrata muchachos que recién están en segundo o tercer año de su carrera profesional, eso es un indicio de que ese salario, más allá de la desmotivación y otras cosas que están sucediendo en términos de política educativa, tiene que ver con la posibilidad de atracción. Desde 2015 a esta parte, hubo una caída de más del 30 por ciento del salario real docente. Miro las estadísticas y pienso en un joven, una muchacha que haya visto las estadísticas del salario docente en 2014, 2015, cuando ingresó a la docencia. Hoy, diez años después, el salario docente en promedio cayó un 30 por ciento, aunque no en todas las provincias fue igual la caída. Ese docente tiene derecho a sentirse engañado. No sabemos cuánto incide esa caída en la calidad educativa, pero claramente no es la misma situación que diez años atrás. No sabemos si incide porque no hay suficiente investigación ni evidencia. Pero si incide, estamos teniendo un serio problema en la atracción. Un 30 por ciento de caída del salario real es casi un tercio de tus ingresos. No es poca cosa.

2015. ¿Por qué es un año clave en la historia del financiamiento educativo? De la holgura la escasez

-Usted pone el foco en 2014 o 2015 como un año de quiebre de la curva de financiamiento educativo. ¿Con qué tiene que ver? El kirchnerismo podría plantear que el ingreso de otro signo político, como el gobierno de Cambiemos, empieza a cambiar la mirada sobre educación. Y la centroderecha podría plantear que por la decantación de los efectos colaterales del kirchnerismo, la Argentina tiene menos margen de maniobra para invertir en educación. ¿Cuál es su análisis?

-Cada número tiene su historia y todos pueden decir algo: la educación es responsabilidad de veinticinco jurisdicciones, el Estado Nacional y 24 provincias. Éste es un país federal y las provincias tienen autonomía. Podrán decir a favor y en contra que existen las paritarias, no existen las paritarias y esto incide, pero eso forma parte de la discusión de la red social. Es un disparador para investigar que, en lo personal, uso muchísimo. Pero hay un dato muy llamativo, que en su momento discutimos con varios colegas: si se mira el presupuesto del Gobierno nacional del año 2016 y lo que efectivamente se gastó, fue muy similar. Hubo una reorientación del gasto, es decir, inicialmente no hubo una caída similar.

-¿Similar a 2015, al último año de gestión kirchnerista?

-Sí, se mantuvo muy similar, nada más que se orientó más al FONID. Hay algunas cosas que son un punto de inflexión. El gran ajuste empieza en 2017, 2018. Fui muy crítico con ese ajuste en ese momento. El argumento implícito y a veces explícito del Gobierno nacional era que la coparticipación en 2015, antes de irse Cristina Kirchner del Gobierno, convalida la acordada de la Corte que libera los recursos de la coparticipación. El argumento del Gobierno nacional era: pude financiar todo este gran incremento del gasto en educación porque me estaba quedando con parte de los recursos de las provincias; ahora que se los devolví, les toca a las provincias poner ese dinero porque ahora tienen la coparticipación.

-Pero las provincias no tomaron esa posta.

-No la tomaron. Mi crítica al Gobierno nacional es que éste es un país fuertemente presidencialista, con una historia educativa en financiamiento determinada: en otros países, no encontrás un especialista en financiamiento porque tienen otro tipo de problemas. Cada vez que hubo un momento de holgura en los recursos, y 15 por ciento de los recursos de coparticipación, lo que ordenó reponer la Corte, es una buena coyuntura, el Gobierno Nacional tomó nota de ese aumento de las provincias e intervino. Para no remontarme a 150 años de historia, miremos la historia reciente: en los ‘90, cuando empiezan a aumentar los recursos fiscales por la convertibilidad, el Gobierno nacional, con Cavallo a la cabeza, como no puede disminuir la coparticipación, les aumenta el gasto a las provincias transfiriendo las escuelas y los hospitales. Es decir, nota esa coyuntura y le dice: ahora te doy a vos las escuelas, te las arreglás y a largo plazo, crecieron. En 2004, nuevamente el Gobierno nacional toma nota de la recuperación post crisis 2001-2002 y dice: aprovechemos esta coyuntura, apoderémonos de parte de los recursos para educación e invirtamos más. Es decir, comprometamos que parte de ese crecimiento vaya a la educación. En 2016, se repone el 15 por ciento de coparticipación, pero el Gobierno nacional no hace nada. No sólo eso; también hay una suerte de preludio respecto de lo que va a suceder después: el Gobierno nacional empieza a decir que es un problema de las provincias porque las provincias tienen dinero. El exministro de Educación lo decía. Fue cuando se suspendieron las paritarias. Mi planteo es que si el salario es un instrumento de política educativa, no es un tema de las provincias. No le puede ser indiferente al Gobierno nacional lo que esté sucediendo en las provincias.

-Se conjuga esa decisión del Gobierno nacional de 2016, 2017 con provincias que tampoco toman la posta de esa inversión educativa.

-Y no lo hacen ni siquiera existiendo una Ley de Financiamiento. Hacen caso omiso y la soslayan; no les importa. El Estado nacional puede jugar un rol. Lo mismo sucede ahora, pero desde 2014, claramente y con el FONID a la cabeza, hay un punto de inflexión en las relaciones nación-provincias en educación.

Gasto educativo a la baja. ¿Qué hizo el kirchnerismo? ¿Qué hizo Macri? ¿Qué hace Milei?

-Estamos en esta Argentina, con un Gobierno nacional que tiene un discurso muy claro de achicamiento de funciones del Estado, que no considera naturales para el Estado. Está el mayor juego de las provincias y del sector privado contribuyendo a la lógica social. ¿Cuál es su análisis de la visión educativa del Gobierno? Ya van casi dos años de recorrido de la gestión educativa dentro del Ministerio de Capital Humano.

-Hay varias cosas muy interesantes ya desde el año pasado. Podemos separar las dos áreas del ex Ministerio de Educación Nacional, universidades y educación básica, o educación obligatoria. Hay distintos condimentos, unos más teñidos de lo político, de discusiones ideológicas en relación con las universidades. En lo ideológico, la relación con las provincias es más una postura personal que se deriva de la disciplina económica del Presidente y su mirada. La primera de las medidas es respecto de la suspensión del FONID. También hay mucho para decir al respecto.

-Se refiere al fondo complementario que Nación les enviaba a las provincias para suplementar los salarios docentes y mantener así una cierta equidad de los salarios a lo largo del país.

-Era un adicional que representaba ya en el último año, según la provincia, entre un 5 y un 8 por ciento del salario. Fue la forma de resolver la Carpa Blanca de los ‘90. Hubo también momentos de mayor bonanza. Es curioso que en 2015, ese año de mayor inversión, fue el año más bajo del FONID, lo que uno jamás pensaría. Es contraintuitivo que el Gobierno nacional de ese entonces estuviera aportando para este fondo adicional del Estado nacional. Mi lectura es que era tanta la holgura que las provincias habían aumentado tanto los recursos para educación y para el salario que nadie estaba mirando lo que sucedía a nivel nacional. Era un buen momento para discutir el destino del FONID. En 2016, era muy bajo el FONID y el Gobierno nacional decidió reorientar los recursos que tenía para política educativa hacia ese fondo. Cuando viene el gobierno de Milei, en 2024 desaparece el FONID. Legalmente podía hacerlo porque ya no existía. Había una prórroga. Empiezan a caer todos los programas. En 2024 y en 2023, lo que tuvo más prensa y difusión fue la caída de las universidades, pero donde más ajuste hubo en el presupuesto educativo nacional fue en los recursos para educación básica. Pero la educación básica es como el coronel no tiene quien escriba: espera los recursos y no viene nadie.

-No tiene poder de lobby sobre la agenda de la sociedad, sobre la agenda política. La Universidad moviliza marchas multitudinarias y la escuela básica no tiene un vocero efectivo.

-No sólo eso. Ves gobernadores en las provincias criticando y oponiéndose al ajuste de las universidades, pero no miran la viga en el ojo propio: ellos están reduciendo sus recursos o el salario de los docentes. Tiene que ver con los efectos de la descentralización. La mirada política de la descentralización de los 90 fue dispersar el poder de protesta de los sindicatos docentes: tuvo efecto porque no es lo mismo tener un reclamo unificado que tener situaciones diferentes en veinticuatro provincias.

-Quiero pasar a una cuestión central. La gran discusión es cuánto de esa inversión o gasto educativo, como se quiera ver, termina mejorando o no los aprendizajes. Sabemos que pruebas de aprendizaje de todo tipo y color no muestran una curva positiva en la mejora de los aprendizajes de los alumnos argentinos. ¿Qué es lo que falta para efectivamente producir un cambio? Si llegara un gobierno nuevo en dos años o si este gobierno renovara, pero asumiera una mirada distinta sobre la educación, ¿por dónde pasaría ese cambio?

-Así como hubo una menor inversión educativa de la que debería haber habido, también es cierto que la tendencia de la inversión educativa del 4 por ciento del PBI muestra un aumento respecto de lo que había. Incluso ahora, con alrededor del 5 por ciento del PBI, se está invirtiendo más que lo que se invertía hace veinte años.

-Ese dato agrava el tema de por qué ese aumento no conecta con la calidad educativa, y qué habría que hacer para que conecte.

-Porque en ese financiamiento, no hay nada que indique que tenga que mejorar esa calidad. Esta es la imagen: si me das 10 mil dólares para arreglar mi casa, el resultado puede distar mucho del ideal o del que les gustaría a muchos, incluso a mí. Es decir, lo que importa no son solo los 10 mil dólares para arreglar o decorar mi casa sino lo que yo haga con esos 10 mil dólares. Trasladado a educación, es lo que pasa en educación un poquito más grave, o más macro. No hubo cambios sustanciales.

La Argentina y la deuda pendiente de mejores aprendizajes. ¿Cómo torcer ese destino?

-Usted tiene una mirada panorámica sobre la educación en América Latina y otras regiones del mundo. ¿Por qué en países de la región con historias muy parecidas a la de la Argentina hay una relación entre el gasto educativo y la calidad y mejoran sus indicadores y sus curvas mucho más que en la Argentina? De hecho, la Argentina está estancada o retrocede y esos países, Chile, Uruguay, Perú y otros, están mejorando.

-En la Argentina, nadie le pone el cascabel al gato para decir qué es lo que habría que cambiar. La mirada tradicional argentina, tanto para educación básica como para universidades, es: vos dame los recursos que los manejo yo y voy a mejorar. Ese sería todo el planteo, no pasa. En los otros países, cada país toma sus propias medidas, pero tiene que ver con cuestiones como la carrera docente, el presentismo, el salario docente. También está qué se hace, antes o después: ¿aumentamos el salario y después introducimos los cambios o hacemos los cambios y después vemos los salarios? Como siempre en la Argentina, desaprovechamos la oportunidad de la holgura de recursos para discutir determinadas cosas y seguimos de largo. Y discutir en un contexto de ajuste es muy difícil. Me llama la atención que haya provincias que hoy están proponiendo reformas bastante impopulares y en paralelo están haciendo ajustes en sus salarios. Puedo hacer un listado y voy a hacer algo que siempre critico, un listado que queda como un listado de lugares comunes educativos. Primero, la formación docente, pero no me meto con la formación misma sino con quiénes están ingresando. En los profesorados, las condiciones son cada vez más laxas respecto de la trayectoria de los alumnos. Eso muestra que está pasando algo: quiénes son los que ingresan, quiénes son los que egresan, en qué condiciones. ¿Son los mismos los jóvenes que ingresan hoy a la docencia que los que ingresaban hace veinte o treinta años? No estoy hablando de la formación sino de qué está pasando en la propia etapa de reclutamiento.

-El nivel socio económico, el capital cultural con que ingresan.

-Son todas hipótesis y presunciones. También está la cuestión de la carrera. Puede ser una mala palabra en educación, pero soy economista y el tema de los incentivos no es menor. En mi mirada sobre las políticas o las acciones de política educativa de los últimos 30 años, veo que hubo una serie de acciones muy dispersas, no encaminadas a un objetivo. No hablo de la inclusión. La inclusión es un metaobjetivo. Es como hablar de la igualdad, la libertad, la fraternidad. Fuimos más inclusivos es como decir estamos trabajando en pos de la igualdad. Es un discurso casi vacío de contenido. Pero en términos de medidas concretas, se debería ver qué es lo que estuvo pasando con todos esos recursos, cuánto se logró aprovechar, cuánto se desaprovechó. Hubo un excedente de la inversión: cuánto es lo que quedó de todo, un excedente respecto de lo que podría haberse invertido si no hubiera existido la Ley de Financiamiento, la holgura de recursos, etcétera. Y no es mucho lo que ha quedado. Sí, hubo aumento de salarios y eso es importante; ahora estamos en la otra oleada. Pero en la medida en que no se revise qué sucedió cuando hubo recursos, qué se hizo con esos recursos, vamos a repetir los mismos errores.

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/conversaciones-de-domingo/alejandro-morduchowicz-ves-gobernadores-oponiendose-al-ajuste-en-universidades-pero-ellos-estan-nid28092025/

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